- PARA LA SALUD
1. Para curar enfermedades y proteger contra un daño o peligro:
SALMO 2
El rey davídico, figura del Mesías
La rebelión de los reyes vasallos
2:1 ¿Por qué se amotinan las naciones
y los pueblos hacen vanos proyectos?
2:2 Los reyes de la tierra se sublevan,
y los príncipes conspiran
contra el Señor y contra su Ungido:
2:3 "Rompamos sus ataduras,
librémonos de su yugo".
La rebelión de los reyes vasallos
2:1 ¿Por qué se amotinan las naciones
y los pueblos hacen vanos proyectos?
2:2 Los reyes de la tierra se sublevan,
y los príncipes conspiran
contra el Señor y contra su Ungido:
2:3 "Rompamos sus ataduras,
librémonos de su yugo".
El Señor, defensor de su Ungido
2:4 El que reina en el cielo se sonríe;
el Señor se burla de ellos.
2:5 Luego los increpa airadamente
y los aterra con su furor:
2:6 "Yo mismo establecí a mi Rey
en Sión, mi santa Montaña".
2:4 El que reina en el cielo se sonríe;
el Señor se burla de ellos.
2:5 Luego los increpa airadamente
y los aterra con su furor:
2:6 "Yo mismo establecí a mi Rey
en Sión, mi santa Montaña".
Los privilegios del Rey
2:7 Voy a proclamar el decreto del Señor:
Él me ha dicho: "Tú eres mi hijo,
yo te he engendrado hoy.
2:7 Voy a proclamar el decreto del Señor:
Él me ha dicho: "Tú eres mi hijo,
yo te he engendrado hoy.
2:8 Pídeme, y te daré las naciones como herencia,
y como propiedad, los confines de la tierra.
2:9 Los quebrarás con un cetro de hierro,
los destrozarás como a un vaso de arcilla".
Advertencia contra los rebeldes
2:10 Por eso, reyes, sean prudentes;
aprendan, gobernantes de la tierra.
2:10 Por eso, reyes, sean prudentes;
aprendan, gobernantes de la tierra.
2:11 Sirvan al Señor con temor;
2:12 temblando, ríndanle homenaje,
no sea que se irrite y vayan a la ruina,
porque su enojo se enciende en un instante.
¡Felices los que se refugian en él!
SALMO 6
El Señor ha escuchado mis lamentos
6:1 Del maestro de coro. Para instrumentos de cuerda.
6:1 Del maestro de coro. Para instrumentos de cuerda.
En octava. Salmo de David.
6:2 Señor, no me reprendas por tu enojo
ni me castigues por tu indignación.
6:3 Ten piedad de mí, porque me faltan las fuerzas;
sáname, porque mis huesos se estremecen.
6:4 Mi alma está atormentada,
y tú, Señor, ¿hasta cuándo...?
6:5 Vuélvete, Señor, rescata mi vida,
sálvame por tu misericordia,
6:6 porque en la Muerte nadie se acuerda de ti,
¿y quién podrá alabarte en el Abismo?
6:7 Estoy agotado de tanto gemir:
cada noche empapo mi lecho con llanto,
inundo de lágrimas mi cama.
6:8 Mis ojos están extenuados por el pesar
y envejecidos a causa de la opresión.
6:10 El Señor ha escuchado mi súplica,
el Señor ha aceptado mi plegaria.
6:11 ¡Que caiga sobre mis enemigos
la confusión y el terror,
y en un instante retrocedan avergonzados!
SALMO 9
Has dado una sentencia justa
9:1 Del maestro de coro. Para oboes y arpa. Salmo de David.
9:1 Del maestro de coro. Para oboes y arpa. Salmo de David.
Acción de gracias por la justicia de Dios
9:2 Te doy gracias, Señor, de todo corazón
y proclamaré todas tus maravillas.
9:2 Te doy gracias, Señor, de todo corazón
y proclamaré todas tus maravillas.
9:3 Quiero alegrarme y regocijarme en ti,
y cantar himnos a tu Nombre, Altísimo.
9:4 Cuando retrocedían mis enemigos,
tropezaron y perecieron delante de ti,
9:5 porque tú defendiste mi derecho y mi causa,
sentándote en el trono como justo Juez.
9:6 Escarmentaste a las naciones,
destruiste a los impíos
y borraste sus nombres para siempre;
9:7 desapareció el enemigo: es una ruina irreparable;
arrasaste las ciudades, y se perdió hasta su recuerdo.
