József Mindszenty, Cardenal,
Arzobispo de Esztergom, Hungría, fue encarcelado por los comunistas en
diciembre de 1948 y condenado a cadena perpetua al año siguiente. Fue
acusado falsamente de conspirar contra el gobierno y pasó ocho años en
la cárcel y bajo arresto domiciliario hasta que fue liberado durante la
insurrección popular de 1956.
Tras ser liberado por la Revolución Húngara de 1956, Mindszenty
emitió un valiente discurso en el que abogaba por las elecciones libres,
la libertad religiosa y la propiedad privada. Unas horas después de su
discurso las tropas rusas entraron en Budapest y aplastaron la
revolución. El Primado tuvo que buscar asilo en la Embajada de los
Estados Unidos, donde permaneció auto-exiliado durante 15 años, a pesar
de las protestas del gobierno húngaro y de las súplicas del Papa para
que aceptara un puesto en la Curia Romana.
Fuentes: Vatican Insider, Mistics of the Church
Un libro recientemente publicado, cuenta cómo el Padre Pío se
bilocaba a una celda de la cárcel de Budapest, donde el Cardenal József
Mindszenty, primado de Hungría, estaba encarcelado.
El episodio húngaro ya conocido, fue inmortalizado en uno de los mosaicos de la cripta del santuario dedicado al Padre Pío
El libro, El Padre Pío: su Iglesia y Lugares entre la devoción, Historia y Arte, fue escrito por Stefano Campanella, director de Teleradio del Padre Pío y autor de innumerables ensayos sobre el santo.
Contiene un informe de Angelo Battisti, director de la Casa Alivio
del Sufrimiento (el hospital fundado por el Padre Pío) y mecanógrafo en
la Secretaría de Estado del Vaticano. Battisti fue uno de los testigos
en el proceso de beatificación del santo.
La bilocación [1] o las bilocaciones que tuvo el Padre Pío a la celda del cardenal se dice que han tenido lugar durante esos años.
Aquí es cómo Battisti describe la escena milagrosa:
“El capuchino de los estigmas,
mientras que [permanecía] en San Giovanni Rotondo, fue a ver al cardenal
para llevarle el pan y el vino destinado a convertirse en el cuerpo y
la sangre de Cristo, es decir, la realidad del octavo día [Domingo de
Pascua]“.
“Como es bien sabido”, Battisti relata, “el
Cardenal Mindszenty fue arrestado, encarcelado y vigilado durante todo
el día. Con el tiempo, su deseo de celebrar la Santa Misa aumentó
considerablemente”.
“Una mañana, el padre Pío se presentó
ante él con todo lo que necesitaba. El cardenal celebró su misa y el
Padre Pío lo sirvió [como acólito], y luego hablaron, y finalmente, el
Padre Pío desapareció con todo lo que había traído con él”.
“Un sacerdote de Budapest me dijo
confidencialmente sobre el episodio, preguntando si yo podía obtener una
confirmación del Padre Pío. Le respondí que si yo le preguntara algo
así, el Padre Pío me habría expulsado de la sala gritando”.
Pero en una tarde de marzo en 1965, al final de una conversación, Battisti se lo preguntó el fraile estigmatizado:
“Padre, ¿el cardenal Mindszenty reconoció al Padre Pío?”
Después de una primera reacción de irritación, el santo respondió:
“Bueno, nos reunimos y hablamos ¿y usted piensa que él no me haya reconocido?”
Esto confirmó su bilocación a la celda del cardenal, que supuestamente ocurrió unos años antes.
“Entonces”, Battisti agregó, “se puso triste y dijo: ‘el diablo es feo, pero lo habían dejado más feo que al diablo’”, refiriéndose al maltrato que el cardenal sufrió.
El Padre Pío llegó a la conclusión:
“Recuerda orar por este gran confesor de la fe, que sufrió tanto por la Iglesia”.
Esta mística habitualmente compartía misiones de bilocación con el
Padre Pío. Ella iba a menudo en bilocación, junto con el Padre Pío a
Budapest para consolar al Cardenal Mindszenty en la cárcel y para
visitar a otras víctimas del gobierno soviético.
Lo siguiente es de una conversación que el Padre Franco D’Anastasio tuvo con Rita:
“-¿Es cierto que usted estuvo presente cuando condenaron al cardenal? ¿Qué ha dicho?
Yo estaba allí y les dije que al hacer eso ellos iban a ir al infierno. Uno de ellos me dijo que no le importaba el infierno.
-¿Estaba vestida como una monja?
No, estaba vestida como una señora de la ciudad.
-¿El Padre Pío solía ir con usted a visitar al Cardenal?
Sí, a menudo.”
Pero aún hay más de esto: la Hermana Cherubina Fascia, que era una hija espiritual del Padre Pío, dijo lo siguiente de la abadesa del convento de Sor Rita, abadesa Matilde:
“Un día la hermana Rita vino a mi
habitación y me dijo que el Padre Pío le pidió que la acompañara a
visitar el cardenal Mindszenty en la cárcel para llevarle lo que
necesitaba para celebrar la misa Yo le respondí si tal vez ella quería
mi permiso. También le pregunté cuando tenía que ir y ella rápidamente
respondió: mañana por la noche. Yo a su vez le dije: coge todo lo que
necesitas y lo pones en mi habitación de antemano. Cuando llegue el
momento de que te vayas, ve a mi habitación por las cosas y entonces
puedes ir. Ella hizo lo que le dijo. En mi habitación, que había cerrado
con llave, esperé mientras oraba, mi corazón latía muy rápido. En un
momento oí un golpe y le digo: entra. A pesar de que la puerta estaba
cerrada con llave, entró, tomó todo lo que necesitaba de la mesa y se
dispuso a salir. Mientras ella se iba, intenté seguirla, ya que la
puerta de mi habitación estaba abierta. En un momento desapareció
delante de mis propios ojos. Luego me fui rápidamente a su habitación
para ver si su cuerpo estaba allí, y ella estaba en la cama. Entonces
volví a mi habitación para encontrar la puerta cerrada. Tuve que usar mi
llave para entrar y la cerré una vez más. Continué orando esperando a
la Hermana Rita. Después de un tiempo regresó exactamente de la misma
manera, ella llamó, entró a través de la puerta cerrada con llave,
devolvió todo a la mesa y dijo buenas noches”.
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