En las pruebas de la vida
siempre debemos ver la amorosa mano de Dios que las permite para nuestro bien y
el de otras almas.
Las pruebas no vienen de
Dios, porque el mal no viene nunca de Dios, jamás; sino que el mal viene de Satanás
y sus demonios. Todo el mal viene de ellos. Dios a veces lo permite por bondad,
pues Él sabe sacar bien del mal.
Nosotros debemos rezar
mucho para que las pruebas de la vida no nos superen y podamos salir airosos de
ellas, ya que con la oración se obtienen gracias y ayudas de Dios, que Él está
dispuesto a concedernos en abundancia si se las pedimos en la oración.
Si nos hemos decidido a ser
fieles a Dios y a seguir a Cristo, no nos faltarán las pruebas, pues el
demonio, envidioso de nosotros y que nos odia eternamente, hará todo lo que
pueda por desviarnos del camino y arrastrarnos al abismo. Estemos atentos,
vigilantes y orando en todo tiempo, pues nuestra lucha no es contra seres de
carne y sangre, sino contra las potestades infernales.
DIOS CON VOSOTROS
FELIZ FIN DE SEMANA
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