9:8 Pero el Señor reina eternamente
y establece su trono para el juicio:
9:9 él gobierna al mundo con justicia
y juzga con rectitud a las naciones.
9:10 El Señor es un baluarte para el oprimido,
un baluarte en los momentos de peligro.
9:11 ¡Confíen en ti los que veneran tu Nombre,
porque tú no abandonas a los que te buscan!
9:12 Canten al Señor, que reina en Sión,
proclamen entre los pueblos sus proezas.
9:13 Porque él pide cuenta de la sangre,
se acuerda de los pobres y no olvida su clamor.
9:14 El Señor se apiadó de mí, contempló mi aflicción;
me tomó y me alzó de las puertas de la Muerte,
9:15 para que pudiera proclamar sus alabanzas
y alegrarme por su victoria en las puertas de Sión.
La derrota de los impíos
9:16 Los pueblos se han hundido en la fosa que abrieron,
su pie quedó atrapado en la red que ocultaron.
9:16 Los pueblos se han hundido en la fosa que abrieron,
su pie quedó atrapado en la red que ocultaron.
9:17 El Señor se dio a conocer, hizo justicia,
y el impío se enredó en sus propias obras. Sordina
Pausa.
9:18 Vuelvan al Abismo los malvados,
todos los pueblos que se olvidan de Dios.
9:19 Porque el pobre no será olvidado para siempre
ni se malogra eternamente la esperanza del humilde.
9:20 ¡Levántate, Señor!
Que los hombres no se envanezcan,
y las naciones sean juzgadas en tu presencia.
9:21 Infúndeles pánico, Señor,
para que aprendan que no son más que hombres.
SALMO 12 (11)
Tú, Señor, nos protegerás y nos librarás
12:1 Del maestro de coro. En octava. Salmo de David.
12:1 Del maestro de coro. En octava. Salmo de David.
Súplica apremiante
12:2 ¡Sálvanos, Señor, porque ya no hay gente buena,
ha desaparecido la lealtad entre los hombres!
12:2 ¡Sálvanos, Señor, porque ya no hay gente buena,
ha desaparecido la lealtad entre los hombres!
12:3 No hacen más que mentirse unos a otros,
hablan con labios engañosos y doblez de corazón.
12:4 Que el Señor elimine los labios engañosos
y las lenguas jactanciosas de los que dicen:
12:5 "En la lengua está nuestra fuerza;
nuestros labios nos defienden, ¿quién nos dominará?"
Respuesta del Señor
12:6 "Por los sollozos del humilde
y los gemidos del pobre,
ahora me levantaré —dice el Señor—
y daré mi ayuda al que suspira por ella".
12:6 "Por los sollozos del humilde
y los gemidos del pobre,
ahora me levantaré —dice el Señor—
y daré mi ayuda al que suspira por ella".
12:7 Las promesas del Señor son sinceras
como plata purificada en el crisol,
depurada siete veces.
12:8 Tú nos protegerás, Señor,
nos preservarás para siempre de esa gente;
12:9 por todas partes merodean los malvados
y se encumbran los hombres más indignos.
SALMO 20 (19)
Señor, da la victoria al rey
20:1 Del maestro de coro. Salmo de David.
20:1 Del maestro de coro. Salmo de David.
Súplica para alcanzar la victoria
20:2 El Señor te haga triunfar
en el momento del peligro,
que el nombre del Dios de Jacob sea tu baluarte.
20:2 El Señor te haga triunfar
en el momento del peligro,
que el nombre del Dios de Jacob sea tu baluarte.
20:3 Que él te auxilie desde su Santuario
y te proteja desde Sión;
20:4 que se acuerde de todas tus ofrendas
y encuentre aceptables tus holocaustos.
20:5 Que satisfaga todos tus deseos
y cumpla todos tus proyectos,
20:6 para que aclamemos tu victoria
y alcemos los estandartes
en nombre de nuestro Dios.
¡Que el Señor te conceda todo lo que pides!
Seguridad de alcanzar la victoria
20:7 Ahora sé que el Señor
ha dado la victoria a su Ungido,
lo ha hecho triunfar desde su santo cielo
con las proezas de su mano salvadora.
20:7 Ahora sé que el Señor
ha dado la victoria a su Ungido,
lo ha hecho triunfar desde su santo cielo
con las proezas de su mano salvadora.
