viernes, 19 de marzo de 2010

EL SACERDOTE...

MARIA REINA Y MADRE PARA SIEMPRE...
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TRAS LOS PASOS DE UN SANTO...
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EL SACERDOTE




Cuando se piensa que solamente un sacerdote puede perdonar los pecados y que lo que él ata en el fondo de su humilde confesionario, Dios, obligado por su propia palabra, lo ata en el Cielo, y lo que él desata, en el mismo instante lo desata Dios... 

Cuando se piensa que Nuestro Señor Jesucristo, en la última Cena, realizó un milagro más grande que la creación del Universo con todos sus esplendores, y fue convertir el pan y el vino en su Cuerpo y Sangre para alimentar al mundo, y que este portento, ante el cual se arrodillan los ángeles y los hombres, puede repetirlo cada día un sacerdote... 

Cuando se piensa que un sacerdote hace más falta que un rey, más que un militar, más que un banquero, más que un médico, más que un maestro, porque él puede reemplazar a todos y ninguno puede reemplazarlo a él... 

Cuando se piensa que un sacerdote, cuando celebra en el altar, tiene una dignidad infinitamente mayor que un rey; y que no es ni un símbolo, ni siquiera un embajador de Cristo, sino que es Cristo mismo que está allí repitiendo el mayor milagro de Dios... 

Cuando se piensa que el mundo moriría de la peor hambre si llegara a faltarle ese pan y ese vino, y que eso puede ocurrir, porque están escaseando las vocaciones sacerdotales, y que cuando eso ocurra se conmoverán los cielos y estallará la Tierra, como si la mano de Dios hubiera dejado de sostenerla; y las gentes aullarán de hambre y de angustia, y pedirán ese Pan, y no habrá quien se lo dé; y pedirán la absolución de sus culpas, y no habrá quien las absuelva, y morirán con los ojos abiertos por el mayor de los espantos... 

Cuando se piensa todo esto, uno comprende la inmensa necesidad de fomentar las vocaciones sacerdotales...
 
Uno comprende el afán con que en tiempos antiguos, cada familia ansiaba que de su seno brotase, como una vara de nardo, una vocación sacerdotal... 

Uno comprende el inmenso respeto que los pueblos tenían por los sacerdotes, lo que se reflejaba en las leyes... 

Uno comprende que el peor crimen que puede cometer alguien es impedir o desalentar una vocación... 

Uno comprende que provocar una apostasía es ser como Judas y vender a Cristo de nuevo... 

Uno comprende que si un padre o una madre obstruyen la vocación sacerdotal de un hijo, es como si renunciaran a un título de nobleza incomparable... 

Uno comprende que más que una iglesia, y más que una escuela, y más que un hospital, es un seminario o un noviciado... 

Uno comprende que dar para construir o mantener un seminario o un noviciado es multiplicar los nacimientos del Redentor... 

Uno comprende que dar para costear los estudios de un joven seminarista o de un novicio es allanar el camino por donde ha de llegar al altar un hombre, que durante media hora, cada día, será mucho más que todas las dignidades de la Tierra y que todos los santos del Cielo, pues será Cristo mismo, sacrificando su Cuerpo y su Sangre, para alimentar al mundo.
Hugo Wast


MENSAJE DE LOS PADRES REPARADORES - Sacerdotes del Corazón de Jesús
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¡¡MUCHACHO O JOVEN !!

Quiero hacerte una llamada. ¿Te has preguntado alguna vez qué vas a ser el día de mañana? Te propongo una respuesta: RELIGIOSO-SACERDOTE

¿Para qué?

Para servir a Dios a través de darte a los hermanos tan hijos de Dios como tú.

- Les puedo ayudar desde fuera.

- Ojalá fuera verdad, pero hay muchos inconvenientes, demasiadas dificultades porque uno sólo se da del todo cuando es libre y si esto es difícil siempre, más lo es dentro del ajetreo del mundo y de la familia que te quieren acaparar para sí.

