HEMOS HECHO LO QUE DEBÍAMOS HACER
Lc. 17,7-10
Jesús invita a sus apóstoles, mediante el ejemplo de una parábola a
considerar la actitud de servicio: el siervo tiene que cumplir su deber
sin esperar recompensa: «¿Acaso tiene que agradecer al siervo porque
hizo lo que le fue mandado?» (Lc 17,9). No obstante, ésta no es la
última lección del Maestro acerca del servicio. Jesús dirá más adelante a
sus discípulos: «En adelante, ya no os llamaré siervos, porque el
siervo no conoce lo que hace su señor. Desde ahora os llamo amigos,
porque os he dado a conocer todo lo que he oído a mi Padre» (Jn 15,15).
Los amigos no pasan cuentas. Si los siervos tienen que cumplir con su
deber, mucho más los apóstoles de Jesús, sus amigos, debemos cumplir la
misión encomendada por Dios, sabiendo que nuestro trabajo no merece
recompensa alguna, porque lo hacemos gozosamente y porque todo cuanto
tenemos y somos es un don de Dios.
Para el creyente todo es signo, para el que ama todo es don. Trabajar para el Reino de Dios es ya nuestra recompensa; por eso, no debemos decir con tristeza ni desgana: «Somos siervos inútiles; hemos hecho lo que debíamos hacer» (Lc 17,10), sino con la alegría de aquel que ha sido llamado a transmitir el Evangelio.
Para el creyente todo es signo, para el que ama todo es don. Trabajar para el Reino de Dios es ya nuestra recompensa; por eso, no debemos decir con tristeza ni desgana: «Somos siervos inútiles; hemos hecho lo que debíamos hacer» (Lc 17,10), sino con la alegría de aquel que ha sido llamado a transmitir el Evangelio.
Hoy tenemos presente la fiesta de un gran santo, de un
gran amigo de Jesús, muy popular en Cataluña, san Martín de Tours, que
dedicó su vida al servicio del Evangelio de Cristo. De él escribió
Sulpicio Severo: «Hombre extraordinario, que no fue doblegado por el
trabajo ni vencido por la misma muerte, no tuvo preferencia por ninguna
de las dos partes, ¡no temió a la muerte, no rechazó la vida! Levantados
sus ojos y sus manos hacia el cielo, su espíritu invicto no dejaba de
orar». En la oración, en el diálogo con el Amigo, hallamos,
efectivamente, el secreto y la fuerza de nuestro servicio.
Rev. D.
Jaume
AYMAR i Ragolta
(Badalona, Barcelona, España)
Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.
Como María, todo por Jesús y para Jesús.
Como María, todo por Jesús y para Jesús.
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