miércoles, 30 de noviembre de 2011

LAS CUARENTA AVEMARIAS DE SAN ALFONSO DE LIGORIO

 EJERCICIO DE LAS CUARENTA AVEMARÍA DE SAN ALFONSO DE LIGORIO
 
(Adviento)
 
 
 

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Por la señal…

Ofrecimiento

Yo os ofrezco Virgen purísima, estas cuarenta Ave María y otras tantas bendiciones con que voy a saludaros con intención de ganar las muchas indulgencias que en ellas hay concedidas. Haced, Señora que salga de un corazón contrito y fervoroso, para que mi oración suba con olor de suavidad hasta el trono de gloria que estás exaltada.

 Acéptalas en memoria de la dicha que os cupo, cuando fuisteis elegida en Madre del Verbo eterno, de la alegría con que le visteis nacido, del gozo con que le estrechasteis  en vuestros soberanos brazos,  y de la ternura con que lo alimentasteis con vuestra leche sagrada. Hacedme participante, oh Reina Soberana, de aquellos vivos deseos con que esperabais Vos su nacimiento, y alcanzadme que preparando mi alma para recibirle con pureza, merezca celebrar tu venida, y alabarle con los ángeles en el pesebre. Amén.

En la primera decena, al final de cada Ave María, se dice la siguiente bendición: “Bendita sea, oh María, la hora en la cual fuisteis consagrada Madre de Dios.

Al final de cada Ave María de la segunda decena se dirá: “Bendita sea, oh María, la hora en la cual paristeis al Hijo de Dios.

Al final de cada Ave María de la tercera decena se dirá: Bendita sea, oh María, aquel primer abrazo que distéis al niño Jesús, Hijo de Dios.

Al final de cada Ave María de la cuarta decena se dirá: Bendita sea, oh María, el primer alimento que disteis al niño Jesús, hijo de Dios.

Se concluye diciendo al final de las 40 Ave María de cada día la siguiente oración:

Oración

Misericordiosísima Virgen María, piadosísima abogada de los pecadores, firmísima esperanza de nuestra eterna felicidad, ayúdanos Madre clementísima, al rogar al omnipotente Señor por la paz y la concordia en los países del mundo, extirpación de las herejías, conversión de todos los pecadores, y especialmente por las necesidades, exaltación y fines piadosos de nuestra Santa Madre la Iglesia Católica. Oid Padre amorosísimo nuestras súplicas, y concédenos estas gracias, particularmente la de adoraros  eternamente en la gloria, por los ruegos de María y por los méritos de vuestro unigénito Hijo y Señor Nuestro Jesucristo, que con Vos vive y reina en unidad del Espíritu Santo, Dios, por todos los siglos de los siglos. Amén.

Llegada la vigilia del Santo Nacimiento (24 de Diciembre en la noche o bien el día 25), y ya comienza la Misa, se debe rezar el rosario con los misterios gozosos, inmediatamente se le deben ofrecer a la Virgen las 1.000 Ave María junto con las 1.000 bendiciones, suplicándole , con su autoridad de Madre del Niño Dios, nos alcance en recompensa de las 1.000, dos solas bendiciones, una en vida y otra en muerte, la primera para que se nos de la gracia del verdadero arrepentimiento de nuestros pecados; la segunda de salvarnos, diciendo con este propósito la oración que viene a continuación:

Poderosísima Reina de los Angeles,  dignísima Madre de Dios, y mi dulcísima y benignísima Señora; yo indigna criatura humildemente postrada a vuestros santísimos pies os ruego, que os dignéis recibir de mi, pobre pecador, la memoria de estos cinco misterios gozosos de Vuestro santísimo Rosario que os ofrezco, y juntamente las mil Avemarías rezadas por mí, junto a las mil bendiciones, rogándoos, clementísima Señora mía, por aquella autoridad de Madre del nacido Niño, me alcancéis de recompensa de las mil, dos bendiciones únicamente: la primera en vida, consiguiéndome gracia de un verdadero arrepentimiento, y la segunda en la muerte, intercediendo por mi eterna salvación. Amén.

Indulgencias:

-      El Papa Pío VII, el 27 de noviembre de 1804, se dignó conceder indulgencia plenaria, la que puede ganarse por una sola vez, confesando y comulgando, en uno de los 25 días de esta espiritual preparación. Además Su Santidad, ofreció 200 días de indulgencias por cada día que se rece (es decir en los 25 días son 5.000 días)

-      El Arzobispo de Santiago, don Sebastián Malvar y el Arzobispo de Zaragoza, concedieron 80 días por cada Avemaría y 80 días por cada bendición.

-      El Arzobispo Isiddro de Carvajal, de Cuenca: 40 días por cada Avemaría y 40 días por cada bendición.

-      El Obispo de Jaen, Agustín Rubin de Ceballos, 40 días por cada Avemaría rezando delante de la imagen que se encuentra arriba.  