¿Qué hago yo en el Seminario?

- Te preparas intelectualmente en aquello que te guste. Aprendes a ver la vida con los ojos limpios, sin excesivos egoísmos. Ves a los hombres como hermanos y amigos y no como competidores. Te encuentras con el mejor amigo: JESÚS, quien aunque tú le falles, Él no te quita la mano ni en el llano ni en la cuesta arriba.


- El Seminario debe ser muy aburrido; no hay chicas, la vida diaria tiene que ir al son de campana; las discotecas, los bailes...
¿Y qué más?

Conozco la vida de los seminarios y ni la falta de chicas, discotecas o el rígido pero también flexible horario no impiden que los muchachos y jóvenes vivan felices. Todas estas carencias a las que tienes miedo se diluyen en la oración y en la eucaristía, en el trabajo de catequesis, en la dedicación a los pobres en las organizaciones caritativas, en la alegría de la familia viéndote que eres feliz sin haber dejado de ser muchacho y joven a la vez.

- Mis padres perderán un hijo.

- Tus padres ganarán un hijo; puedes estar seguro, porque tu cariño no tendrá que dividirse con otras gentes. Cuando se ama a Dios, los demás, comenzando por la familia, se convierte en el centro preferencial de nuestro pensamiento.

- ¿Viven alegres los seminaristas?

- Te diré lo que Jesús: "Ven y lo verás". No sé si te lo creerás, pero cuando los demás jóvenes de tu edad ven la alegría y la disponibilidad con la que viven no digo que se sientan frustrados con su vida, pero sí un tanto envidiosos de la felicidad de los seminaristas, que no destruyen su vida en una especie de cárcel, sino que la construyen viviendo en el mundo, entre la gente, pero diferenciándose por su fe y sus modos de actuar del resto de muchachos y jóvenes. 

- Los seminaristas tienen que ser aburridos; no se divierten

- ¿ Quién dice semejante tontería ? Te vuelvo a repetir: "Ven y lo verás". Comprobarás en un corto tiempo que este tipo de fábulas no cuajan en el Seminario. Son muchachos y jóvenes como tú, pero no tontos. A lo sumo antagónicos con la forma de pensar y actuar de los de su edad. ¿Está claro? Anímate, que no vas a entrar en una cárcel ni en un reformatorio, sino en una institución en la que se vive la vida de joven bajo la guía de Dios y de buena gente. Si no me crees por prejuicios, peor para tí. Pero como te deseo lo mejor, anímate y llama a la puerta del Seminario. Te aseguro que serás feliz.

- ¿Sólo valen los buenos y humildes?

- Y los inquietos, los enamoradizos (aunque estos lo tienen algo más difícil), los rebeldes, los contestones, los listos y los menos inteligentes. Los poco generosos, si permanecen en su egoísmo, no; estos son los únicos que no valen, porque esto requiere generosidad para darse a los demás.

Nota: Si por cualquier motivo, deseas ponerte en contacto con los PP. Reparadores, puedes hacerlo escribiendo a:
 
Seminario San Jerónimo

Sacerdotes del Corazón de Jesús (PP. Reparadores)
37800 ALBA DE TORMES (Salamanca)
Tel. 923 300 135


DÍA DEL SEMINARIO 2010  (Oración)
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Señor Dios, Padre nuestro,
te damos gracias por los sacerdotes,
que son un regalo
y un signo de tu amor.
Ellos nos manifiestan
tu corazón bueno
y rico en misericordia,
nos ofrecen la salvación de Jesús
y nos ayudan a vivir
en el Espíritu Santo.
Concédenos pastores
según tu corazón,
bendice a los seminaristas,
y haz que no falten en la Iglesia
niños y jóvenes
que sigan la vocación sacerdotal.
Por Jesucristo nuestro Señor. Amén



