MARIAMCONTIGO.-
SEGUNDA FICHA
1. LA LUJURIA DEL VARÓN
1) Un núcleo mayor de dificultad para el crecimiento sano de una amistad de novios generosa y duradera, que ponga un buen fundamento para una posterior amistad matrimonial, es la lujuria en el varón. Lujuria es: desorden del apetito sexual por pérdida del dominio racional del impulso instintivo ¿Qué tiene que hacer la novia con la pasión del varón y qué tiene que hacer el varón con la fuerza de su propia pasión, de acuerdo con su novia y ayudado por ella? Esto es algo que por lo general ni ella ni él tienen claro.
2) Las mamás no suelen tener en cuenta que ellas pueden hacer mucho en la formación de sus varoncitos desde pequeños. Ellas pueden educar en su niñito, como vamos a ver más adelante, al tratar de la educación de los hijos, el hábito de dominar sus pasiones por un fin superior. Este hábito se extenderá también a la pasión sexual cuando despierte. Pero las mamás no suelen pensar que les corresponda prevenir eso en bien de la felicidad matrimonial futura de su hijo y de su nuera, enseñándole desde niño a ser dueño de sí mismo. La mujer que no supo qué hacer con su novio y su esposo, porque desconocía la herida del pecado original en él, tampoco sabrá educar a sus hijos varones. Pero de esto trataremos en otro momento.
3) A la falta de claridad que tienen los jóvenes en estos asuntos se suman los errores y la oscuridad que siembra la opinión pública y la pseudociencia psicológica y pedagógica moderna. Por no hablar de los malos consejos de los amigos/as de su misma edad, que se dan importancia arrastrando a otros al mismo hoyo en que están caídos ellos. O de adultos que aconsejan mal, y a veces intentan positiva y decididamente corromperlos.
4) Esas son las metas. Veamos ahora los pasos. Como primer paso veamos cuáles son las manifestaciones propias del amor casto, qué es lo que la novia y el novio deben hacer, principalmente la novia, para mantenerse y ayudar al novio a mantenerse casto.
2. CONSECUENCIAS DEL PECADO ORIGINAL
5) Estamos entre católicos, y por eso no hay necesidad de demostrar ni convencer, ya que en estos asuntos, la luz nos viene de la fe. Es una luz inmensa que arroja sobre la vida humana la doctrina revelada sobre el pecado original. Una luz de la que carecen los que no creen, aunque se crean científicamente al tanto de la realidad humana.
6) Acerca de la naturaleza humana hay tres opiniones:
a) Lutero y los protestantes en general, sobre todo los puritanos, dicen que es mala; porque fue totalmente corrompida por el pecado original.
b) Freud, y en su seguimiento gran parte de los representantes de la psicología moderna, en reacción contra el puritanismo, dicen que es buena y que hay que seguir sus impulsos y no reprimirlos.
c) Rousseau dice que la naturaleza del individuo es buena pero que la sociedad lo hace malo. De su doctrina nacen todas las teorías pedagógicas permisivas que afirman que los adultos no deben corregir a los niños.
7) ¿Qué nos enseña nuestra fe católica como revelación de Dios? Que la naturaleza humana es buena por ser creada por Dios. Pero que ha quedado herida a causa del pecado original. Nos enseña que nuestra naturaleza necesita ser sanada. Y que si no es sanada por la Gracia de la fe y por los sacramentos, que son los medios de Gracia que Jesús nos vino a traer, va a seguir siempre herida y esas llagas se van a ir infectando cada vez más.
8) La principal herida del pecado original consiste en que la inteligencia ya no conoce bien a Dios como su bien principal; el bien que haría feliz al Hombre. Entonces, los instintos animales y los deseos del alma se desordenan y ya no obedecen a la razón.
9) El pecado original ha herido al varón de una manera y a la mujer de otra. Y es bueno que la mujer sepa cómo está herido el varón y que el varón sepa cómo está herida la mujer para que se puedan entender. Porque de esa ignorancia nace el desencuentro entre ambos.
