viernes, 9 de septiembre de 2011

EL LADRON DE CORAZONES

UNA HISTORIA PARA DESCUBRIR EL CORAZON DE MARIA
Texto: José Luis Pérez Castañeda ss.cc. 
Dibujos: Lidia Rico Cano
 

I. Tres mujeres artistas
 
Mariano reanudó el trimestre con muchas ganas de sacar adelante las asignaturas, especialmente las que requerían de él cierta creatividad. Sí, una de ellas era la de manualidades. Su madre, que había estudiado Bellas Artes, se había empeñado en que se apuntara como refuerzo a la actividad extraescolar de Talleres Manuales. Con un poco de mala cara, el pequeño Nano, que así le llamaban sus amigos, se sentó en su silla y esperó a la profesora. 

Ella entró y habló con un tono bastante tosco:
- Chicos y chicas, para la semana que viene haremos una prueba de dibujo artístico sobre un tema... un tema arquitectónico –dijo entre dudas, como si la idea de hacer el trabajo se le hubiera ocurrido al abrir la boca-. 

- Señorita, dijo una niña levantando la mano, que luego descubrió nuestro chico que se llamaba Dori. Era una chavala muy popular entre sus compañeras. Sacaba las mejores notas, sobre todo en Religión. El año pasado hicimos el dibujo artístico sobre ese tema ¿no podríamos, esta vez, hacerlo sobre un tema religioso? 

Nano la miró con ojos espantados. ¡Un tema religioso! ¡Era mejor dibujar una casa que dibujar la Trinidad!

- Tienes razón Dori ¿y qué tema propones? – la interrogó-.
- Propongo que sea algo relacionado con... con... ¡ya lo tengo!... con María.

- Bueno, parece un tema bonito. Pero atención: todos los dibujos tratarán el tema del Corazón de María.
“Más difícil todavía”, pensó Nano en sus adentros. “¿Y que hago?”. Después de una explicación sobre cómo se podían usar los colores pasteles terminó la clase. De tanto hablar de pasteles a Nano, que era un goloso, se le antojó un dulce. Y mientras lo saboreaba se le iba ocurriendo alguna idea de lo que debía hacer a partir de ahora para tener alguna idea del Corazón de María. La primera y la única ocurrencia fue recurrir a su madre. 

 

II. Un encuentro inesperado
 
- Creo que lo mejor que puedes hacer es ir al museo de arte sacro de la Parroquia del Divino Amor. Allí hay imágenes de las que te piden en clase. Quizás se te ocurran ideas.
Sin perder el tiempo, Nano cogió un bloc de notas y se fue al museo parroquial. Paseó y paseó por sus pasillos pero allí no había nada más que santos vestidos de mala manera (1) y señores con sombreros picudos que llevaban en las manos unas iglesias inmensas (2). 

Al fondo del pasillo encontró una puerta donde ponía “Privado. Biblioteca del museo”. Nano dudó en entrar unos momentos. Pero si, por un lado, su conciencia le decía que no debía entrar, por otro lado, se imaginaba el suspenso en manualidades que le sobrevenía encima. Después de muchas luchas consigo mismo no entró. Pero en ese momento se abrió la puerta de la Biblioteca y, de tan deprisa que iba, se tropezó con él una niña. 

Cuando se vieron las caras no podían creérselo:
-Tú eres Dori –dijo Nano-.
-Tú eres Nanín -dijo Dori-.
- Pero ¡qué dices!, me llamo Mariano y me dicen Nano, no Nanín.

No salían de su asombro al verse allí los dos de purita casualidad. Aunque Nano, la verdad, se puso colorado por encontrarla y por haberle llamado Nanín. Dori le contó que su tío trabajaba en la biblioteca del museo y que su abuela Matilde le había recomendado venir a este laberinto de libros para buscar información sobre el Corazón de María. 

- Eso fue lo que me dijo mi madre, que viniera al museo a echar un vistazo.
- Tu madre entiende, chaval, como mi abuela. Ven y verás la de cosas que he encontrado sobre el Corazón de María. 

Nano la acompañó al oscuro lugar de la Biblioteca. Toda la gran sala olía a una mezcla de humedad antigua y a libros recién llegados de la imprenta. En el silencio se escuchaba por sus paredes las voces de historias de piratas y conquistadores, los ecos de crónicas de comerciantes árabes de especias, las firmas de contratos de trabajo para construir catedrales, los susurros de poesías de amor para damas que ya no existían... Mariano creyó por unos momentos que allí se daban cita todos los esfuerzos de la humanidad para que él, Mariano, aprendiera a vivir la vida con una intensidad que a cualquiera dejaría exhausto. Dori le enseñó la sección del s. XIX. Nano se enteró de que muchas Congregaciones religiosas nacidas en ese siglo tenían devoción al Corazón de María. Entre ellas una que le era muy conocida: la Congregación de los Sagrados Corazones. 

- Claro, el Corazón de Jesús...¡y el Corazón de María!
- ¡Muy bien Nano! – dijo Dori, que hasta ese momento no se había dado cuenta de que los Sagrados Corazones eran de Jesús y de María-. Ahora te llevaré al almacén del museo. 

Ante los ojos de Nano fueron apareciendo numerosas ilustraciones, cuadros, grabados y bordados del siglo XIX. Muchas veces encontraban dos corazones unidos: el de Jesús, que se representaba con una cruz; y el de María, con una llama. Nano se fue del museo con las ideas más aclaradas y por primera vez creyó que el aprobado en manualidades estaba un poco más cerca. Dori le invitó a un dulce y después le llevó a dar un paseo hasta la altura de Santa Sofía. 


