CHINA FRACASÓ CON SU POLÍTICA DE HIJO ÚNICO
Con el anuncio de posibles
reformas, China ha admitido implícitamente que su política de un hijo
por familia, vigente durante 40 años, ha sido un fracaso.
Las reglas condujeron a abusos draconianos. Se estima que hubo 336 millones de abortos,
que incluyen abortos y esterilizaciones forzados en manos de un
establishment de planificación familiar poderoso y entrometido que
controla los aspectos más íntimos de la vida china.
Familia Hoy
Se atribuye a la política, una creciente insensibilidad hacia los niños y las familias. Cada año, miles de niños son abandonados y se cree que otros miles son raptados y vendidos.
Mueren tantos bebés abandonados que el gobierno ha instaurado “cabañas”
donde los padres pueden dejar a sus hijos, en la mayoría de los casos,
bebés mujeres.
La semana pasada, la revista Time informó que la policía
había arrestado a traficantes de 10 niños para luego descubrir que sus
padres no querían que se los devolvieran. Ellos se los habían vendido a
la pandilla a cambio del efectivo que tanto necesitaban.
La agencia de noticias más grande de China, Xinhua, informó
que, en agosto, se propuso un cambio para la sumamente impopular
política, conjetura que fue confirmada por funcionarios del gobierno.
La actual política permite a las parejas en la mayor parte del país,
obtener permiso para un segundo hijo sólo si ninguno de ellos tiene
hermanos. En el futuro, sólo uno de los padres deberá ser hijo único
para cumplir con el requisito. Después de dos años, todo el país
aplicaría la política de dos hijos, dicen los informes.
Un estudio reciente del Deutsche Bank pronostica que el nuevo plan
puede conducir a un baby boom, pero sería demasiado tarde para evitar
crisis económicas como el déficit masivo de las pensiones en el país.
El informe prevé un incremento en la tasa de fecundidad de la nación
que irá de 1.45 a 1.66 hijos por mujer, observándose el mayor cambio en
las áreas urbanas, donde la política es más rigurosa hoy (de 1.18 a
1.51).
El cambio se atribuye a la
influencia cada vez menor de la vieja guardia y a algunas reformas
administrativas dentro de la clase dirigente de la planificación
familiar en China. El principal impulsor, coincide la mayoría, es que Beijing reconoce que se avecina una crisis demográfica que se debe a una precipitada disminución de la fecundidad.
¿Menos personas = más prosperidad?
Desde el inicio de la política de hijo único en 1971, los dirigentes
chinos junto con expertos de la ONU y destacados demógrafos la
justificaron diciendo que con menos personas el pueblo chino sería más
próspero. Pero la precipitada caída de la fecundidad ha conducido a una
merma de la mano de obra cinco o seis años antes de lo que proyectaron
los expertos.
La reducción comenzó en 2010, cuando la población activa alcanzó los
150 millones. Se dio a conocer un faltante de 3 millones de trabajadores
en 2012, y se prevé un déficit de 140 millones para la década del 2030.
Lo que empeora las cosas es que la disminución relativa de los
trabajadores en China, es más pronunciada incluso de lo que indican las
desalentadoras cifras. La última ronda de proyecciones demográficas de
la ONU muestra que el país está envejeciendo con más rapidez de lo que pronosticó antes la ONU. Entretanto,
sus principales rivales, Estados Unidos e India, experimentarán un
aumento en la mano de obra debido que su tasa de fecundidad cercana al
nivel de reemplazo se mantendrá a lo largo de 2100.
El problema es que si las parejas
respondieran al cambio en la política teniendo dos hijos por familia,
hay pocos indicios de que se liberarán de los ojos impertinentes (y de
los mecanismos de cumplimiento) de los funcionarios de planificación
familiar.
Además de los abortos y las esterilizaciones forzosas, los
funcionarios cobran elevadas multas por hijos no autorizados que
equivalen a entre 2 y 10 veces el ingreso anual de una pareja. Según se
dice, el gobierno recaudó más de 2 mil millones de dólares en multas en
2012.
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