10) ¿Cómo ha herido el pecado original al varón? Lo ha herido precisamente en la esfera instintiva, en lo que tiene de común con los animales, en el desequilibrio de la concupiscencia de la carne: la gula y la lujuria. Esto quiere decir que la fuerza sexual, el instinto sexual del varón no obedece ya a su razón, se descontrola. Por la lujuria el varón pierde la cabeza: se enceguece o juzga precipitadamente, puede quemar el rancho, hace cualquier desastre, no piensa, se hace imprudente, no escucha consejo, se hace infiel.
11) ¿Por qué? Porque la pasión no se deja gobernar por la razón. Pero ¿cómo es posible lograr el dominio de la pasión, el dominio de sí mismo? Por un amor muy grande, que le permita sacrificar su pasión, en aras de un amor mayor: por el amor de amistad a la esposa, pero fundamentalmente por el amor a Dios, que purifica el amor a la esposa.
12) Cuando se ama a Dios como Padre, cuando se aspira a vivir como hijo; cuando se sabe, porque lo enseñó Jesús, que al Padre le desagrada mucho el desorden sexual del varón: no sólo el adulterio, sino aún la mirada lujuriosa sobre una hija de Dios, que por lo tanto es su hermana, se establece en el corazón, como una gracia, el autodominio.
13) Desde la fe, por la gracia, el varón tiene los mejores motivos y los resortes más firmes para adquirir la virtud de la castidad, que le da el dominio de su pasión sexual y lo libera de su tiránica servidumbre. Porque la pasión sexual desordenada, se hace obsesiva y se convierte en una verdadera esclavitud; en una cárcel en que queda prisionero el varón.
14) Hasta piensan algunos que el varón no puede sustraerse de ningún modo al imperio del instinto sexual. Y es verdad, si se ignora que la situación de la naturaleza humana herida por el pecado original es sanable por la gracia. No ven salida porque piensan que ante esta pasión el varón no tiene libertad. Nos miran a los que hablamos del pecado original, de gracia y de castidad, como a loquitos. "¿Pero de qué está hablando este cura represor? Esto es imperioso. La naturaleza del varón es así. Es buena. No la tiene que reprimir". Pregúntenle a la esposa abusada o a la traicionada, si eso la hace feliz.
15) ¡No, señor! La naturaleza no es así, la naturaleza herida es así. Pero la naturaleza sanada por la gracia es muy distinta. Y la naturaleza sanada le da al varón una libertad inmensa, el dominio de sí mismo, el gobierno de todas las cosas de su vida, de su familia, del hogar, de la educación de sus hijos, del trabajo… un autodominio y una libertad de juicio, propios del hijo de Dios. Lo constituye en caballero, dueño de sí, generoso y prudente; en patriarca, en hombre sano, justo, en varón casto. Esto no es una fantasía. Ha sido el tipo de varón que generó la fe católica.
16) Ese es, por otro lado, el verdadero compañero y amigo que la mujer anhela. Porque a la mujer sana no la hace feliz el varón lujurioso. A la larga la decepciona y termina fastidiándola e inspirándole desprecio. Cuando ella no alcanza a comprender que se trata de una verdadera herida del pecado original en el varón, se inclina a irritarse con él, como si fuera culpable de lo que, en su raíz, es una pena inculpable del pecado original, una herida en la naturaleza viril, digna de misericordia y no de ira. Pero que exige ser sanada. A la mujer le cuesta comprender lo que le pasa al varón, porque ella no ha sido herida de la misma manera. En ella la instintividad no eclipsa el afecto ni las capacidades del alma. En la mujer la sexualidad y el afecto están unidos armónicamente. El hachazo del pecado original en la instintividad fue en el varón. En éste la sexualidad puede deshumanizarse, despersonalizarse, separarse de la amistad esponsal.
17) En el varón, a consecuencia del pecado original, la sexualidad tiende a recaer en lo instintivo y a disociarse del afecto, eclipsando o interponiéndose en la comunicación espiritual, personal, con la mujer. El varón se queda en el cuerpo y no llega al alma. Su afán posesivo apunta al cuerpo de ella.
