sábado, 19 de marzo de 2011

EL SEMINARIO

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DÍA DEL SEMINARIO 2011  (Oración)

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Señor Jesús,
que nos prometiste: «pedid y recibiréis, llamad y se os abrirá»,
regálanos las vocaciones sacerdotales
que tanto necesita tu Iglesia y el mundo de hoy.


Haz que las familias sean el campo fértil donde puedan germinar.


Bendice el trabajo apostólico de catequistas y educadores,
para que logren despertar y madurar la vocación sacerdotal
en aquellos que tú, Señor, has elegido a tu servicio.
Ilumina la tarea educativa de los formadores del Seminario
para que creen un verdadero cenáculo
donde el encuentro contigo ayude a cada seminarista
a configurar su corazón, de Buen Pastor, con el tuyo.


Que Santa María, Reina de los Apóstoles,
lleve de la mano a los seminaristas y sacerdotes para que sean realmente gloria de la Iglesia
y un verdadero don de Dios para el mundo.
Amén

La mayoría de las diócesis españolas celebran el “Día del Seminario” el día 19 de marzo, fiesta de San José. «El sacerdote es un don del corazón de Cristo: un don para la Iglesia y para el mundo» (Benedicto XVI).

El día en que Benedicto XVI exhortaba con estas palabras tras el rezo del ángelus a la multitud congregada en la plaza de san Pedro, Roma era un hervidero de sacerdotes venidos de todas partes del mundo. El motivo de esta concentración de culturas, lenguas y geografías diversas, expresión de una fraternidad presbiteral que no conoce fronteras, era la conclusión del Año Sacerdotal que el Santo Padre había convocado un año antes para conmemorar el centenario de la muerte de san Juan María Vianney. No obstante la pléyade de voces alzadas en convenios teológicos, publicaciones y alocuciones diversas a propósito de este evento, pocas palabras como las proferidas por el Papa aquella mañana logran iluminar con igual sencillez y clarividencia la esencia del sacerdocio ministerial.
«El sacerdote, regalo de Dios para el mundo». Este es el lema que, parafraseando la frase de Benedicto XVI, anima la jornada del Día del Seminario de este año. El eslogan puede resultar algo manido, dado por descontado; una obviedad sobre la que no merece la pena detenerse. No obstante la posibilidad de esta inmediata impresión, quizá sea hoy más que nunca necesario afirmar que el sacerdote representa para el mundo una acción de Dios en la que se refleja su predilección amorosa por los hombres. Esta verdad, llamada a animar el ejercicio del ministerio e interiorizarse en quienes se preparan para recibir el sacramento del orden, exige su proclamación constante, sobre todo en un mundo que ni parece necesitar ni solicita este «regalo».

Datos estadísticos

En el curso 2010-2011 se ha producido un aumento del 14,83% en el número de seminaristas ordenados en España. En concreto, se ha pasado de 141 en el año 2009 a 162 en el 2010. Asimismo, se está produciendo en los últimos años un incremento en el número de seminarios, tanto mayores como menores.


El número total de seminaristas que hay en España, en el curso 2010-2011, es de 1.227. En términos absolutos, se ha producido un leve descenso del 3% con respecto al curso anterior y la cifra se sitúa ligeramente por encima de la que había hace 2 años, en 2009, cuando el número total era de 1.224. La exigencia en la selección y el cuidado del discernimiento vocacional, a los que llamó con especial énfasis el Papa durante el Año Sacerdotal, siguen siendo criterios de actuación en los seminarios españoles, conscientes de que el ejercicio del ministerio requiere un esfuerzo constante para poder ser, de una forma adecuada, don para un mundo necesitado.
El Papa nos recuerda que sigue siendo imprescindible un cuidadoso discernimiento vocacional y “como en los tiempos difíciles del Cura de Ars -escribe Benedicto XVI en el Mensaje con motivo del Año Sacerdotal- es preciso que los sacerdotes, con su vida y obras, se distingan por un vigoroso testimonio evangélico”.


UN DÍA DE LA VIDA DE LOS SEMINARISTAS 

(El artículo procede del semanario Paraula)

Un año más, celebramos el día del Seminario. Álvaro Almenar, de Valencia, Antonio Márquez, de L'Olleria, y José Miguel Peris, de Torrent, son tres de los 82 seminaristas que en la actualidad hay en el Seminario Mayor de Moncada (Valencia, España). Estos tres jóvenes, de diferentes cursos, nos cuentan cómo se desarrolla su vida en el seminario.