III. Los acertijos del P. Julián
 
Llamaron a la puerta varias veces y con fuerza, pero allí no abría nadie. Volvieron al día siguiente y tampoco. 

Al tercer día insistieron, pero nada. Cuando ya estaban para irse, desde una casa pegada a esta puerta un hombre les preguntaba:
- ¿Qué queréis pequeños? Para apuntarse a las catequesis hay que entrar por la otra puerta. Si golpeáis la puerta de la iglesia nadie os va abrir.
Nano y Dori se pusieron colorados. La verdad es que aquel señor tenía razón. Se acercaron a la puerta y los recibió con una sonrisa, mejor dicho, una carcajada contenida. 

- Padre, queremos ver la iglesia porque nos hemos enterado que se llama Parroquia del Corazón de María y que usted es de la Congregación de los Sagrados Corazones.

- Efectivamente así se llama la Parroquia y yo soy un religioso de los Sagrados Corazones- les dijo el Padre Julián-.

Les enseñó toda la iglesia y una escultura de María bastante peculiar. La Virgen tenía las manos levantadas hacia arriba, como si estuviera rezando o dándole algo a Dios, y tenía el pelo suelto, como movido por un viento suave. El P. Julián les explicó que era el soplo del Espíritu Santo (3) . En su vestido estaba escrita cientos de veces la palabra “Hinneni”. Ya sabían lo que significaba porque lo habían dado en Religión. Pero lo más curioso de la figura era que en lugar de Corazón tenía un gran agujero. 

- ¿Dónde tiene el corazón? ¿Esta no es la estatua del Corazón de María? Nano se sentía un poco decepcionado porque precisamente era lo que venían buscando.

- ¿Lo han robado?- dijo Dori, cuya imaginación competía con su habilidad para enredar en aventuras al primero que cogiese.
- Sí, Nano, esta es la estatua del Corazón de María. Y le han robado el Corazón. – confirmó el P. Julián, que por ahora no les daba la solución, tan aficionado era a no dar la respuesta a la primera-.
- ¿Se lo han robado? ¡Qué mala suerte! –lamentó Dori.
- Pero yo conozco muy bien al ladrón, muy pero que muy bien – insinuó el P. Julián misterioso-.
- ¿Quién? ¿quién? –gritaron los pequeños a una-. 

El P. Julián se limitó a señalar una cajita que había en una capilla lateral de la iglesia, con una luz encendida. El sagrario arremolinaba en torno a él a unas cuantas personas en un silencio atrayente. Dori sonrió: había descubierto el enigma. Mariano se quedó como si nada. 

- ¡Dori! –Nano se había dado cuenta de que Dori ya tenía la respuesta y no paraba de mover brazos y cabeza para sacarle la respuesta- vamos, Dori. No aguanto más- y es que Dori expresaba una alegría honda que le nacía del corazón y no podía salir de su estado. 

Dori le explicó detalle por detalle (4). Nano quedó satisfecho. Los dos permanecieron un buen rato mirando el agujero del Corazón de María, como si se encerrara en él toda la verdad del mundo. Después repasaron su cabello ondeante, su vestido escrito y, por último, sus manos alzadas. “Hinneni”, se decía cada uno en su interior. 

IV. Sobresaliente en entrega
 
Llegó el día tan temido para Nano. La profesora entraría en clase y diría las notas del trabajo de manualidades. Entró, cerró la puerta y miró especialmente a Nano, que se había cambiado de lugar para estar con Dori. Empezó a nombrar a cada uno y llegó el turno de Nano:
- Mariano Cárdenas del Pozo: Sobresaliente.
- ¡No me lo puedo creer! – Nano no pudo contener sus palabras-.
- El trabajo no es muy original pero está bien hecho. Además me he enterado de que le has puesto mucho cariño – dijo la profesora, sin saber Nano cómo había descubierto que verdaderamente le había puesto cariño, y mucho-. 

Nano se quedó durante toda la clase meditando ese sobresaliente, ajeno a las explicaciones de la profesora. 

Esa nota era la suma de muchas sobresalientes: el sobresaliente en constancia de su madre, el sobresaliente en compañerismo de Dori, el sobresaliente del P. Julián en atenciones. Pero sobre todo a Nano se le quedó en el corazón un sobresaliente muy singular: el sobresaliente en entrega de María, un Corazón disponible como la copa de un pino. 

- Enhorabuena, Nanín -le felicitó Dori entre risas-.
- Gracias, Dori, sin ti no lo hubiera conseguido. 

Esa tarde fue Nano el que invitó a Dori a comer dulces y después la llevó de paseo hasta la altura de Santa Sofía. 

Para la reflexión personal y la puesta en común:
1. ¿Qué es lo que más te ha gustado de esta historia?
2. ¿Cómo se representan el Corazón de Jesús y el Corazón de María?
3. ¿Qué significa “hinneni”?
4. ¿Por qué María tiene un agujero en el corazón?
5. ¿Quién es el “ladrón de corazones”?
6. ¿Cómo podemos vivir nosotros hoy con una entrega como la de María?

 _______________________
(1) Nano no estaba enterado que tenían esa pinta extravagante porque lo habían abandonado todo por seguir a Jesús.
(2) Estos señores son fundadores de Iglesias y obispos. Sus sombreros se llaman “mitra” y la iglesias que sostienen son sus respectivas catedrales.
(3) Mira el comienzo del evangelio de Lucas y allí te contará más cosas sobre la amistad de María y el Espíritu Santo.
(4) Para los que se han quedado como Nano, que vayan a la página web de la Congregación (www.sscc-andalucia.org) y se lean las primeras aventuras de Dori. Allí descubrirán los detalles a los que se refiere la historia.

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