Algunos no haréis vacaciones debido a vuestra profesión que os obliga
a acoger a quienes sí están de vacaciones. Otros, desgraciadamente,
puede que estéis de vacaciones forzosas al haber perdido vuestro puesto
de trabajo, o bien porque aún no lo habéis encontrado pensando antes en
la necesidad de trabajar que en la de descansar.
Pero un buen grupo, trabajadores o jubilados, seguramente habréis
reservado unos días de descanso, ya sea en un lugar habitual o
seleccionado, o para viajar.
REPOSO
Sea cual sea la situación personal, laboral, familiar… necesitamos un
tiempo de descanso que abarque todas las dimensiones de nuestra
persona. No sólo en el sentido de “no hacer nada”, del “dolce far niente”
de los italianos, sino para vivir unos días de cambio en cuanto al
ritmo habitual, de cambio de actividades, incluso de residencia… para
satisfacer la necesidad de recuperar fuerzas, ánimo y coraje. Jesús,
consciente de la necesidad del descanso, invitaba a sus discípulos a
descansar.
REFLEXIÓN
Con frecuencia he escuchado y experimentado que, “hagas lo que hagas,
el cerebro no se detiene”. Es decir que, el pensamiento, la
comprensión, la reflexión y la consciencia de los sentimientos cambian,
pero no se detienen. Por eso, estos días pueden ser muy oportunos para
el pensamiento o la reflexión, precisamente desde la nueva experiencia
que vivimos, ya que el hacerlo puede aportarnos serenidad, profundidad y
perspectiva.
Si me permitís una indicación desde mi experiencia, os diré que es
conveniente tener una actitud de “contemplación serena” y no únicamente
de observación inmediata. El ritmo habitual, la servidumbre del reloj,
la cantidad de impactos que recibimos constantemente con las
obligaciones… nos habitúa a “mirar y pasar”. Cuando estamos obsesionados
por algunas cuestiones nos pasa lo mismo. Miramos a las personas, la
naturaleza, la “tele”, las calles… pero no nos afectan personalmente.
Una vez ha pasado, pasado está.
La contemplación necesaria para la reflexión, pide implicación, y que
nos dejemos impresionar por lo que se ve, se escucha o surge en el
pensamiento. Es entonces cuando es posible descubrirse a uno mismo,
darnos cuenta de los demás y del entorno de una forma renovada.
Con sinceridad puedo afirmar que he encontrado, como tantas otras
personas, en el evangelio de Jesús y en la plegaria, la luz y la actitud
que capacitan para la contemplación y la reflexión.
REVISION
No estamos habituados a la revisión personal, pero sí a la revisión
de los demás. Y si lo hacemos en alguna ocasión es en “alta velocidad”
para no dañarnos o preocuparnos.
La revisión o valoración de la propia vida, de las relaciones,
responsabilidades, sentimientos, convicciones, religiosidad,
decepciones, proyectos… es fundamental para sentirnos vivos y asumir la
propia vida. Es necesaria para convertir en nuevas oportunidades los
posibles fracasos, cansancios, decepciones… Ciertamente que podemos
constatar “los nudos” interiores que no sabemos como desentrañar, y por
ese motivo pedir perdón a familiares, amigos, compañeros… y al mismo
Dios, que es el único que nos ofrece el perdón total y la paz.
Te deseo reposo, reflexión y revisión. De esta forma, las vacaciones serán verdaderamente unos días buenos.
+Francesc Pardo i Artigas
Obispo de Girona
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