En el año
1636 Nuestro Señor le hizo a la Venerable Margarita del Santísimo Sacramento
una promesa que se ha hecho muy famosa: “Todo lo que quieras pedir, pídemelo
por los méritos de mi infancia, y tu oración será escuchada”.
El día de
los Santos Reyes del año 1840 estando la madre Magdalena en oración ante el
pesebre del Niño Jesús, y mientras adoraba el sagrado misterio tuvo la
siguiente inspiración: ¿Por qué a la
Santísima Virgen no se la venera también en su nacimiento, y por qué no se le
celebra con cantos de alegría como se hace con el Niño Jesús? Y mientras
estaba pensando esto se le apareció la Santísima Virgen Recién Nacida sobre las
nubes, acostadita y vestida como una reina y oyó que le decía: "CONCEDERÉ TODAS LAS GRACIAS QUE
ME PIDAN LAS PERSONAS QUE ME HONREN EN MI INFANCIA, PUES ES UNA DEVOCIÓN MUY
OLVIDADA".
Dijo Jesús
Misericordioso a Santa Faustina Kowalska: “Es mi deseo que tengas un
conocimiento más profundo del amor que quema Mi corazón, y tú entenderás esto,
cuando medites en Mi Pasión. Pidan Mi Misericordia a favor de los pecadores, yo
deseo su salvación. Cuando digas esta oración, con un corazón contrito y con fe
por el bien de algún pecador, Yo le daré la gracia de la conversión. Esta es la
oración: “¡Oh Sangre y Agua, que brotaste del Corazón de Jesús como una
fuente de Misericordia para nosotros, yo confío en Ti!”.
Dijo Jesús
a Sor María Marta Chambón: “Debes
repetir con frecuencia cerca de los enfermos esta invocación: Jesús mío,
perdón y misericordia, por los méritos de tus Santas Llagas. Esta oración
aliviará a su alma y a su cuerpo. Muchas personas experimentarán la eficacia de
esta aspiración”.
“El pecador que dijese la oración siguiente: Eterno Padre, yo te
ofrezco las Llagas de nuestro Señor Jesucristo, para curar las llagas de
nuestras almas, obtendrá su conversión”.
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