-      Don Antonio de Setmanat, patriarca de las Indias, don Felipe Beltrán, Obispo de Salamanca, don Tomás del Valle, Obispo de Cádiz, don Antonio López, Obispo de Astorga, don Ascensio Sales, Obispo de Barcelona, don Bernardo Velarde, Obispo de Tortosa, don Francisco José Rodríguez, Obispo de Teruel, don Andrés Mayoral, Obispo de Valencia, don Francisco Blas Arganda, Obispo de Segorbe, don José Tormo, Obispo de Orihuela y don Francisco Anguriano, Obispo de Tagaste, auxiliar de Toledo, han concedido 60 días por cada Avemaría y otros 60 días por cada bendición y así pueden ganarse en el ejercicio de cada día 52.800 días y que suman al cabo de los 25 días: 1.320.000 días. Como consta por los decretos que dichos excelentísimos señores han firmado al pie de cada memorial.
 
Indulgencias totales:

1.- Del 1 al 25 de Diciembre sin estar frente a la imagen de arriba: 1.485.000 días de indulgencia.

2.- Del 1 al 25 de Diciembre frente a la imagen de arriba: 1.605.000 días

3.- Año completo frente a la imagen de arriba: 2.149.000 días.
      
 
 Agradecimientos a M. C. Bustamante
 

LAUDES, VISPERAS Y COMPLETAS, PARA HOY JUEVES 1 DE DICIEMBRE DE 2011...


TIEMPO DE ADVIENTO
JUEVES DE LA SEMANA I
Propio del Tiempo. Salterio I
1 de diciembre

LAUDES
(Oración de la mañana)


INVOCACIÓN INICIAL

V. Señor, abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.

INVITATORIO

Ant. Al Rey que viene, al Señor que se acerca, venid, adorémosle.

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Himno: VEN, SEÑOR, NO TARDES

Ven, Señor, no tardes,
Ven, que te esperamos;
Ven, Señor, no tardes,
ven pronto, Señor.

El mundo muere de frío,
el alma perdió el calor,
los hombres no son hermanos
porque han matado al Amor.

Envuelto en noche sombría,
gime el mundo de pavor;
va en busca de una esperanza,
buscando tu fe, Señor.

Al mundo le falta vida
y le falta corazón;
le falta cielo en la tierra,
si no lo riega tu amor.

Rompa el cielo su silencio,
baje el rocío a la flor,
ven, Señor, no tardes tanto,
ven, Señor. Amén.

SALMODIA

Ant. 1. Despertad, cítara y arpa; despertaré a la aurora.

Salmo 56 - ORACIÓN MATUTINA DE UN AFLIGIDO.

Misericordia, Dios mío, misericordia,
que mi alma se refugia en ti;
me refugio a la sombra de tus alas
mientras pasa la calamidad.

Invoco al Dios Altísimo,
al Dios que hace tanto por mí:
desde el cielo me enviará la salvación,
confundirá a los que ansían matarme,
enviará su gracia y su lealtad.

Estoy echado entre leones
devoradores de hombres;
sus dientes son lanzas y flechas,
su lengua es una espada afilada.

Elévate sobre el cielo, Dios mío,
y llene la tierra tu gloria.

Han tendido una red a mis pasos
para que sucumbiera;
me han cavado delante una fosa,
pero han caído en ella.

Mi corazón está firme, Dios mío,
mi corazón está firme.
Voy a cantar y a tocar:
despierta, gloria mía;
despertad, cítara y arpa;
despertaré a la aurora.

Te daré gracias ante los pueblos, Señor;
tocaré para ti ante las naciones:
por tu bondad, que es más grande que los cielos;
por tu fidelidad, que alcanza a las nubes.

Elévate sobre el cielo, Dios mío,
y llene la tierra tu gloria.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Despertad, cítara y arpa; despertaré a la aurora.

Ant. 2. «Mi pueblo se saciará de mis bienes», dice el Señor.

Cántico: FELICIDAD DEL PUEBLO REDIMIDO Jr 31, 10-14

Escuchad, pueblos, la palabra del Señor,
anunciadla en las islas remotas:
«El que dispersó a Israel lo reunirá,
lo guardará como un pastor a su rebaño;
porque el Señor redimió a Jacob,
lo rescató de una mano más fuerte.»

Vendrán con aclamaciones a la altura de Sión,
afluirán hacia los bienes del Señor:
hacia el trigo y el vino y el aceite,
y los rebaños de ovejas y de vacas;
su alma será como un huerto regado,
y no volverán a desfallecer.

Entonces se alegrará la doncella en la danza,
gozarán los jóvenes y los viejos;
convertiré su tristeza en gozo,
los alegraré y aliviaré sus penas;
alimentaré a los sacerdotes con manjares sustanciosos,
y mi pueblo se saciará de mis bienes.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. «Mi pueblo se saciará de mis bienes», dice el Señor.

Ant. 3. Grande es el Señor y muy digno de alabanza en la ciudad de nuestro Dios.

Salmo 47 - HIMNO A LA GLORIA DE JERUSALÉN.

