Queremos dar con este post un homenaje póstumo al mariólogo argentino Giorgio Sernani, que falleció el 17 de junio de 2014. Publicó una serie de libros y artículos y su última gran obra fue el Himno a la Virgen de Luján.
Giorgio es un ferviente católico mariano, y a aunque a él no le gusta que lo llamen mariólogo, su obra escrita da fe de ello.
Este es su testimonio de la gracia que obtuvo de Nuestro Señor Jesucristo para ser portador de la advocación Consuelo de los Afligidos.
Nos entrega las oraciones para invocar a Nuestro Señor Jesucristo Consuelo de los Afligidos…
Oración a Nuestro Señor Jesucristo Consuelo de los Afligidos
Oh
Señor Jesucristo, que tuviste una terrible agonía en el huerto al ver todos los
pecados de la humanidad, y que para expiarlos te sometiste a un juicio
sacrílego, a la sangrienta flagelación y a la burla de la coronación de
espinas; que aceptaste la condena deicida y llevaste tu cruz con crueles
dolores hasta el Gólgota, donde padeciste la crucifixión y la muerte por
nuestra salvación; Yo clamo a Ti pidiendo el perdón de mis pecados y las
gracias que necesito, especialmente ………………………
Por
mi parte, propongo enmendar mi vida y meditar frecuentemente en esos
padecimientos, junto con los de tu Santísima Madre Corredentora, a quien ruego
su intercesión.
Y
con su ayuda te alabo y agradezco tu imagen y tu advocación, que me recuerdan
tu amor infinito.
¡Señor
Jesucristo, Consuelo de los afligidos, confío en Ti!
Súplica
a Nuestro Señor Jesucristo, Consuelo de los afligidos
Señor
Jesucristo, Consuelo de los afligidos, he venido a los pies de tu Santa Imagen
para pedir de tu misericordia el perdón de mis pecados y el alivio de mi alma;
he venido a pedir las gracias que necesita mi corazón herido.
Y
puesto bajo el amparo de tu Madre Santísima te suplico la gracia de
corresponder con amor a tu amor divino, inefable e incomprensible, y así
desagraviar en algo la indiferencia y el olvido de los indecibles sufrimientos
que te hemos costado.
Quisiera
que mi amor, aunque pobre, sea fervoroso, encendido continuamente en las llamas
de amor del Corazón Inmaculado de María, Quien así remediará mi inconstancia
hacia Ti, que abres tu Corazón Sacratísimo a mi indignidad para ofrecerme los
méritos de la Redención; que me muestras tus Llagas Sacrosantas y tu dolor sin
límites para consolarme en mis tribulaciones; que me ofreces tu Sangre
preciosísima para cubrirme en los peligros, y que quieres concederme en
abundancia las gracias que necesito, porque Tú eres el Rey magnánimo de la
Creación y el Juez misericordioso de la humanidad, Señor del Universo por
naturaleza y por conquista.
Asistido
por la Madre que me diste, María Santísima, a quien tu gracia hizo
Corredentora, y por ello reina a tu lado y es Señora del Universo, Intercesora
y Medianera de todas las gracias; y poniendo mi esperanza en tu bondad
infinita, dejo a tus pies mis ruegos y mis lágrimas, mis necesidades y mis
congojas, mis dolores y mis penas, y te entrego mi corazón afligido.
¡Señor
Jesucristo, mi Dios y mi todo, Consuelo de los afligidos, confío en Ti!
Invocación
breve
Para
cuando no hay tiempo o calma para una oración más extensa
Luego
de la señal de la cruz se hace una breve meditación de los padecimientos de
Jesús –junto a los de María- en su Pasión y su Muerte. En lo posible unos
minutos, o sólo un momento. Luego, mirando su imagen, o tratando de recordarla
mentalmente, con los Ángeles que lo adoran y asisten, se dice con mucha
confianza:
Señor
Jesucristo, Consuelo de los afligidos, ven en mi ayuda, te lo pido por Corazón
Inmaculado y Doloroso de tu Madre, Nuestra Señora de la Consolación.
¡Confío
en Ti!
Sugerencia:
Cuando
se reciban gracias, acercarse a los Sacramentos de la Confesión y Comunión, y
consolar a alguien afligido por cualquier pena, problema o enfermedad.
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