Zaqueo desea ver a Jesús; no lo conseguirá si no se esfuerza y sube al
árbol. ¡Quisiera yo ver tantas veces la acción de Dios!, pero no sé si
verdaderamente estoy dispuesto a hacer el ridículo obrando como Zaqueo.
La disposición del jefe de publicanos de Jericó es necesaria para que
Jesús pueda actuar; y, si no se apremia, quizás pierda la única
oportunidad de ser tocado por Dios y, así, ser salvado. Quizás yo he
tenido muchas ocasiones de encontrarme con Jesús y quizás ya va siendo
hora de ser valiente, de salir de casa, de encontrarme con Él y de
invitarle a entrar en mi interior, para que Él pueda decir también de
mí: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque también éste es
hijo de Abraham, pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo
que estaba perdido» (Lc 19,9-10).
Zaqueo deja entrar a Jesús en su casa y en su corazón, aunque no se sienta muy digno de tal visita. En él, la conversión es total: empieza con la renuncia a la ambición de riquezas, continúa con el propósito de compartir sus bienes y acaba con la resolución de hacer justicia, corrigiendo los pecados que ha cometido. Quizás Jesús me está pidiendo algo similar desde hace tiempo, pero yo no quiero escucharle y hago oídos sordos; necesito convertirme.
Zaqueo deja entrar a Jesús en su casa y en su corazón, aunque no se sienta muy digno de tal visita. En él, la conversión es total: empieza con la renuncia a la ambición de riquezas, continúa con el propósito de compartir sus bienes y acaba con la resolución de hacer justicia, corrigiendo los pecados que ha cometido. Quizás Jesús me está pidiendo algo similar desde hace tiempo, pero yo no quiero escucharle y hago oídos sordos; necesito convertirme.
Rev. D.
Enric
RIBAS i Baciana
(Barcelona, España)
NUESTRO ARREPENTIMIENDO DE HOY NOS AYUDE A SER MÁS AGRADABLES A DIOS
No hay comentarios:
Publicar un comentario
GRACIAS POR TU COMENTARIO, PRONTO ESTAREMOS COMUNICANDONOS CONTIGO...
CON AMOR, MARIAM...