EL "PERFUNE DE LAS APARICIONES DE LAÚS QUE DURARON 20 AÑOS MÁS QUE LAS DE MEDJUGORJE HOY
Año jubilar para el Santuario de Nuestra Señora de Laús.
Este mayo comenzó el año jubilar del Santuario mariano de Nuestra Señora de Laús, en Francia, con motivo del 350º aniversario de las primeras apariciones de la Virgen María a Benedicta Rencurel, que se sucedieron durante 54 años. Se trata de una aparición aprobada por la Iglesia.
Fuente: Vittorio Messori
La zona es famosa por sus paisajes, por los aromas de las apariciones, que aún hoy siguen y por una fuerte peregrinación.
Benedicta Rencurel fue guiada a este solitario paisaje alpino por la
Virgen misma, quien le dijo que el lugar exacto donde quería que su Hijo
fuese adorado se le revelaría por el “buen olor”. Así ocurrió y desde
entonces las aparicionesse se impregnaron con misteriosos e intensos perfumes.
El fenómeno se ha observado sin interrupción hasta nuestros días:
puede ocurrir en la iglesia-santuario (donde, en efecto, no se
acostumbra a depositar flores perfumadas
para no inducir a confusión con ellas); pero puede ocurrir también en
las casas de acogida para los peregrinos, que rodean el lugar sacro o,
incluso -ha sucedido con frecuencia- en el amplio aparcamiento.
Recientemente un docente universitario, François de Muizon, que ha realizado una investigación sobre este fenómeno, ha escrito:
“Se imponen algunas constataciones.
Ante todo, no es factible la hipótesis de un truco: nadie podría
provocar estos perfumes en circunstancias y lugares tan distintos.
Además, no se trata de un hecho derivado de fuentes odoríferas naturales, puesto que los efluvios se sienten indistintamente en todas las estaciones,
de día y de noche, en el interior y en el exterior. Antes de haberse
encontrado inmersos en ellos repentinamente, muchísimos testigos
ignoraban la misma existencia de estos buenos olores del Laus. Esto hace
implanteables las habituales explicaciones a las que se suele acudir
instintivamente, como la autosugestión, el delirio o la histeria. El
misterio aumenta no sólo por el grandísimo número de testimonios, sino
también por su permanencia a lo largo de los siglos, a través de tiempos
y culturas completamente distintas”.
No es sorprendente para los creyentes, puesto que el perfume acompaña
con frecuencia a la vida en comunión con el Evangelio. El “olor de
santidad” como dice la expresión, no es sólo olor de los muertos, a
veces también de los vivos, como por ejemplo en el caso del padre Pío de
Pietrelcina.
Con frecuencia, el perfume va unido a los prodigios marianos, y
muchos lo sienten en ocasiones cuando rezan el rosario. Pero en el
santuario francés de Laús parece haberse hecho permanente y tan habitual que muchos de los que frecuentan estos lugares lo consideran casi normal.
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