La mayoría de las diócesis españolas celebran el “Día del Seminario” el día 19 de marzo, fiesta de San José. Este año el lema elegido es “El sacerdote, testigo de la misericordia de Dios” con el trasfondo del Año Sacerdotal y, muy especialmente, de la figura del Santo Cura de Ars, testigo inigualable de la misericordia de Dios. El tema de la misericordia vivida y testimoniada por el sacerdote es una dimensión primordial y capital de su vocación concreta: la relación con Cristo pastor misericordioso; una relación que debe ir creciendo gradual y paulatinamente durante los años de formación en el seminario.
El cartel de la campaña, además del lema, muestra el recorrido de “Una vida apasionante” donde se ven los diferentes momentos significativos del ministerio sacerdotal. La vida y la misión del sacerdote, aunque ardua y delicada, sigue resultando apasionante para muchos jóvenes.
La iniciativa del “Día del Seminario” nació en 1935. Desde entonces, cada año la Jornada llega con un nuevo lema y el objetivo de suscitar vocaciones sacerdotales mediante la sensibilización, dirigida a toda la sociedad, y en particular a las comunidades cristianas.
Como el día de San José no es siempre fiesta civil en todas las comunidades autónomas de España, desde hace un par de décadas la Jornada del Seminario se celebra el 19 de marzo y también en el domingo más próximo. Con todo, la Iglesia ha conservado para la festividad de San José el carácter del día de precepto.

Datos estadísticos
En el curso 2009-2010 se ha producido un aumento en el número de seminaristas que se forman en los seminarios de España, que pasan de 1.223 a 1.265 en el presente curso. Este aumento es especialmente significativo porque rompe la tendencia a la baja que se venía produciendo en los últimos nueve años. Por tanto, en términos absolutos se ha producido un aumento de 42 seminaristas con respecto al último año.
El Papa nos recuerda que sigue siendo imprescindible un cuidadoso discernimiento vocacional y “como en los tiempos difíciles del Cura de Ars -escribe Benedicto XVI en el Mensaje con motivo del Año Sacerdotal- es preciso que los sacerdotes, con su vida y obras, se distingan por un vigoroso testimonio evangélico”.

UN DÍA DE LA VIDA DE LOS SEMINARISTAS 
(El artículo procede del semanario Paraula)

Un año más, celebramos el día del Seminario. Álvaro Almenar, de Valencia, Antonio Márquez, de L'Olleria, y José Miguel Peris, de Torrent, son tres de los 82 seminaristas que en la actualidad hay en el Seminario Mayor de Moncada (Valencia, España). Estos tres jóvenes, de diferentes cursos, nos cuentan cómo se desarrolla su vida en el seminario.

Una familia de 82 hermanos

Álvaro, Antonio y José Miguel coinciden en señalar que el ambiente entre todos ellos es muy bueno. "Somos como una gran familia de 82 hermanos. Nos llevamos muy bien. Vivimos en auténtica comunión. Nos conocemos todos y podemos hablar entre nosotros con total confianza, aunque pertenezcamos a distintos cursos. Incluso, tenemos la experiencia de que la relación entre nosotros continúa cuando los compañeros dejan el seminario al ser ordenados y enviados a los pueblos. Desde luego, eso no impide que de vez en cuando surja algún problema entre nosotros o nos enfademos, exactamente igual que en cualquier familia".

Los seminaristas se levantan temprano. A las 7'30 h. han de estar preparados para el rezo de laudes. A las 8 desayunan y, rápidamente, se van al autobús que los recoge en el seminario para llevarlos a Valencia, a la facultad de Teología San Vicente Ferren Allí, cada uno acude a sus clases. Al terminar vuelven al seminarío para comer La tarde se distribuye entre el estudio, tiempo libre y actividades complementarias. Estas últimas tienen una hora de duración y son distintas cada día de la semana: lunes, deporte; martes, lenguas clásicas (latín y griego); miércoles, lenguas modernas (inglés y francés); jueves, solfeo y canto; viernes, complemento de los estudios teológicos. A las ocho menos cuarto vuelven a reunirse todos los seminaristas para el rezo de vísperas y celebración eucarística. Tras la cena, que es a las nueve, disponen de tiempo para el estudio, hasta las once en que ya han de permanecer en silencio.

