Una de las “armas de Dios”, tal vez la más importante es la oración, especialmente la oración mística o contemplativa.
Ha habido por años el concepto errado de que la Contemplación es sólo
para unas poquísimas almas escogidas. Pero dice Sta. Teresa de Jesús,
que la oración contemplativa es la “Fuente de Agua Viva” que promete
Jesús a todos en el pasaje con la samaritana. Dice la Santa Carmelita,
Doctora de la Iglesia, que no dijo Jesús vengan que a unos daré de beber
y a otros no, sino que dijo: “Todo el que beba de esta agua que Yo le
daré no volverá a tener sed … y se hará en él manantial de agua que
brotará para darle vida eterna” (Jn.4,13).
El Rosario como arma. El Rosario es la cadena con la cual la
Santísima Virgen María atará al Demonio. Por eso es tan importante esta
oración diariamente y preferiblemente en familia o por lo menos entre
dos personas en el hogar. Donde hay Rosario no puede penetrar el
Demonio, por aquello que dijo el Creador a la Serpiente: “Pondré
enemistad entre ti y la Mujer…” (Gen.3,15)
Misa y comunión frecuentes, de ser posible, diarias.
Confesión al menos mensual y, por supuesto, cuando se esté en pecado grave.
Consagración diaria a los Sagrados Corazones de Jesús y de María.
Penitencia y ascetismo.
Oración en grupo
Fomentar la Oración ante el Santísimo Sacramento del Altar, reanudando la Adoración al Santísimo.
Fomentar la Comunión Reparadora, de los Primeros Viernes y la Oración y Comunión Reparadora de los Primeros Sábados.
Orar por las personas que han caído en algunas de las manifestaciones de la Nueva Era.. ¡Esto es muy importante!
Cruzada de Oración y Ayuno, (Novena Permanente) para luchar contra los errores y herejías que integra la Nueva Era.
Ante la Nueva Era parece urgente orar y ayunar, unidos
todos en una Cruzada contra los errores y herejías que se propagan en el
mundo entero, que no son otra cosa que la gran estocada que el Maligno
quiere inflingir en el Cuerpo Místico de Cristo que es Su Iglesia.
ORACIONES DE EXORCISMO CONTRA SATANÁS Y LOS ÁNGELES REBELDES
Os exorcizamos, espíritus de impureza, poderes satánicos, ataques del
enemigo infernal, legiones, reuniones, sectas diabólicas, en el nombre y
por virtud de Jesucristo +, nuestro Señor, os arrancamos y expulsamos
de la Iglesia de Dios, de las almas creadas a la imagen de Dios y
rescatadas por la preciosa sangre del Cordero Divino. + No oses más,
pérfida serpiente, engañar al género humano ni perseguir a la Iglesia de
Dios, ni sacudir ni pasar por la criba como el trigo a los elegidos de
Dios. + Te manda Dios Altísimo +, a quien por tu gran soberbia aún
pretendes asemejarte y cuya voluntad es que todos los hombres se salven y
vengan en conocimiento de la verdad.
Te manda Dios Padre. + Te manda Dios Hijo. + Te manda Dios Espíritu
Santo. + Te manda Cristo, Verbo eterno de Dios hecho carne, + que para
salvar nuestra raza perdida por tu envidia, se humilló y fue obediente
hasta la muerte, que ha edificado la Iglesia sobre piedra firme,
prometiendo que las puertas del infierno no prevalecerán jamás contra
ella y que permanecería con ella todos los días hasta la consumación de
los siglos. Te manda la santa señal de la Cruz + y la virtud de todos
los misterios de la fe cristiana. + Te manda el poder de la excelsa
Madre de Dios, la Virgen María +, que desde el primer instante de su
Inmaculada Concepción, aplastó tu orgullosa cabeza por virtud de su
humildad. Te manda la fe de los Santos Apóstoles. + Te manda la sangre
de los Mártires y la pidadosa intercesión de todos los santos y las
santas. +
Así pues, dragón maldito y toda la legión diabólica, te conjuramos
por el Dios + vivo, por el Dios + verdadero, por el Dios + Santo, por el
Dios que tanto amó al mundo, que llegó hasta a darle su Hijo Unigénito,
a fin de que todos los que creen en El no perezcan, sino que vivan vida
eterna; cesa de engañar a las criaturas humanas y brindarles el veneno
de la condenación eterna. Cesa de perjudicar a la Iglesia y de poner
trabas a su libertad. + Huye de aquí, Satanás, inventor y maestro de
todo engaño, enemigo de la salvación de los hombres. + Retrocede delante
de Cristo, en quien nada has encontrado que se asemeje a tus obras;
retrocede ante la Iglesia, una, Santa, católica y apostólica, que Cristo
mismo compró con su sangre. Humíllate bajo la poderosa mano de Dios,
tiembla y desaparece ante la invocación hecha por nosotros, del santo y
terrible nombre de Jesús, ante el cual se estremecen los infiernos; a
quien están sometidas las Virtudes de los cielos; las Potestades y
Dominaciones, a quien los Querubines y Serafines alaban sin cesar en sus
cánticos diciendo: Santo, Santo, Santo es el Señor Dios de los
Ejércitos!.
(Tomado del libro: Angeles y Demonios. De Mons. Alfonso Uribe Jaramillo.Publicado por: Librería Parroquial de Clavería S.A.)
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