Grande es el Señor y muy digno de alabanza
en la ciudad de nuestro Dios,
su monte santo, altura hermosa,
alegría de toda la tierra:

el monte Sión, vértice del cielo,
ciudad del gran rey;
entre sus palacios,
Dios descuella como un alcázar.

Mirad: los reyes se aliaron
para atacarla juntos;
pero, al verla, quedaron aterrados
y huyeron despavoridos;

allí los agarró un temblor
y dolores como de parto;
como un viento del desierto,
que destroza las naves de Tarsis.

Lo que habíamos oído lo hemos visto
en la ciudad del Señor de los ejércitos,
en la ciudad de nuestro Dios:
que Dios la ha fundado para siempre.

¡Oh Dios!, meditamos tu misericordia
en medio de tu templo:
como tu renombre, ¡oh Dios!, tu alabanza
llega al confín de la tierra;

tu diestra está llena de justicia:
el monte Sión se alegra,
las ciudades de Judá se gozan
con tus sentencias.

Dad la vuelta en torno a Sión,
contando sus torreones;
fijaos en sus baluartes,
observad sus palacios,

para poder decirle a la próxima generación:
«Este es el Señor, nuestro Dios.»
Él nos guiará por siempre jamás.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Grande es el Señor y muy digno de alabanza en la ciudad de nuestro Dios.

LECTURA BREVE Is 45, 8

Cielos, destilad el rocío; nubes, derramad al Justo; ábrase la tierra y brote la salvación, y con ella germine la justicia.

RESPONSORIO BREVE

V. Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.
R. Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.

V. Su gloria aparecerá sobre ti.
R. Amanecerá el Señor.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Sobre ti, Jerusalén, amanecerá el Señor.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Aguardaré al Señor, mi salvador, y esperaré en él mientras se acerca. Aleluya.

Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Aguardaré al Señor, mi salvador, y esperaré en él mientras se acerca. Aleluya.

PRECES

Invoquemos confiados a Cristo, fuerza y sabiduría de Dios, cuyo gozo es estar con los hijos de los hombres, y digámosle:

Quédate junto a nosotros, Señor.

Señor Jesucristo, que nos has llamado al reino de tu luz,
haz que nuestra vida sea agradable a Dios Padre.

Tú que, desconocido por el mundo, has acampado entre nosotros,
manifiesta tu rostro a todos los hombres.

Tú que estás más cerca de nosotros que nosotros mismos,
fortalece nuestros corazones con la esperanza de la salvación.

Tú que eres la fuente de toda santidad,
consérvanos santos y sin mancha hasta el día de tu venida.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Digamos a nuestro Padre con toda confianza:

Padre nuestro...

ORACIÓN

Muestra, Señor, tu poder y ven a socorrernos, para que la abundancia de tu misericordia nos alcance los bienes que nuestros pecados han retardado. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

VÍSPERAS
Oración de la tarde

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno: ÉSTE ES EL TIEMPO EN QUE LLEGAS

Éste es el tiempo en que llegas,
Esposo, tan de repente,
que invitas a los que velan
y olvidas a los que duermen.

Salen cantando a tu encuentro
doncellas con ramos verdes
y lámparas que guardaron
copioso y claro el aceite.

¡Cómo golpean las necias
las puertas de tu banquete!
¡Y cómo lloran a oscuras
los ojos que no han de verte!

Mira que estamos alerta,
Esposo, por si vinieres,
y está el corazón velando
mientras los ojos se duermen.

Danos un puesto a tu mesa,
Amor que a la noche vienes,
antes que la noche acabe
y que la puerta se cierre. Amén.

SALMODIA

Ant. 1. Señor, Dios mío, a ti grité, y tú me sanaste; te daré gracias por siempre.

Salmo 29 - ACCIÓN DE GRACIAS POR LA CURACIÓN DE UN ENFERMO EN PELIGRO DE MUERTE.

Te ensalzaré, Señor, porque me has librado
y no has dejado que mis enemigos se rían de mí.

Señor, Dios mío, a ti grité,
y tú me sanaste.
Señor, sacaste mi vida del abismo,
me hiciste revivir cuándo bajaba a la fosa.

Tañed para el Señor, fieles suyos,
dad gracias a su nombre santo;
su cólera dura un instante;
su bondad, de por vida;
al atardecer nos visita el llanto,
por la mañana, el júbilo.

Yo pensaba muy seguro:
«No vacilaré jamás.»
Tu bondad, Señor, me aseguraba
el honor y la fuerza;
pero escondiste tu rostro,
y quedé desconcertado.

A ti, Señor, llamé,
supliqué a mi Dios:
«¿Qué ganas con mi muerte,
con que yo baje a la fosa?

¿Te va a dar gracias el polvo,
o va a proclamar tu lealtad?
Escucha, Señor, y ten piedad de mí;
Señor, socórreme.»

Cambiaste mi luto en danzas,
me desataste el sayal y me has vestido de fiesta;
te cantará mi alma sin callarse.
Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Señor, Dios mío, a ti grité, y tú me sanaste; te daré gracias por siempre.

Ant. 2. Dichoso el hombre a quien el Señor no le apunta el delito.

