La meditación hace intervenir al pensamiento, la imaginación, la emoción
y el deseo. Esta movilización es necesaria para profundizar en las
convicciones de fe, suscitar la conversión del corazón y fortalecer la
voluntad de seguir a Cristo”. La meditación de estos misterios conduce a
la contemplación, pues, como dice el Catecismo de la Iglesia Católica:
“Esta forma de reflexión orante es de gran valor, pero la oración
cristiana debe ir más lejos: hacia el conocimiento del amor del Señor
Jesús, a la unión con Él”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
GRACIAS POR TU COMENTARIO, PRONTO ESTAREMOS COMUNICANDONOS CONTIGO...
CON AMOR, MARIAM...