Divino
Salvador de las almas: cubiertos de confusión nuestros
rostros nos arrodillamos en tu presencia soberana, dirigiendo
una mirada al solitario Tabernáculo, donde permaneces
cautivo de amor, nuestros corazones se conmueven al contemplar
la soledad y olvido en que os tienen tus criaturas. ¿Habréis
derramado en balde vuestra Sangre bendita? ¿Será
inútil tanto amor? Pero ya que nos has permitido esta
noche unir nuestras reparaciones a las tuyas, y acompañarte
en tu Sacramento, donde Tu, que sois el Sol del mundo, irradias
silenciosamente sobre nosotros a todas las horas la luz de la
verdad, el calor del amor divino, la belleza de lo sobrenatural
y la fecundidad generosa de todo bien; ya que te has dignado
escogernos de entre todos los hombres para gozar de tu compañía
y amistad, permítenos por los que no os bendicen o blasfeman
de Ti, oh pacientísimo Señor Jesús, adorarte
por todos aquellos que os tienen olvidado, e implorar para ellos
de la infinita misericordia de tu Corazón indulgencia
para sus olvidos y para sus crímenes.
Amén
DIOS CON VOSOTROS
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