Salmo 31 - ACCIÓN DE GRACIAS DE UN PECADOR PERDONADO.

Dichoso el que está absuelto de su culpa,
a quien le han sepultado su pecado;
dichoso el hombre a quien el Señor
no le apunta el delito.

Mientras callé se consumían mis huesos,
rugiendo todo el día,
porque día y noche tu mano
pesaba sobre mí;
mi savia se me había vuelto
un fruto seco.

Había pecado, lo reconocí,
no te encubrí mi delito;
propuse: «Confesaré al Señor mi culpa»,
y tú perdonaste mi culpa y mi pecado.

Por eso, que todo fiel te suplique
en el momento de la desgracia:
la crecida de las aguas caudalosas
no lo alcanzará.

Tú eres mi refugio, me libras del peligro,
me rodeas de cantos de liberación.

Te instruiré y te enseñaré el camino que has de seguir,
fijaré en ti mis ojos.

No seáis irracionales como caballos y mulos,
cuyo brío hay que domar con freno y brida;
si no, no puedes acercarte.

Los malvados sufren muchas penas;
al que confía en el Señor,
la misericordia lo rodea.

Alegraos, justos, y gozad con el Señor,
aclamadlo, los de corazón sincero.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Dichoso el hombre a quien el Señor no le apunta el delito.

Ant. 3. El Señor le dio el poder, el honor y el reino, y todos los pueblos le servirán.

Cántico: EL JUICIO DE DIOS Ap. 11, 17-18; 12, 10b-12a

Gracias te damos, Señor Dios omnipotente,
el que eres y el que eras,
porque has asumido el gran poder
y comenzaste a reinar.

Se encolerizaron las naciones,
llegó tu cólera,
y el tiempo de que sean juzgados los muertos,
y de dar el galardón a tus siervos los profetas,
y a los santos y a los que temen tu nombre,
y a los pequeños y a los grandes,
y de arruinar a los que arruinaron la tierra.

Ahora se estableció la salud y el poderío,
y el reinado de nuestro Dios,
y la potestad de su Cristo;
porque fue precipitado
el acusador de nuestros hermanos,
el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.

Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero
y por la palabra del testimonio que dieron,
y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.
Por esto, estad alegres, cielos,
y los que moráis en sus tiendas.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. El Señor le dio el poder, el honor y el reino, y todos los pueblos le servirán.

LECTURA BREVE St 5, 7-8. 9b

Aguardad con paciencia, hermanos, hasta la manifestación del Señor. Ved cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra. Lo va aguardando pacientemente, hasta que la tierra reciba las lluvias tempranas y las tardías. Aguardad también vosotros con toda paciencia, fortaleced vuestros corazones, porque la manifestación del Señor está ya cerca. Mirad que el juez está a las puertas.

RESPONSORIO BREVE

V. Ven a salvarnos, Señor Dios de los ejércitos.
R. Ven a salvarnos, Señor Dios de los ejércitos.

V. Que brille tu rostro y nos salve.
R. Señor Dios de los ejércitos.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Ven a salvarnos, Señor Dios de los ejércitos.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre.

PRECES

Imploremos a Cristo, luz resplandeciente que brilla para los que habitan en tierras de sombra, como anunciaron los profetas, y digámosle:

Ven, Señor Jesús.

Cristo, Palabra de Dios, que en el principio creaste todas las cosas y en la etapa final del mundo tomaste nuestra naturaleza humana,
ven y arráncanos de la muerte.

Luz verdadera que alumbra a todo hombre,
ven y disipa las tinieblas de nuestra ignorancia.

Hijo único que estás en el seno del Padre,
ven y danos a conocer el amor de Dios.

Cristo Jesús, que viniste a nosotros como Hijo del hombre,
concede a cuantos te reciben el poder de ser hijos de Dios.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Tú que abres las puertas de todas las cárceles,
admite en el festín de tus bodas a cuantos aguardan a su entrada.

Siguiendo la enseñanza del Salvador, oremos a Dios, diciendo:

Padre nuestro...

ORACIÓN

Muestra, Señor, tu poder y ven a socorrernos, para que la abundancia de tu misericordia nos alcance los bienes que nuestros pecados han retardado. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)

INVOCACIÓN INICIAL

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

EXAMEN DE CONCIENCIA

Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.

Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.

V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

Himno: CUANDO LA LUZ DEL SOL ES YA PONIENTE

Cuando la luz del sol es ya poniente,
gracias, Señor, es nuestra melodía;
recibe, como ofrenda, amablemente,
nuestro dolor, trabajo y alegría.

Si poco fue el amor en nuestro empeño
de darle vida al día que fenece,
convierta en realidad lo que fue un sueño
tu gran amor que todo lo engrandece.

Tu cruz, Señor, redime nuestra suerte
de pecadora en justa, e ilumina
la senda de la vida y de la muerte
del hombre que en la fe lucha y camina.

Jesús, Hijo del Padre, cuando avanza
la noche oscura sobre nuestro día,
concédenos la paz y la esperanza
de esperar cada noche tu gran día. Amén.

