jueves, 20 de octubre de 2016

HACE MAS DE MIL AÑOS

EL HOMBRE QUE CONVIRTIÓ A RUSIA
San Vladimiro Sviatoslávich el Grande fue príncipe de Nóvgorod y Gran príncipe de Kiev; se convirtió al Cristianismo en 988, e inició la cristianización de la Rus de Kiev. Era hijo del príncipe Sviatoslav I de Kiev y Malusha, una esclava descrita en la leyendas como profeta que vivió hasta los 100 años y fue llevada al palacio desde su cueva para predecir el futuro.
Wikipedia


San Vladimir de Kiev, cual Santo tenía cientos de concubinas, varias esposas de todo el mundo, tantos niños que todo el mundo perdió la cuenta, y un ejército de paganos? San Vladimir de Kiev fue!. Vladimir era el gran príncipe de Kiev, y quien se convirtió al cristianismo en 988, aunque antes de su conversión era un hombre muy malvado. Desde el comienzo de su reino en 980, el conquistó tierras, asesino personas, tuvo hijos, y en general, festejo en forma. En algunas ocasiones, ya que era pagano, fue parte de sacrificios humanos.

“En 983, luego de otro de sus éxitos militares, el príncipe Vladimir y su ejército pensaron que era necesario sacrificar vidas humanas a los dioses. Se echaron suertes y le calleron a un joven, de nombre Ioann, el hijo de un cristiano llamado Fyodor. Su padre se paró firme en contra del sacrificio de su hijo a ídolos. Más que eso, el intento mostrarle a los paganos la inutilidad de su fe: "sus dioses son pura madera: estan aquí ahora y mañana se podrirán; sus dioses no comen, ni beben ni hablan y están hechos por las manos humanas; cuando en realidad, sólo existe un verdadero Dios. El es adorado por los griegos y él creó los cielos y la tierra; y sus dioses? Ellos no han creado nada, porque ellos mismos fueron creados; nunca le daré mi hijo a los demonios!”

Interesantemente, fue este discurso el que causó que Vladimir pensara varios años si se debía convertir al cristianismo, lo cual el hizo finalmente. El lideró de una forma tan amable luego de su conversión, que él fue conocido como Vladimir el grande, una diferencia muy grande con su vida pasada.

No todas las fuentes coinciden con esta versión de la conversión del príncipe Vladimir. Sin embargo, existe otra versión sobre la conversión de Vladimiro al cristianismo. En el año 987, Bardas Sclerus y Bardas Phocas se rebelaron contra el emperador Basilio II. Los dos rebeldes unieron fuerzas por un tiempo, pero poco después Bardas Phocas se autoproclamó emperador. Basilio pidió al Rus de Kiev ayuda, aunque en esa época se consideraban enemigos. Vladimio accedió a cambio de la mano de su hermana, y aceptó convertirse al cristianismo ortodoxo, que sin duda conocía por influjo de su abuela, además de por la presencia creciente del cristianismo en la vida pública de Kiev. Cuando los arreglos para la boda terminaron, Vladimiro envió 6000 tropas al imperio bizantino y pusieron fin a la revuelta.

Pero, sea cual sea la ocasión próxima de esta especie de bautismo por la fuerza o por conveniencia, sin duda fue el impulso que hizo que el cristianismo se llegase a extender por toda Rusia, incluso a imponerse. Ciertamente no fue una cosa automática, ni siquiera rápida. Durante la época de Vladimir la nueva religión no llegó probablemente más que a los nobles y a los comerciantes ricos y tampoco el desarrollo posterior del cristianismo fue tan rápido como se ha pretendido, ya que el paganismo fue cediendo el terreno poco a poco. Sin embargo, tradicionalmente se ha considerado la conversión de Vladimir el punto de inflexión, con el comienzo del declinar del paganismo y el imponerse del cristianismo.

Vladimir fue considerado desde antiguo un santo por los cristianos rusos. El culto que se tributó desde el antiguo se debió no sólo a que había sido un pecador arrepentido, sino a que había iniciado la reconciliación del pueblo ruso con Dios y había sido el Apóstol de Rusia, elegido por el cielo. La Crónica de Néstor explica que San Vladimiro recibió el perdón y la gracia de Dios, en tanto que “muchos otros hombres rectos y religiosos se apartaron del camino de la verdad y perecieron“. A lo que parece, el arrepentimiento y la fidelidad del príncipe fueron sinceros y, a este propósito, un cronista afirma: “Cuando se dejaba llevar de la pasión y había caído en pecado, trataba inmediatamente de compensarlo con la penitencia y la limosna”.

Incluso hay quien afirma que Vladimir, después de su conversión, se preguntaba si tenía derecho a castigar con la pena de muerte a los bandoleros y a los asesinos. Tales escrúpulos sorprendieron a los misioneros griegos, quienes apelaron al testimonio del Antiguo Testamento y de la historia de Roma para probar que los príncipes cristianos tenían el  de deber de castigar a los malvados. Pero parece ser que tales argumentos no convencieron del todo a Vladimiro. Aunque su pueblo dependió en lo religioso del patriarcado Bizancio, envió embajadores a Roma, ayudó al obispo alemán San Bonifacio durante su misión entre los paganos y aún llegó a copiar ciertas costumbres canónicas del occidente, como la de los diezmos, que no existía entre los bizantinos. En realidad, Rusia no interrumpió sus relaciones con la Iglesia de occidente sino hasta la época de las invasiones de los mongoles.

Vladimir murió en Berestovo, en 1015, después de haber repartido todos sus bienes entre sus amigos y los pobres, según se cuenta. Su cuerpo fue desmembrado y distribuido ente sus numerosas fundaciones sagradas y venerado como reliquia. Los rusos, los ucranios y otros pueblos, celebran solemnemente su fiesta.


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