Había una vez un
hombre que salió un día de su casa para ir al trabajo, y justo al pasar por
delante de la puerta de la casa de su vecino, sin darse cuenta se le cayó un
papel importante. Su vecino, que miraba por la ventana en ese momento, vio caer
el papel, y pensó:
- ¡Qué descarado, el
tío va y tira un papel para ensuciar mi puerta, disimulando descaradamente!
Pero en vez de
decirle nada, planeó su venganza, y por la noche vació su papelera junto a la puerta
del primer vecino. Este estaba mirando por la ventana en ese momento y cuando
recogió los papeles encontró aquel papel tan importante que había perdido y que
le había supuesto un problemón aquel día. Estaba roto en mil pedazos, y pensó
que su vecino no sólo se lo había robado, sino que además lo había roto y
tirado en la puerta de su casa.
Pero no quiso
decirle nada, y se puso a preparar su venganza. Esa noche llamó a una granja
para hacer un pedido de diez cerdos y cien patos, y pidió que los llevaran a la
dirección de su vecino, que al día siguiente tuvo un buen problema para tratar
de librarse de los animales y sus malos olores. Pero éste, como estaba seguro
de que aquello era idea de su vecino, en cuanto se deshizo de los cerdos
comenzó a planear su venganza.
Y así, uno y otro
siguieron fastidiándose mutuamente, cada vez más exageradamente, y de aquel
simple papelito en la puerta llegaron a llamar a una banda de música, o una
sirena de bomberos, a estrellar un camión contra la tapia, lanzar una lluvia de
piedras contra los cristales, disparar un cañón del ejército y finalmente, una bomba-terremoto
que derrumbó las casas de los dos vecinos...
Ambos acabaron en el
hospital, y se pasaron una buena temporada compartiendo habitación. Al
principio no se dirigían la palabra, pero un día, cansados del silencio,
comenzaron a hablar; con el tiempo, se fueron haciendo amigos hasta que
finalmente, un día se atrevieron a hablar del incidente del papel. Entonces se
dieron cuenta de que todo había sido una coincidencia, y de que si la primera
vez hubieran hablado claramente, en lugar de juzgar las malas intenciones de su
vecino, se habrían dado cuenta de que todo había ocurrido por casualidad, y
ahora los dos tendrían su casa en pie...
Y así fue, hablando,
como aquellos dos vecinos terminaron siendo amigos, lo que les fue de gran
ayuda para recuperarse de sus heridas y reconstruir sus maltrechas casas.
-Pablo S.-
Prov. 14,20 Al pobre hasta sus amigos lo aborrecen, pero son muchos los que aman al rico.
Prov. 17,17 En todo tiempo ama el amigo; para ayudar en la adversidad nació el hermano.
Prov. 18,24 Hay amigos que llevan a la ruina, y hay amigos más fieles que un hermano.
Prov. 19,4 Con las riquezas aumentan los amigos, pero al pobre hasta su amigo lo abandona.
Prov. 18,24 Hay amigos que llevan a la ruina, y hay amigos más fieles que un hermano.
Prov. 19,4 Con las riquezas aumentan los amigos, pero al pobre hasta su amigo lo abandona.
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