SALMODIA

Ant. Mi carne descansa serena.

Salmo 15 - CRISTO Y SUS MIEMBROS ESPERAN LA RESURRECCIÓN.

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti;
yo digo al Señor: «Tú eres mi bien.»
Los dioses y señores de la tierra
no me satisfacen.

Multiplican las estatuas
de dioses extraños;
no derramaré sus libaciones con mis manos,
ni tomaré sus nombres en mis labios.

El Señor es mi heredad y mi copa;
mi suerte está en tu mano:
me ha tocado un lote hermoso,
me encanta mi heredad.

Bendeciré al Señor, que me aconseja,
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré.

Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa serena.
Porque no me entregarás a la muerte,
ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción.

Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Mi carne descansa serena.

LECTURA BREVE 1Ts 5, 23

Que el mismo Dios de la paz os consagre totalmente y que todo vuestro ser, alma y cuerpo, sea custodiado sin reproche hasta la Parusía de nuestro Señor Jesucristo.

RESPONSORIO BREVE

V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

V. Tú, el Dios leal, nos librarás.
R. Te encomiendo mi espíritu.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

CÁNTICO DE SIMEÓN Lc 2, 29-32

Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz,

porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos

luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

ORACIÓN

OREMOS,
Señor, Dios nuestro, concédenos un descanso tranquilo que restaure nuestras fuerzas, desgastadas ahora por el trabajo del día; así, fortalecidos con tu ayuda, te serviremos siempre con todo nuestro cuerpo y nuestro espíritu. Por Cristo nuestro Señor.
Amén

BENDICIÓN

V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. Amén.

ANTÍFONA FINAL DE LA SANTÍSIMA VIRGEN

Madre del Redentor, Virgen fecunda,
puerta del cielo siempre abierta,
estrella del mar,

ven a librar al pueblo que tropieza
y se quiere levantar.

Ante la admiración de cielo y tierra,
engendraste a tu santo Creador,
y permaneces siempre virgen.

Recibe el saludo del ángel Gabriel,
y ten piedad de nosotros, pecadores.


LA MUERTE DE JOSE Y LA FE DE MARIA

Autor: P. Enrique Cases



San José
Tras este episodio Jesús vuelve a Nazaret con María y José. "Y bajó con ellos, y vino a Nazaret, y les estaba sujeto. Y su madre guardaba todas estas cosas en su corazón. Y Jesús crecía en sabiduría, en edad y en gracia delante de Dios y de los hombres"(Lc).

La vida de Nazaret

En Nazaret la vida oculta sigue su curso, ocultando la realidad de aquel hogar lleno de oración, de santidad y de trabajo. La maduración humana de Jesús va unida a una plenitud interior que tendrá un desbordamiento en la vida pública.

No se sabe cuando murió José. Pero el hecho de no mencionarle para nada en el ministerio público de Jesús, indica que ya había pasado al seno de Abraham. Ha experimentado la santidad en la vida ordinaria. No vio la vida pública de Jesús, ni sus milagros, ni el aplauso de muchos; pero tampoco vio la malicia de los hombres que perseguirán al que todos en Nazaret creían su hijo. Su vida es una vida plena, no evidente a los ojos de los hombres, pero sí a los ojos de Dios.

La fe de María

María también ha crecido interiormente en estos treinta años. En su infancia vivió la unión con el Padre de la que es inmune al Pecado de origen como llena de gracia. Ella será la nueva Eva cuando el ángel le anuncie la voluntad de Dios y su aceptación libre –un acto de fe soberano- hace posible la Encarnación del Verbo en sus entrañas virginales. Es parte activa de la Redención que va a realizar su divino Hijo. En los años siguientes ama a su Jesús, el Hijo de Dios. Habla con Él, le enseña lo que sabe. Profundiza con luces del cielo en la misión de Jesús, entregándose libremente como colaboradora de ella. Y Jesús se hace hombre maduro, preparado para la misión que comenzará en el Jordán. María santísima también está preparada.


EL NIÑO PERDIDO Y HALLADO EN EL TEMPLO

Autor: P. Enrique Cases



Niño perdido y hallado en el templo

Durante la vida oculta "el niño iba creciendo y fortaleciéndose lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba en Él"(Lc).

Subida a Jerusalén

María y José subían todos los años por Pascua al Templo de Jerusalén. El Niño iba con ellos habitualmente. Lo sucedido cuando el Niño tenía doce años tiene gran importancia. Esta edad era aquella en la que se considera que los niños pasaban a ser adolescentes, o "hijos de la Ley", debiendo asumir las obligaciones de la misma. Jesús asume este paso con conciencia de su filiación divina. Y va a dar un paso discreto, pero importante.

