¡Hola!
En esta época muy propicia para la
reflexión y reafirmar nuestro compromiso con la vida y el crecimiento espiritual, quizás no hemos percatado que durante este año, desplegamos
más nuestras alas para ser y hacer desde las buenas prácticas.
Así brindamos nuestras mejores intenciones
para realimentarnos mutuamente desde la determinación, y siguiendo
nuestra búsqueda para afinar propósitos y ser mejores personas.
A lo largo del trayecto seguramente hubo
afirmaciones y dudas, despertares y adormecimientos, superación y
estancamiento, sorpresas y desconcierto, admiración e
indiferencia, alegrías y tristezas. Habrá más… pero nunca serán vividas
iguales y quedarán entre hermanos Cristianos Católicos.
Es que de esto trata la enseñanza en
procesos de cambio. Aprender, desaprender y abrir nuevas rutas de
conducta superadora que nos consoliden emocionalmente y merezcan ser
imitadas.
No quiero dejar pasar por alto mi infinito
agradecimiento por la riqueza compartida de todos aquellos cultivadores
que saben sembrar semillas con maestría de esperanza, amor y
prosperidad desde un desinterés y la curiosidad por ir más allá. En lo
personal siento en este 2014 una transformación que me sienta bien y
hubiera sido imposible sin el protagonismo cómplice de Ustedes y los
desafíos que me presenta el contexto.
Por los que estuvieron (†) y los que estarán,
mi admiración, ya que sin ellos poco podríamos
haber elaborado en Ustedes.
Deseo darle un merecido espacio a la palabra más representativa de nuestra labor compartida: colaboración. Sumo la que siempre supo nuclearla y darle un valor supremo: respeto. Y a la que definitivamente desde corazones sensibles nunca escaseó: confianza.
Es mi deseo entonces que en estas fiestas brille en sus mesas una nueva esperanza y agradecimiento por todo lo vivido, y que podamos duplicar el alcance de nuestro actos desde esa cultura que forjamos de la colaboración, respeto y confianza, que
todos nos lo debemos y debemos tener con la pareja, la familia, el
vecindario, el país, las redes, el mundo y el universo todo.
Por un 2015, en el que sepamos acercarnos
al verdadero sentido de la felicidad y donde la sabiduría nos oriente
cuando debemos hacer nuestros mejores esfuerzos para superarnos,
siempre.
Hermanados en un cálido abrazo por este mundo de Amor a nuestra santa Iglesia de reencuentro en Cristo Jesús y María santísima, miradas, conversaciones y sentimientos afines.
¡Felíces Fiestas!
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