LAS PARTES DEL CUERPO DE LOS ALBINOS SON CODICIADAS EN ÁFRICA PORQUE DAN SUERTE
Ser albino en Tanzania, supone prácticamente estar condenado a
muerte. La magia negra ha convertido sus órganos y extremidades en
valiosos amuletos para atraer a la buena suerte, lo que hace que cada
año decenas de ellos sean asesinados o queden mutilados.
El albinismo es una rara
enfermedad no contagiosa, genéticamente heredada que ocurre en ambos
sexos, independientemente de su origen étnico, en todos los países del
mundo. Tanto el padre como la madre deben ser portadores del gen para
que pueda ser transmitido, aun cuando no tengan en sí mismos albinismo.
Fuentes: Under The Same Sun, ABC, Noticias Cristiana
Esta afección ocasiona la falta de pigmentación en el cabello, la
piel y los ojos, causando la vulnerabilidad a la exposición al sol y de
luz brillante. Casi todas las personas con albinismo tienen discapacidad
visual, y la mayoría se clasifican como “legalmente ciegos”.
Aunque las cifras varían, en América del Norte y Europa se estima que
1 de cada 20.000 personas tienen alguna forma de albinismo. En
Tanzania, y en el este de África, el albinismo es mucho más frecuente,
con estimaciones de 1 de cada 2.000 personas que están siendo
afectadas. El término “persona con albinismo” (PWA) se prefiere el
término “albino”.
Las leyendas dicen en Tanzania que los albinos son fantasmas, nunca
mueren, sólo desaparecen. Lo cierto es que sí desaparecen, pero debido a
los asesinatos y al uso de sus cuerpos en la magia negra, un mercado en
alza. Un brazo de albino puede llegar a costar 1.500 euros en el mercado negro.
En una región donde la mayoría de la población sobrevive con menos de
un euro al día, cualquier ayuda para salir de la miseria es bienvenida,
incluso las más inhumanas y espeluznantes.
Pero no son creencias que existan sólo en Tanzania. Se extienden a
buena parte de África. En 2006 un hombre fue detenido en Tanzania cuando
viajaba a la República Democrática del Congo con la cabeza de un niño
albino entre sus pertenencias. El asesino confesó a la policía que un
empresario congoleño le había prometido pagar más cuanto mayor fuera el
tamaño de la cabeza.
En 2009, entre los 60 subsaharianos que llegaron a Tenerife en un
cayuco, se encontraba un tripulante muy especial. Toda la prensa
española publicó la imagen del ugandés Moszy –Emanuel Mukasa– que pidió
refugio político en España por su condición de albino:
“Mi cuerpo es codiciado para ser utilizado en rituales de brujería” aseguraba.
Los cazadores de albinos matan a sus víctimas para vender su sangre,
pelo, sus huesos e incluso sus genitales. Los hechiceros de brujería
muti creen además que los órganos o miembros humanos deben arrancarse en
vivo, para que los gritos y el dolor del sacrificado potencien el
efecto del conjuro.
Las profanaciones de tumbas de albinos también son habituales, por
eso muchas familias entierran a sus seres queridos dentro de sus
hogares, en los cuartos, bajo la cama. Los que pueden permitírselo,
encargan que sean enterrados en sarcófagos de hormigón.
El perverso ritual incluye quemar las chozas de las víctimas. Los
asesinos reciben como recompensa una o dos vacas, que les entregan los
líderes comunales por su “buen trabajo”, según las autoridades. En otras
ocasiones, la recompensa es dinero, unos 100 dólares.
Estos crímenes se están registrando en comunidades aisladas de la
región noroeste del país, situada a unos 1.000 kilómetros de la
principal ciudad tanzana, Dar es Salam. Pero, simultáneamente, en el
suroeste surgió un comercio macabro de piel humana, ahora prácticamente
extinguido, que va más allá de las fronteras nacionales, buscando
mercados en Zambia, Malaui o la República Democrática del Congo.
En Tanzania, un país de 39 millones de habitantes, se estima que hay
cerca de 270.000 albinos. Una media de diez albinos al mes son
asesinados y mutilados, eso confirmado, sin contar con las
desapariciones.
El asesinato de albinos se relaciona íntimamente con el colectivo de
la minería, una actividad clave en Tanzania, donde hay importantes
yacimientos de diamantes, esmeraldas, rubíes y zafiros. También es el
tercer productor continental de oro, después de Sudáfrica y Ghana.