El Niño se pierde

"Sus padres iban todos los años a Jerusalén para la fiesta de la Pascua. Y cuando tuvo doce años, subieron a la fiesta, como era costumbre. Pasados aquellos días, al regresar, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo advirtiesen sus padres. Suponiendo que iba en la caravana, hicieron un día de camino buscándolo entre los parientes y conocidos, y como no lo encontrasen, retornaron a Jerusalén en busca suya. Y ocurrió que, al cabo de tres días, lo encontraron en el Templo, sentado en medio de los doctores, escuchándoles y preguntándoles. Cuantos le oían quedaban admirados de su sabiduría y de sus respuestas. Al verlo se maravillaron, y le dijo su madre: Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira cómo tu padre y yo, angustiados, te buscábamos. Y él les dijo: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que es necesario que yo esté en las cosas de mi Padre? Pero ellos no comprendieron lo que les dijo"(Lc).

Ante los doctores dela Ley

No convenía que María y José estuviesen presentes en lo que iba a realizar el Niño, ya adulto ante la Ley. Eran cosas del Padre celestial. Se trata de algo ante los doctores de la Ley, y Jesús, con mayoría de edad religiosa, puede intervenir, y lo hace: habla, pregunta, escucha. Los doctores de la Ley se admiran de su sabiduría. Le preguntan y constatan que su saber va más allá de una lección aprendida de memoria. La admiración crece. Convenía que Jesús dejase claro en aquellos momentos algo de interés. Desconocemos el contenido de aquellas conversaciones. Pero un motivo podemos intuir: Dios quiere que el Unigénito hable en su Templo en un momento importante en la vida de un israelita.

La angustia y la alegría de María y José

María y José sufren. No saben nada del motivo de su ausencia. Lo buscan un día con su noche, otro día y otra noche, enteros. Están extenuados y angustiados, hasta que acuden al Templo sin saber qué hacer. Allí le encuentran y se admiran. La Madre manifiesta su angustia, José calla sin saber qué decir. Jesús les explica con seguridad manifiesta que debe ocuparse de las cosas de su Padre, y se sorprende de su búsqueda angustiada. María y José saben mucho, pero no lo saben todo; también ellos deben hacer su peregrinación en la fe que tiene mucho de luz y algo de oscuridad.


LA VIDA OCULTA EN NAZARET

Autor: P. Enrique Cases

La vida oculta en Nazaret
Ida a Nazaret


"Muerto Herodes, un ángel del Señor se apareció en sueños a José en Egipto, y le dijo: Levántate, toma al niño y a su madre y vete a la tierra de Israel; pues han muerto ya los que atentaban contra la vida del niño. Levantándose, tomó al niño y a su madre y vino a la tierra de Israel. Pero al oír que Arquelao había sucedido a su padre Herodes en el trono de Judea, temió ir allá; y avisado en sueños marchó a la región de Galilea. Y se fue a vivir a una ciudad llamada Nazaret, para que cumpliera lo dicho por medio de los Profetas: ´Será llamado nazareno´"(Mt).

De regreso en Nazaret

En Nazaret transcurrirá lo que llamamos la vida oculta del Señor. Nada saben sus habitantes de los sucesos ocurridos. Quizá los vecinos preguntaron con curiosidad que había pasado desde que fueron a Belén a empadronarse. De hecho, ellos regresan a su pueblo, a su casa de siempre. Se alegran al verlos de nuevo, y ven un matrimonio con un Niño precioso. Los admiten. José se establece como artesano. Y viven una vida familia y de trabajo como la de los demás del pueblo, como la mayoría de los hombres. Cristo santifica el trabajo humano herido por el pecado en el taller de José. Allí, convierte el trabajo y la vida ordinaria en camino de salvación y de colaboración con Dios. Allí santifica la vida de familia.


LA MUERTE DE LOS INOCENTES

P. Enrique Cases


La muerte de los inocentes
Herodes


La malicia de Herodes se desborda al saberse burlado por los Magos y ordena una masacre:


"Después que se marcharon, un ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: Levántate, toma al niño y a su madre, huye a Egipto y estate allí hasta que yo te diga, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo. El se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y huyó a Egipto. Allí permaneció hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo que dijo el Señor por medio del Profeta: ´De Egipto llamé a mi hijo´.


Entonces Herodes, al ver que los Magos le habían engañado, se irritó en extremo, y mandó matar a todos los niños que había en Belén y toda su comarca, de dos años para abajo, con arreglo al tiempo que cuidadosamente había averiguado de los Magos. Entonces se cumplió lo dicho por medio del profeta Jeremías:


Una voz se oyó en Ramá,llanto y lamento grande:Es Raquel que llora a sus hijos,y no admite consuelo, porque ya no existen"(Lc).



El olvido de sí


José ha puesto toda su vida al servicio de los planes de Dios. Pero ahora se le va a pedir que proteja con toda su hombría al Salvador indefenso y a su Madre. Y toma las decisiones con rapidez; obedece al ángel que le habla en sueños. No discute. No se queja de tener que abandonar Nazaret, ni de tener que vivir como un exiliado, ni de tener que aprender lenguas nuevas, ni se lamenta de las muchas incomodidades que lleva consigo la marcha apresurada. ya sabe moverse en sintonía con la Providencia divina. Se olvida de sí, se entrega, pone todo su ser en ayudar al Niño inerme. Habla con María, que secunda totalmente sus decisiones y, sin decir nada a nadie, huyen en la noche como unos perseguidos.


