martes, 25 de octubre de 2016

«AMAR SIN MEDIDA»

La historia comienza en 1956, cuando la pareja recién casada decidió trasladarse a ese hogar. Tuvieron dos hijos y vivieron felices durante varios años, hasta que la salud de la señora Kuroki se deterioró. Unos problemas de vista derivados de su diabetes se agravaron hasta dejarla completamente ciega. Fue un durísimo golpe para toda la familia.

La mujer, deprimida, se volvió huraña y se recluyó en el interior de su casa, negándose a salir más allá de lo estrictamente necesario. El señor Kuroki no podía soportar ver el sufrimiento de su amada y comenzó a cavilar, buscando maneras de animarla. Fue así como apareció en su mente uno de los regalos que todo enamorado ha hecho alguna vez: flores. Pero Kuroki sabía que no bastaría un ramo. Necesitaría muchas, muchísimas flores.

Kuroki empezó a plantar semillas de ‘shibazakura’, una especie marcadamente aromática. Pronto comprobó que el olor de las flores atraía a su esposa hacia el exterior y se afanó en su tarea: no paró de trabajar durante dos años, hasta cubrir totalmente de rosa su jardín. Y así es como ha logrado sacar de la depresión y del encierro al amor de su vida, que como puedes observar en las imágenes vuelve a sonreír a diario. Desde luego, le sobran motivos para hacerlo.



DIOS CONTIGO





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