TU ERES MI FUERZA
Dios y Señor mío,
tú eres la luz que ilumina mi corazón y mi vida,
en todos los momentos y todas las circunstancias
que debo enfrentar cada día.
Tú eres la roca donde estoy arraigado;
la piedra que fortalece mi debilidad.
Tu presencia y tu amor
me llenan de paz y de esperanza.
Tú me libras del miedo y de la angustia,
del mal y de la muerte.
Por eso, Padre bueno,
yo quiero decirte hoy, que confío en ti.
Confío en tu bondad infinita.
Confío en tu ayuda y en tu protección.
Confío en tu palabra que da la Vida.
Confío en tu amor que me salva.
Por eso, Dios y Señor mío, me entrego a ti.
Me pongo en tus manos de Padre y Madre,
seguro de tu amor que me sostiene,
de tu bondad que me acaricia,
de tu palabra que me muestra el camino.
Yo sé, Señor, que estando contigo,
nada puede hacerme daño definitivamente.
Yo sé, Señor, que estando contigo
todo lo que me suceda, malo o bueno,
será para mi bien.
Gracias, Señor, por permanecer a mi lado.
Por compartir conmigo los días de duda y de dolor,
las luchas que me enfrentan a mí mismo,
los miedos que no me dejan vivir en libertad,
la enfermedad que de tiempo en tiempo
agobia mi cuerpo y entristece mi alma.
Gracias, Señor, por fortalecer mi espíritu
que tantas veces sufre y se acobarda.
Gracias, Señor, por tu abrazo de Padre.
Por tu amor que me envuelve.
Por tu ternura que me llena de paz.
Por tu misericordia que me devuelve la alegría.
Gracias, Señor, por ser quien eres y como eres.
Gracias por tu benevolencia.
Gracias por tu generosidad.
Gracias por tu fuerza y tu poder amorosos y limpios.
Gracias, Padre, por Jesús,
tu Hijo bien amado, mi Dios y Salvador.
Amén.
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