La muerte rondará a Belén. Los niños asesinados entran en el gozo de Dios sin conocer los sinsabores de la vida; pero sus madres lloran. El pecado de Herodes lleva a esas lágrimas inocentes.



LA PURIFICACION EN EL TEMPLO

Autor: P. Enrigue Cases

Presentación de Jesús en el Templo
José y María acuden al Templo para la purificación ritual de la Madre. Un anciano movido por el Espíritu Santo habla y da la clave para entender a Jesús cuando se manifieste en su vida pública

"Y cumplidos los días de su purificación según la Ley de Moisés, lo llevaron a Jerusalén para presentarlo al Señor, como está mandado en la Ley del Señor. Todo varón primogénito será consagrado al Señor; y para presentar como ofrenda un par de tórtolas o dos pichones, según lo mandado en la Ley del Señor.
  • Un hombre llamado Simeón y la profetisa Ana
 
Había por entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón. Este hombre, justo y temeroso de Dios, esperaba la consolación de Israel, y el Espíritu Santo estaba con él. Había recibido la revelación del Espíritu Santo de que no moriría antes de ver al Cristo del Señor. Así, vino al Templo movido por el Espíritu. Y al entrar con el niño Jesús sus padres, para cumplir lo que prescribía la Ley sobre él, lo tomó en sus brazos y bendijo a Dios diciendo:
Ahora Señor, puedes dejar a tu siervo irse en paz,
según tu palabra:
porque mis ojos han visto
a tu Salvador,
al que has preparado
ante la faz de todos los pueblos:
luz que ilumine a los gentiles
y gloria a tu pueblo Israel.

Su padre y su madre estaban admirados por las 
cosas que se decían acerca de él.

Simeón los bendijo, y dijo a María, su madre: Mira, éste ha sido puesto para ruina y resurrección de muchos en Israel, y para signo de contradicción -y a tu misma alma le traspasará una espada-, a fin de que se descubran los pensamientos de muchos corazones.

Vivía entonces una profetisa llamada Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era de edad muy avanzada, había vivido con su marido siete años casada, y había permanecido viuda hasta los ochenta y cuatro años, sin apartarse del Templo, sirviendo con ayunos y oraciones noche y día. Y llegando aquel momento alababa a Dios, y hablaba de él a todos los que esperaban la redención de Jerusalén"(Lc).
  • Signo de contradicción
 
Jesús será luz de las gentes, luz para los pueblos de toda la tierra. Será gloria de Israel. Pero también será signo de contradicción. Bandera discutida. Y María escucha que una espada le atravesará el corazón. Y los corazones de los hombres quedarán al descubierto hasta lo más íntimo.


NACIMIENTO EN BELEN


BELÉN: Donde nació Jesús
(Etim. Hebreo beth lechem, "casa de pan". Padre Jordi Rivero, XII, 2005

Belén ayer y hoy 

Pueblo en que nació Jesús

Belén es uno de los pueblos más antiguos de Palestina, situado 8km. al sur de Jerusalén. Belén fue asentamiento de beduinos hace más de cinco mil años. La llamaban Éfrata (Ephrathah, ¿fructífera?). Su nombre en hebreo (Bet leehem: casa del pan).  En Belén nació Nuestro Señor Jesucristo, descendiente del Rey David que también nació allí. 

En la Biblia, la ciudad se llama Belén de Judá, para distinguirla de otra localidad homónima de la tribu de Zabulón.  Raquel, esposa de Jacob, muere al dar a luz a Benjamín y es sepultada en el camino de Éfrata. Jacob erigió allí el sepulcro de Raquel (Cf. Gn 35, 19-20) que es muy venerado en la actualidad por los judíos por ser considerada como la madre de la nación. Ella es también venerada por cristianos y musulmanes por lo que el lugar de su tumba sigue siendo objeto de continuas fricciones. Los judíos la controlan en la actualidad. 

Al oriente de Belén está el pueblo de Beit Sahour donde se encuentran los Campos de Rut. Según la tradición aquí ocurrió el relato bíblico del libro de Rut, en el que un rico propietario local se enamora de una pobre viuda moabita, al llegar esta acompañando a su suegra Noemí. El hijo de Rut y Boaz es Obed, padre de Jesé, padre de David (cf Rut 4, 17-22).

El profeta Samuel unge a David como rey de Israel en Belén, remplazando a Saúl (cf 1Sam 16, 1-14). La cisterna dentro de la Basílica de la Natividad, en el sitio en el que los cristianos pusieron una fuente bautismal, es el tradicional lugar del "pozo de David" (2Sam 23, 13-17). 

Roboam, nieto de David gobierna entre el 928 y 911 a.C. y construye muros y torres de defensa en Belén pero dos siglos más tarde ya la ciudad ha quedado devastada. El profeta Miqueas anuncia la promesa de Dios para Belén en el contexto de la destrucción de Samaria, la deportación de sus habitantes y de la invasión de Judea por parte de Senaquerib:

Miq. 5, 1
Mas tú, Belén Efratá, aunque eres la menor entre las familias de Judá, de ti me ha de salir aquel que ha de dominar en Israel, y cuyos orígenes son de antigüedad, desde los días de antaño.