Se piensa que los centros mineros son el mercado habitual para este
contrabando de órganos de albinos, y las autoridades creen que los
mineros de pequeña escala son los principales compradores.
Piernas de albino acaban como ‘detectores de metales’ en las minas de
oro, el polvo fabricado con sus huesos se esparce en el agua para que
la pesca sea fructífera, violar a una mujer albina se supone que cura el
Sida y beber su sangre trae la prosperidad.
Las autoridades creen que desde los años setenta han perecido más de
tres mil ancianas por estos crímenes a sangre fría, cometidos con
lanzas, machetes o hachas.
Desde 2000, tan solo cinco personas han sido condenadas en Tanzania
por estos crímenes. Sin embargo, en 2009, más de 50 albinos fueron
ejecutados en la región, debido a la creencia generalizada de que las
extremidades y los órganos sexuales de sus miembros proporcionan buena
suerte a quien los porta.
Precisamente son las zonas mineras y costeras de Tanzania donde se
registran los índices más bajos de pobreza, lo que facilita la difusión
de estas creencias. De igual modo, motiva que muchos de los albinos
recién nacidos sean asesinados para su posterior comercialización en
forma de símbolos de buena suerte.
“En las zonas rurales, donde los brujos controlan las administraciones locales, es imposible huir de estas creencias”, afirma Abdillah Omari, miembro de la Fundación de Albinos de Tanzania.
Para contener estas supersticiones, el Gobierno tanzano nombró en abril de 2008 a una parlamentaria albina, Al Shaymaa Kwegyr.
Desde entonces, la principal misión de Kwegyr ha sido la elaboración
de un censo que permita a esta comunidad acceder a tratamientos
sanitarios -como ocurre en Sudáfrica, donde su condición es tratada como
«discapacidad»- ya que, además de sufrir agresiones, los albinos
deben luchar contra otros problemas médicos como son las numerosas
quemaduras que sufren por su escasa resistencia a la luz solar.
De igual modo, Khalfani Bar’wani -miembro del Frente Cívico Unido
(Cuf, por sus siglas en inglés) y representante también del colectivo-
se convertía en 2010 en diputado de la provincia de Lindi Urba, al
sureste del país. El primer albino en ser elegido de manera democrática.
Pese a ello, esto no parece haber contenido la furia de los agresores.
El arzobispo de Tabora, en Tanzania, mons. Paul R. Ruzoka lo ha denunciado recientemente.
El obispo usó palabras fuertes:
“Es diabólico. El hecho de que
semejante ‘holocausto’ se produzca en los años de la civilización, años
en los que el hombre ha logrado muchas, muchísimas metas, hace la
situación trágica a nuestros ojos occidentales, que no deberíamos
permitir en absoluto semejantes sacrificios” (Il sismógrafo, 27 mayo).
También el Papa Francisco en los meses pasados quiso que el drama de
los albinos se discutiera en un seminario de estudio de la Pontificia
Academia de las Ciencias, invitando a hablar a un funcionario de la ONU,
Cristiano Gentili, que ha escrito un libro-denuncia sobre la tragedia
de los albinos.
Según Today.it (10 mayo),“el drama de quien pertenece a la
‘tribu de los fantasmas’ se ha convertido en una auténtica emergencia
nacional, tanto que el gobierno ha tenido que crear refugios específicos
para centenares de niños albinos, y ha creado una verdadera task force
para investigar los homicidios”.
El obispo tanzano recordó que desde 2007, se han denunciado más de
290 casos de niños albinos brutalmente atacados y vendidos a hechiceros
en Tanzania y en otras partes de África:
“Tradicionalmente, el albinismo está considerado una maldición o un tabú en África – explica
John Makumbe, profesor albino de Ciencias Políticas de la Universidad
de Zimbabwe y presidente de la Zimbabwe Albino Association (ZAA) -. Muchos creen que tener un pariente albino es un castigo de los dioses a la familia” (Il Sismografo, 27 mayo).
Hasta ahora ha habido algunas ONG, entre ellas la católica italiana
CUAMM (Collegio Universitario Assistenti Medici Missionari), en
denunciar el drama de los albinos y a ocuparse de ellos. Ahora después
de las palabras del obispo de Tabora, relanzadas a nivel internacional,
el Gobierno de Tanzania parece empezar a moverse.
También la alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Navi Pillay, ha condenado una reciente serie de “ataques horrorosos” contra personas con albinismo en Tanzania.
Para Pillay, el país africano debe actuar para detener los “asesinatos despiadados” y la discriminación a la que se enfrenta el grupo.
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