VIRGEN NIÑA
En México
capital, en el convento de San José de Gracia, había una comunidad de monjas
Concepcionistas, y entre ellas una "lega" llamada Sor Magdalena de
San José, ella había sido una joven distinguida, ilustre y rica que por
humildad donó su dote a otra joven para que pudiera ser de "coro".
El día de
los Santos Reyes del año 1840 estando la madre Magdalena en oración ante el
pesebre del Niño Jesús, y mientras adoraba el sagrado misterio tuvo la
siguiente inspiración:
¿Por qué a la Santísima Virgen no se la venera también en su nacimiento,
y por qué no se le celebra con cantos de alegría como se hace con el Niño
Jesús?
Fuente: Virgen Santísima
Y mientras
estaba pensando esto se le apareció la Santísima Virgen Recién Nacida sobre las
nubes, acostadita y vestida como una reina y oyó que le decía:
"CONCEDERÉ TODAS LAS
GRACIAS QUE ME PIDAN LAS PERSONAS QUE ME HONREN EN MI INFANCIA, PUES ES UNA
DEVOCIÓN MUY OLVIDADA".
Profundamente
impresionada la madre Magdalena sintió un gran deseo de dar a conocer a la
Virgen Recién Nacida; se lo comunicó todo a la abadesa la madre Guadalupe de
San Lorenzo. Después le pidió permiso para hacer una imagen como la que ella
había visto y le expresó su vehemente deseo de que todos supieran lo que la
Virgen le había dicho.
Pero la
abadesa, con la intención de probar si todo aquello era realidad, no le hizo
mucho caso, pensando que si era verdad y del agrado de Dios ella volvería a
insistir en el caso.
Pues así
fue, un día la madre Magdalena estaba limpiando la sacristía y se encontró la
cabecita de un ángel que antes había sido colateral de la Custodia, y que se
había roto. Muy contenta le llevó la cabecita a la abadesa para que le diera
permiso para hacer la imagen de la Divina Niña aprovechando la cabecita del
ángel. Después de mucho rogar la Madre le dio el permiso e inmediatamente
llamaron al escultor. La madre Magdalena le explicó cómo era la imagen que ella
había visto para que la hiciera igual. Y por un precio muy bajo el escultor se la
hizo. La imagen quedó preciosa del tamaño de una niña recién nacida.
La llevaron
a bendecir, y enseguida la Madre Magdalena llena de fervor y de alegría comenzó
a promover el culto de la Divina Infantita, dando a conocer todo cuanto había
acontecido cuando ella se encontraba haciendo oración.
Esta
devoción de la Virgen en el misterio de su Natividad fue acogida por el pueblo,
entre las personas que la iban conociendo renacía un cariño y ternura especial
para la Madre pequeñita de Jesús. Se extendió el culto y también las gracias y
favores extraordinarios que las personas iban alcanzando de Dios por la
intercesión de María Niña.
Sin embargo
enseguida llegaron las pruebas, pues las autoridades eclesiásticas prohibieron
este culto hasta comprobar su autenticidad.
A pesar de
todo la madre Magdalena no se dejó vencer en su profundo amor para con la
Divina Niña, y con la ayuda económica de su familia fue a Roma para
entrevistarse con su Santidad el Papa Gregorio XVI. Durante la audiencia le
expuso a su Santidad todo lo acontecido sobre la aparición y lo que la Virgen
le había dicho, y los favores que las personas habían recibido por la
intercesión de la Virgen en este misterio de su Natividad.
Aquí de
nuevo nuestro Señor probó que era de su agrado esa devoción, ya que la aprobó y
hasta la colmó de indulgencias.
Enseguida
que volvió la madre Magdalena con este presente de su Santidad, comenzaron a
imprimir triduos, novenas, y oraciones en honor de la Divina Niña, que se
repartieron por el pueblo mexicano. Comenzaron a festejar todos los días 8 de
cada mes, como recuerdo especial a la Virgen Niña, y sobre todo la fiesta
principal, la de la Natividad, el 8 de septiembre.
Nuestro
Señor hizo verdaderos milagros a través de su Reinita. Entre otros le devolvió
la vista a una niña que era ciega y que los médicos habían dejado ya por
imposible. Los pecadores volvieron a la fe ; niños enfermos se recuperaron
milagrosamente al ser colocados al amparo de la Divina Niña, los adultos, los
ancianos, todos los que le pedían al Señor una gracia por la intercesión de su
madrecita, la recibían. También acontecimientos curiosos.
"Mira Niña Divina, ya ves que no tengo medios
para comprarte tu aceite, para la lámpara, pero yo voy a decir que tu eres muy
milagrosa, que te pueden pedir cualquier cosa y que te traigan el aceite para
la lámpara y tú, tesoro de mi corazón, haces todo lo que te pidan las personas
que vengan con fe, tu se lo pides todo al Señor, por favor".
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