20:8 Unos se fían de sus carros y otros de sus caballos,
pero nuestra fuerza está en el nombre
de nuestro Dios.
20:9 Ellos tropezaron y cayeron,
mientras nosotros nos mantuvimos erguidos
y confiados.
20:10 ¡Señor, concede la victoria al rey,
escúchanos cuando te invocamos!
2. Para combatir el dolor:
SALMO 37 (36)
Los humildes heredarán la tierra
37:1 De David.
37:1 De David.
No te exasperes a causa de los malos,
ni envidies a los que cometen injusticias,
37:2 porque pronto se secarán como el pasto
y se marchitarán como la hierba verde.
37:3 Confía en el Señor y practica el bien;
habita en la tierra y vive tranquilo:
37:4 que el Señor sea tu único deleite,
y él colmará los deseos de tu corazón.
37:5 Encomienda tu suerte al Señor,
confía en él, y él hará su obra;
37:6 hará brillar tu justicia como el sol
y tu derecho, como la luz del mediodía.
37:7 Descansa en el Señor y espera en él;
no te exasperes por el hombre que triunfa,
ni por el que se vale de la astucia
para derribar al pobre y al humilde.
37:8 Domina tu enojo, reprime tu ira;
no te exasperes, no sea que obres mal:
37:9 porque los impíos serán aniquilados,
y los que esperan al Señor, poseerán la tierra.
37:10 Un poco más, y el impío ya no existirá;
si buscas su casa, ya no estará;
37:11 pero los humildes poseerán la tierra
y gozarán de una gran felicidad.
37:12 El malvado urde intrigas contra el justo,
y al verlo, rechinan sus dientes;
37:13 pero el Señor se burla de él,
sabiendo que se le acerca la hora.
37:14 Los impíos desenvainan la espada
y tienden sus arcos para matar al justo;
37:15 pero su espada les atravesará el corazón
y sus arcos quedarán destrozados.
37:16 Vale más la pobreza del justo
que las grandes riquezas del malvado:
37:17 porque los brazos del impío se quebrarán,
pero el Señor sostiene a los justos.
37:18 El Señor se preocupa de los buenos
y su herencia permanecerá para siempre;
37:19 no desfallecerán en los momentos de penuria,
y en tiempos de hambre quedarán saciados.
37:20 Pero los malvados irán a la ruina,
y los enemigos del Señor pasarán
como la hermosura de los prados,
se disiparán más pronto que el humo.
37:21 El impío pide prestado y no devuelve,
el justo, en cambio, da con generosidad;
37:22 los que el Señor bendice, poseerán la tierra,
y los que él maldice, serán exterminados.
37:23 El Señor asegura los pasos del hombre
en cuyo camino se complace:
37:24 aunque caiga no quedará postrado,
porque el Señor lo lleva de la mano.
37:25 Yo fui joven, ahora soy viejo,
y nunca vi a un justo abandonado,
ni a sus hijos mendigando el pan;
37:26 él presta siempre con generosidad
y su descendencia será bendecida.
37:27 Aléjate del mal, practica el bien,
y siempre tendrás una morada,
37:28 porque el Señor ama la justicia
y nunca abandona a sus fieles.
Los impíos serán aniquilados
y su descendencia quedará extirpada,
37:29 pero los justos poseerán la tierra
y habitarán en ella para siempre.
37:30 La boca del justo expresa sabiduría
y su lengua dice lo que es recto:
37:31 la ley de Dios está en su corazón
y sus pasos no vacilan.
37:32 El malvado está al acecho del justo
con la intención de matarlo,
37:33 pero el Señor no lo abandona en sus manos
ni deja que lo condenen en el juicio.
37:34 Espera en el Señor y sigue su camino:
él te librará de los impíos;
te honrará con la posesión de la tierra
y tú mismo verás la ruina de los malos.
37:35 Yo vi a un impío lleno de arrogancia,
que florecía como un cedro frondoso;
37:36 pasé otra vez, y ya no estaba,
lo busqué, y no se lo pudo encontrar.
37:37 Observa al inocente, fíjate en el bueno:
el que busca la paz tendrá una descendencia;
37:38 pero los pecadores serán aniquilados
y su descendencia quedará extirpada.
37:39 La salvación de los justos viene del Señor,
él es su refugio en el momento del peligro;
37:40 el Señor los ayuda y los libera,
los salva porque confiaron en él.