Cada seminarista se encarga de arreglar y limpiar su habitación así como de lavar y planchar su ropa. Las habitaciones son individuales y muy sencillas, pero cómodas: "Tenemos dos mesas, dos sillas, armario, estantería para los libros y cama".

Los seminaristas pertenecen a una comisión de trabajo libremente elegida: informática, para el mantenimiento de los ordenadores; liturgia, para preparar las celebraciones; de biblioteca, para su mantenimiento y organización; de cultura, para preparar charlas y visitas culturales; de misiones, para organizar actividades que fomenten el espíritu misionero; de jardinería, para la limpieza y aseo del jardín; etc.

Además de pertenecer a una comisión, cada uno está encargado de prestar un servicio: prensa, teléfono, correo, preparación del café, asistencia a los enfermos, deportes, etc.

Vacaciones

Las vacaciones de los seminaristas son como las de cualquier otro estudiante. Además, disponen de un fin de semana libre cada quince días, y todos los domingos por la tarde los tenemos libres y los aprovechamos para ir a pasear, tomar un café, salir al cine y los que viven cerca pueden ir a sus casas.

Durante el tiempo libre pueden disfrutar de las instalaciones del seminario: sala de ordenadores, biblioteca, gimnasio, frontón, piscina, cancha de baloncesto, de fútbol y sala de televisión.

Para dar a conocer la vida en el seminario, durante este curso se están celebrando 'misas de puertas abiertas un domingo al mes y retiros vocacionales de fin de semana.

Ofrecimiento del Verbo Encarnado

Padre Santo, por las manos de María te ofrecemos como víctima al Verbo Encarnado, en quien tienes todas tus complacencias. Impulsados por la caridad que el Espíritu Santo ha derramado en nuestros corazones, nos ofrecemos constantemente en su unión como hostias vivas y nos sacrificaremos por tu amor en las ocasiones que se nos presenten, implorando gracias para el mundo y la Iglesia, especialmente para los sacerdotes.

Jesús, Salvador de los hombres ¡Sálvalos!

Oración por los sacerdotes del Cardenal Richard Cushing
Dios Todopoderoso y Eterno, mira con amor el rostro de tu Hijo y por amor a El que es el Sumo y Eterno Sacerdote ten misericordia de tus sacerdotes. 
 
Acuérdate oh compasivo Señor que ellos son sino frágiles y débiles seres humanos. Remueve en ellos el don de la vocación que de modo admirable se consolidó por la imposición de las manos de tus Obispos. 
 
Manténlos siempre cerca de tí. No permites que el enemigo les venza, para que nunca se hagan participes de la más mínima falta contra el honor de tan sublime vocación. Señor Jesús, te pido por tus fieles y fervorosos sacerdotes así como por los sacerdotes infieles y tibios; por los sacerdotes que trabajan en su propia tierra o los que Te sirven lejos, en lugares o misiones distantes; por tus sacerdotes tentados, por los que sienten la soledad, el tedio o el cansancio; por los sacerdotes jóvenes o por los que estén a punto de morir así como por las almas de sacerdotes en el purgatorio. 
 
Pero sobretodo, te encomiendo los sacerdotes que más aprecio: el sacerdote que me bautizó o me ha absuelto de mis pecados; los sacerdotes a cuyas misas he asistido y me han dado Tu Cuerpo y Sangre en la Comunión; los sacerdotes que me han aconsejado, me han consolado o animado y aquellos a quienes de alguna forma les estoy más en deuda. 
 
Oh Jesús, mantenlos a todos cerca de tu Corazón y bendícelos abundantemente en el tiempo y en la eternidad. AMEN
 
Fuente: webcatólica...

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