18) Esta herida en la sexualidad del varón, si no se sana, empieza a despersonalizar a la mujer. De modo que el novio ya va al encuentro con su novia obsesionado con el cuerpo de la novia y tiende a perder progresivamente de vista el alma de la novia, a medida que pierde pie en la lujuria. Por eso, la relación sexual tiende a despersonalizarse aunque, al comienzo, la novia pueda no darse cuenta de lo que le está sucediendo al novio.
19) Ella se ilusiona. Herida por el pecado original precisamente en las facultades del alma, en la imaginación, no lo advierte. Confunde lo que el novio es, con lo que ella quiere que sea y se imagina que él es. Por lo general la chica enamorada es una mujer ilusionada: idealiza al varón… ¡Cuántas mujeres se dieron cuenta que se casaron con el hombre equivocado, porque cuando despiertan de su sueño advierten que lo habían idealizado! La mujer, herida en el afecto, suele idealizar a los que ama y engañarse.
20) Comentando con la madre el abandono del hogar, unos hijos le decían: "Pero Mamá, ¿vos no te diste cuenta cuando estaban de novios cómo era papá?" Y la madre les respondió: "Sí mijos, sus abuelitos (los padres de ella) me lo decían, pero yo estaba ciega y no les hice caso. Pero ellos tenían razón".
3. LAS MAESTRAS DE LA AMISTAD
21) Las mujeres están llamadas a ser maestras de la amistad. ¿Ustedes vieron que las chiquilinas cultivan la amistad entre ellas, se cuentan las cosas del corazón, tienen su mejor amiga, muchas amigas con las que viven contándose las cosas del alma, y lo que les pasó? La mujer tiene una vida interior rica, compleja. Y como el matrimonio es un camino de amistad, a ella le toca en esto el rol principal. Pero a causa del pecado original, su posesividad aspira a apoderarse del afecto del varón, a dominarlo, a tener acceso al alma de él y a controlarla. Y el varón teme entregársela por temor a ser controlado. Es debido a eso que la que debiera ser maestra de amistad a menudo se equivoca. Sus sombras la traicionan.
22) Es que a la mujer, el pecado original la hiere precisamente en los apetitos del alma. Se los exagera y descontrola. Como Eva está inclinada a desear la ciencia del bien y del mal y a adquirir el poder divino, que le permita realizar el bien y conjurar los males que teme. La mujer peca por exceso de deseo del bien y por temor de los males. Tiende al ejercicio ilegal de la divinidad y a la usurpación de la divina Providencia. Ella quisiera tenerlo todo bajo su control: su novio, su esposo y sus hijos. El presente y el futuro.
23) Nuera y suegra chocan porque no puede haber dos mujeres mandando en la misma casa como no puede haber un auto con dos volantes ni dos caracoles en la misma cáscara ni dos dioses en el cielo. Para ella su casa es una prolongación de sí misma. Hasta la hija cuando se hace mujercita, empieza a forcejear con su mamá. La mujer deja de ser maestra de amistad cuando su afán de control la lleva a rivalizar dentro de su territorio.
24) En cambio, los varones son compinches. Si son buenos hacen un club. Si malos una manada. Se asocian para el deporte, para divertirse, para pecar. Hay que levantarlos con amores e ideales grandes, que los motiven para dar la vida por ellos... y por ella; que está llamada a ser ‘la dama': el ideal encarnado de un ‘buen caballero'.
4. PARA COMENTAR
1) ¿Cómo ha herido el pecado original la naturaleza del varón y la naturaleza de la mujer?
2) ¿Qué consecuencias le parece que tienen las heridas de uno y otro para dificultar la amistad entre los novios y más tarde entre los esposos?
3) ¿Cómo se llama la virtud que remedia la lujuria? ¿Cómo se obtiene, fortalece y conserva? ¿Cómo se llama la virtud que libera a la mujer de la vehemencia de sus propios afectos? ¿Cómo vive la mujer sus fantasías y sus temores?
4) ¿Cuáles son las diversas reacciones de las mujeres frente a la lujuria del varón?
5) ¿Cuál es la reacción del varón frente a deseo de control, la dominación afectiva de la mujer?
6) ¿Porqué esa hija, como tantas, no tomó en cuenta la opinión de sus padres acerca de su novio?
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