Miércoles de la II semana de Adviento
Día internacional de los derechos humanos
(ONU)
Lecturas del día:
Is 40, 25-31. El Señor
todopoderoso fortalece a quien está cansado.
Mt 11, 28-30. Venid a mí todos
los que estáis cansados.
Gabriel Alcântara Barreto
Brasil
Gabriel Alcântara Barreto es mejor conocido
por sus amigos en el Centro Social Marista Lar Feliz como
"Alcântara". Vive en un barrio de las afueras llamado Catiapoã, en la
ciudad de São Vicente/SP a unos 4 kms del Centro Social Marista Lar Feliz
(CSM). El pequeño Alcântara vive con su madre, sus dos hermanos y su padrastro.
Cada día se desplaza hasta el CSM en moto con su “tío Rodrigo"
(padrastro). "Uso mi casco y no tengo miedo a andar en motocicleta,"
dice Gabriel. Alegre, inteligente, muy querido por todos y lleno de energía
gasta continuas bromas a sus amigos. Colabora con las educadoras en la
preparación de los espacios y en la elección de materiales para la realización
de las actividades con su clase.
En una conversación informal nos cuenta un
poco su experiencia en la unidad del Lar Feliz: "elijo siempre lo que
quiero hacer, si quiero jugar en el patio o dibujar". A mediodía, también
preparo yo mismo mi propio plato. Me siento feliz y me siento bien aquí porque
realizo las actividades que puedo elegir. En los encuentros de grupo respeto a
los amigos porque quiero que me escuchen también a mí y me siento feliz cuando
se me escucha.
Gabriel cuenta desde su convivencia con los
familiares en casa, lo bien que se siente al participar: "en mi casa a la
hora del baño me lavo yo, mi madre elige la ropa que debo vestir. Aquí yo elijo
lo que quiero ponerme y me siento bien. Colaboro recogiendo los juguetes y
ayudando a mi mamá en casa.
Cuando quiero salir, mi mamá se opone porque
mi hermano, el bebé, va a empezar a llorar molestando a todo el mundo. Y me
enfado porque tengo que jugar solo en la habitación cuando mamá decide no
salir. A veces protesto y mamá se enfada, pero cuando mamá está contenta me
deja jugar. Pero vivo feliz aquí, en mi casa.
Reflexión sobre la participación infantil
Deberíamos observar la realidad desde un
doble punto de vista: el del adulto y el del niño, porque el niño no juega,
vive. Vive muy seriamente, entregándose plenamente, comprometiendo todas sus
funciones y todas sus emociones en cada acto, desde el momento del nacimiento.
Salmo 103
R/ ¡Bendice a Yahveh, alma mía!
Bendice a Yahveh, alma mía,
del fondo de mi ser, su santo nombre,
bendice a Yahveh, alma mía,
no olvides sus muchos beneficios. R/
El, que todas tus culpas perdona,
que cura todas tus dolencias,
rescata tu vida de la fosa,
te corona de amor y de ternura. R/
Clemente y compasivo es Yahveh,
tardo a la cólera y lleno de amor;
no nos trata según nuestros pecados
ni nos paga conforme a nuestras culpas. R/
Oración construida por Alcântara y sus amigos
Primero tienes que hacer la señal de la Cruz.
Así: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Padre celestial, gracias. Que nunca falte la
comida en nuestra casa.
Gracias por el parque, por el patio, por los
pequeños, por los niños, por los animales, por la ropa, por Jesús, por nuestra
casa.
Gracias Jesús y también a ti Dios, por
nuestra tierra. Gracias por nuestra vida.
Padre celestial, gracias por nuestra familia.
Por todo.
Amén.
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