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SOLEMNIDAD DE LA ASCENCION DEL SEÑOR
20 de Mayo
“Yo estaré con vosotros hasta el final de los tiempos”. Así, dijisteis Vos, Señor y Dios de la vida, antes de llevado ser al Padre, glorificado de luz.
“Hombres de Galilea, ¿qué hacen ahí mirando al cielo? Este que ha sido llevado, este mismo Jesús, vendrá como lo han visto subir al cielo”. Vuestros ángles dijeron aquél día.
Y, duda alguna no queda, pues Vos, sois verdadera comida y verdadera bebida. Luz que brilla en la oscuridad absoluta y puro amor insondable sin fin.
Permitidnos, pues Amadísimo Señor, alados ser junto a Vos, y, al final de los tiempos, por nuestras obras, con Vos, vivir, la gloria santa de la vida eterna.
¡Gloria al Padre! ¡Gloria a Vos! ¡Gloria al Espíritu Santo! Por los siglos de los siglos. Amén.
“Hombres de Galilea, ¿qué hacen ahí mirando al cielo? Este que ha sido llevado, este mismo Jesús, vendrá como lo han visto subir al cielo”. Vuestros ángles dijeron aquél día.
Y, duda alguna no queda, pues Vos, sois verdadera comida y verdadera bebida. Luz que brilla en la oscuridad absoluta y puro amor insondable sin fin.
Permitidnos, pues Amadísimo Señor, alados ser junto a Vos, y, al final de los tiempos, por nuestras obras, con Vos, vivir, la gloria santa de la vida eterna.
¡Gloria al Padre! ¡Gloria a Vos! ¡Gloria al Espíritu Santo! Por los siglos de los siglos. Amén.
© 2012 by Luis Ernesto Chacón Delgado
Cuarenta días después de la Resurrección, la Palabra de Dios describe
cómo Jesús se despide físicamente de sus discípulos, dándoles las
últimas instrucciones:
“Y les dijo: – Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Nueva a toda
la creación. El que crea y se bautice se salvará. El que se resista a
creer se condenará. Y estas señales acompañarán a los que crean en mi
Nombre: echarán los espíritus malos, hablarán en nuevas lenguas, tomarán
con sus manos las serpientes y si beben algún veneno no les hará ningún
daño. Pondrán las manos sobre los enfermos y los sanarán- Así pues, el
Señor Jesús, después de hablar con ellos, fue llevado al cielo y se
sentó a la derecha de Dios”
(Mc 16, 15-19; cfr. Lc 24, 50-51).
(Mc 16, 15-19; cfr. Lc 24, 50-51).
Mientras miraban fijamente al cielo hacia donde iba Jesús, se les
aparecieron dos hombres vestidos de blanco que les dijeron: Hombres de
Galilea, ¿qué hacen ahí mirando al cielo? Este que ha sido llevado, este
mismo Jesús, vendrá como lo han visto subir al cielo”. (Hch 1, 3-11)
Celebración
Celebramos la Ascensión del Señor, es el domingo anterior a la fiesta de
Pentecostés, son solemnidades muy importantes de la Iglesia, nos hablan
de nuestro destino final: ir al Padre como Jesús y de la fundación y
misión de nuestra Iglesia Católica. Se usa el color blanco, tanto en el
altar como en las vestiduras del sacerdote.
Significado de la expresión
Los evangelistas describen al final de los evangelios y al principio del libro de los Hechos de los Apóstoles, que Jesús “fue elevado al cielo”, por lo que los cristianos repetimos en nuestro Credo:
“Subió al cielo y está sentado a la derecha del Padre”. Esta afirmación
es un modo de hablar para decir que Jesús se fue al Padre, llevando
consigo su naturaleza humana. La ida de Jesús al Padre constituyó
nuestro cielo.
Jesús, al ir al Padre, no entra en un lugar, sino en una nueva
dimensión, en donde no tienen sentido nuestras expresiones: arriba,
abajo, subir, bajar… Ir al cielo significa, ir a Dios. En el cielo,
iremos a unirnos al cuerpo de Cristo resucitado todos los que aceptamos
su salvación.
Significado de la fiesta en la iglesia
Según la narración de San Lucas, la Iglesia celebra la Ascensión del Señor a los cuarenta días de su resurrección. Esta fiesta está dentro del tiempo pascual que consta de cincuenta días y concluye con la Venida del Espíritu Santo sobre la Iglesia. (Cf. Lc 24, 49-53; Hch 1, 3-11; 2, 1-41)
La fiesta de la Ascensión no nos habla de un
alejamiento de Cristo, sino de su glorificación en el Padre. Su cuerpo
humano adquiere la gloria y las propiedades de Dios antes de encarnarse.
Con la Ascensión, Cristo se ha acercado más a nosotros, con la misma
cercanía de Dios. Es también una fiesta de esperanza, pues con Cristo
una parte, la primicia de nuestra humanidad, está con Dios. Con él,
todos nosotros hemos subido al Padre en la esperanza y en la promesa.
En la Ascensión celebramos la
subida de Cristo al Padre y nuestra futura ascensión con él. Al celebrar
el misterio de la Ascensión del Señor, recuerda que EL CIELO ES NUESTRA META y que la vida terrena es el camino para conseguirla.
“Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación.”
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