Una familia de 82 hermanos

Álvaro, Antonio y José Miguel coinciden en señalar que el ambiente entre todos ellos es muy bueno. "Somos como una gran familia de 82 hermanos. Nos llevamos muy bien. Vivimos en auténtica comunión. Nos conocemos todos y podemos hablar entre nosotros con total confianza, aunque pertenezcamos a distintos cursos. Incluso, tenemos la experiencia de que la relación entre nosotros continúa cuando los compañeros dejan el seminario al ser ordenados y enviados a los pueblos. Desde luego, eso no impide que de vez en cuando surja algún problema entre nosotros o nos enfademos, exactamente igual que en cualquier familia".

Los seminaristas se levantan temprano. A las 7'30 h. han de estar preparados para el rezo de laudes. A las 8 desayunan y, rápidamente, se van al autobús que los recoge en el seminario para llevarlos a Valencia, a la facultad de Teología San Vicente Ferren Allí, cada uno acude a sus clases. Al terminar vuelven al seminarío para comer La tarde se distribuye entre el estudio, tiempo libre y actividades complementarias. Estas últimas tienen una hora de duración y son distintas cada día de la semana: lunes, deporte; martes, lenguas clásicas (latín y griego); miércoles, lenguas modernas (inglés y francés); jueves, solfeo y canto; viernes, complemento de los estudios teológicos. A las ocho menos cuarto vuelven a reunirse todos los seminaristas para el rezo de vísperas y celebración eucarística. Tras la cena, que es a las nueve, disponen de tiempo para el estudio, hasta las once en que ya han de permanecer en silencio.

Cada seminarista se encarga de arreglar y limpiar su habitación así como de lavar y planchar su ropa. Las habitaciones son individuales y muy sencillas, pero cómodas: "Tenemos dos mesas, dos sillas, armario, estantería para los libros y cama".

Los seminaristas pertenecen a una comisión de trabajo libremente elegida: informática, para el mantenimiento de los ordenadores; liturgia, para preparar las celebraciones; de biblioteca, para su mantenimiento y organización; de cultura, para preparar charlas y visitas culturales; de misiones, para organizar actividades que fomenten el espíritu misionero; de jardinería, para la limpieza y aseo del jardín; etc.

Además de pertenecer a una comisión, cada uno está encargado de prestar un servicio: prensa, teléfono, correo, preparación del café, asistencia a los enfermos, deportes, etc.

Vacaciones

Las vacaciones de los seminaristas son como las de cualquier otro estudiante. Además, disponen de un fin de semana libre cada quince días, y todos los domingos por la tarde los tenemos libres y los aprovechamos para ir a pasear, tomar un café, salir al cine y los que viven cerca pueden ir a sus casas.

Durante el tiempo libre pueden disfrutar de las instalaciones del seminario: sala de ordenadores, biblioteca, gimnasio, frontón, piscina, cancha de baloncesto, de fútbol y sala de televisión.

Para dar a conocer la vida en el seminario, durante este curso se están celebrando 'misas de puertas abiertas un domingo al mes y retiros vocacionales de fin de semana.


Padre Santo, por las manos de María te ofrecemos como víctima al Verbo
Encarnado, en quien tienes todas tus complacencias. Impulsados por la
caridad que el Espíritu Santo ha derramado en nuestros corazones, nos
ofrecemos constantemente en su unión como hostias vivas y nos sacrificaremos
por tu amor en las ocasiones que se nos presenten, implorando gracias para
el mundo y la Iglesia, especialmente para los sacerdotes.
Jesús, Salvador de los hombres ¡Sálvalos!

Oración por los sacerdotes del Cardenal Richard Cushing

Dios Todopoderoso y Eterno, mira con amor el rostro de tu Hijo y por amor a El que es el Sumo y Eterno Sacerdote ten misericordia de tus sacerdotes. 

Acuérdate oh compasivo Señor que ellos son sino frágiles y débiles seres humanos. Remueve en ellos el don de la vocación que de modo admirable se consolidó por la imposición de las manos de tus Obispos. 

Manténlos siempre cerca de tí. No permites que el enemigo les venza, para que nunca se hagan participes de la más mínima falta contra el honor de tan sublime vocación. Señor Jesús, te pido por tus fieles y fervorosos sacerdotes así como por los sacerdotes infieles y tibios; por los sacerdotes que trabajan en su propia tierra o los que Te sirven lejos, en lugares o misiones distantes; por tus sacerdotes tentados, por los que sienten la soledad, el tedio o el cansancio; por los sacerdotes jóvenes o por los que estén a punto de morir así como por las almas de sacerdotes en el purgatorio. 

Pero sobretodo, te encomiendo los sacerdotes que más aprecio: el sacerdote que me bautizó o me ha absuelto de mis pecados; los sacerdotes a cuyas misas he asistido y me han dado Tu Cuerpo y Sangre en la Comunión; los sacerdotes que me han aconsejado, me han consolado o animado y aquellos a quienes de alguna forma les estoy más en deuda. 

Oh Jesús, mantenlos a todos cerca de tu Corazón y bendícelos abundantemente en el tiempo y en la eternidad. AMEN

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