NUESTRA SEÑORA DE GIBRALTAR, EUROPA
La Península Ibérica fue invadida y ocupada por los árabes
que llegaron desde África. Las primeras agrupaciones árabes entraron en
el año 710 para inspeccionar el terreno. Tarik Abu-Zara arribó a la
parte más meridional de Europa, y esta zona fue llamada Tarifa en su
honor. En abril del año 711, miles de hombres bajo el mando de Tarik ibn
Zellad, se alzaron en las cercanías de La Roca y la renombraron
Jebel-Tarik, montaña de Tarik.
Entre los años 742 y 1300 ya habían construido lo que en la
actualidad se conoce como Castillo Árabe. En el punto más meridional de
La Roca, junto al mar, edificaron una mezquita, un lugar de culto y rezo
islámico. Permanecieron en Gibraltar hasta 1309, año en el que los
árabes fueron expulsados de Europa.
En 1333 Gibraltar fue ocupado de nuevo por los árabes, donde permanecieron hasta 1462, fecha en la que fueron expulsados.
NUESTRA SEÑORA DE LA ROGATIVA, ESPAÑA
Corría el año de 1535. Por esta época y algún tiempo después, los feroces moros de las Alpujarras, en rebelión continua, devastaban cuanto iban encontrando a su paso; innumerables cristianos perecían a sus manos, y otros, despojados de cuanto poseían, desnudos y hambrientos, se internaban despavoridos en estos territorios tan próximos a la provincia de Granada.
Fuera a causa del excesivo número de necesitados o efecto de haberse debilitado un tanto la caridad en sus habitantes, ello es que no socorrían los vecinos con verdadero amor cristiano tanta desgracia como se arrastraba ante sus ojos.
Fuera a causa del excesivo número de necesitados o efecto de haberse debilitado un tanto la caridad en sus habitantes, ello es que no socorrían los vecinos con verdadero amor cristiano tanta desgracia como se arrastraba ante sus ojos.
Habían transcurrido 42 anos y 17 días desde que Jesucristo
descendió ante Ruiz Sánchez, en el monte de Benámor; era el 5 de Mayo
del 1535, fiesta de la Ascensión del Señor.
El 5 de mayo de 1535, a 30 kilómetros de la ciudad, hacia
Poniente, en un sitio que abrazan las sierras del Serbalejo, Matanza y
Puerto del Conejo, paraje sumamente frío y erizado de malezas
inexpugnables, existe una cañada que llaman del Conejo, la cual era
propiedad de Ginés Martínez de Cuenca; éste tenía un hijo de su mismo
nombre, mozo de 20 años tan honesto y sencillo, bondadoso y trabajador
que de modelo servia en aquella comarca.
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