El Nuevo Testamento relata que Jesús nació en Belén porque José, siendo de la casa de David, debía ir a Belén desde Nazaret con su esposa embarazada a cumplir con el censo. (Cf. Lc 2, 1-5). Así se cumplió lo anunciado por los profetas.

Jesús nació hacia el año 6 o 7 a.C en una de las muchas cuevas donde se guardaban animales.

En el centro de Belén se encuentra la Iglesia de la Natividad, construida directamente sobre la cueva donde nació Jesucristo. La primera construcción se remonta al reinado de Constantino, 330 A.C. Es, por tanto, una de las estructuras Bizantinas más antiguas. Las grandes puertas de la catedral fueron clausuradas para evitar la fácil penetración y profanación del santuario por los no creyentes.

A la cueva del nacimiento se desciende desde el interior de la basílica por dos escaleras cortas. El piso de la cueva ha sido cubierto de mármol. El lugar del nacimiento está marcado por una estrella de plata que tiene un orificio para poder ver el piso de piedra original. En la estrella están inscritas las palabras: "Hic De Virgine Maria Iesus Christus Natus Est" (Aquí, de la Virgen María, nació Cristo Jesús). Cincuenta y tres lámparas se mantienen aquí encendidas día y noche. Aquí se celebra diariamente la Misa de Navidad, con los creyentes de rodillas sobre el piso.

Cuando los magos de oriente  llegaron a Jerusalén los pobladores supieron dar instrucciones: El Mesías debía nacer en Belén. Pero ellos mismos no fueron.  Los magos sí fueron y encontraron al Niño Dios. 

En la actualidad, la población de palestinos cristianos de Belén ha quedado muy reducida por los conflictos de la región. Jesús es el Príncipe de la Paz pero cuenta con nosotros para que su paz se establezca. Recemos por Belén, que pronto reine en ella la auténtica paz. 

El "Belen" o "Nacimiento". Representación del nacimiento de Jesús 

Como comenzó la tradición de hacer un Belén.

La Encarnación es central en la espiritualidad de
San Francisco de Asís. El quiso que la gente comprendiera el amor de Jesús y cómo vino al mundo. En la Navidad de 1223 el santo hizo una representación viviente del nacimiento de Jesús. Preparó un establo e invitó a personas del pueblo para hacer una representación con personas de verdad, con un verdadero pesebre y animales. Le llamo “crèche”, que es "cuna" en francés. La gente del pueblo, hombres, mujeres y niños vinieron con antorchas encendidas. Una vez más, pastores vinieron a adorar al niño. Esta devoción fue relatada por Tomás de Celano. 

Aquella idea gustó y empezaron a hacerse representaciones por toda Italia. En los siglos XIV y XV en la ciudad de Nápoles empezaron a hacer las primeras figuras que representaban el nacimiento de Jesús.

Hoy día el tradicional Belén se representa en todos los países donde hay cristianos. El nacimiento puede ser bendecido por un sacerdote. Hay una tradición en que los niños ponen una paja en el pesebre (o en el establo si el nacimiento es pequeño) cada día, representando así una buena obra que le ofrecen al Niño Dios.

San Francisco comprendió que la pobreza de la Sagrada Familia era una invitación a renunciar a los apegos materiales e imitarle en una auténtica sencillez evangélica. Sólo así podemos ser sinceros cristianos.  

Las familias, postradas ante el pesebre, adoran al Niño Dios como lo hicieron los pastores. Le piden su presencia continua para ser una familia como la Sagrada Familia.

Hoy tú puedes dar a conocer el amor de Dios haciendo un Belén cada Navidad. Que todos recuerden la humildad de Dios, su misericordia y perdón. 

El Papa bendice las figurillas del Niño Jesús traídas por miles de pequeños

Miles de niños y niñas de Roma acuden cada año durante el adviento al encuentro del domingo con el Papa llevando en sus manos imágenes del Niño Jesús. Es una antigua tradición romana, según la cual, en estos días las familias preparan en sus casas el Belén, que en muchas ocasiones es realmente artístico. Los papás entregan este día a los más pequeños la imagen del Niño para que sea bendecida en este domingo por el Santo Padre.

Se trata de un momento de alegría y convivencia familiar particularmente querido por el obispo de Roma.  Así lo reconoció cuando, dirigiéndose a los presentes en la plaza de San Pedro, explicó que «una de las expresiones populares de la espera gozosa de la Navidad es la preparación del portal de Belén en las familias. En las casas cristianas, en estos días, se escoge un rincón adaptado para poner las figuras, dejando un espacio, entre María y José, para el Niño. Al pensar en todas las familias cristianas que preparan sus belenes, os bendigo con gusto a vosotros chicos y chicas de Roma que, coordinados por el Centro de Parroquias de Roma habéis venido en gran número trayendo las imágenes del Niño Jesús».

Adaptado de Zenit

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