viernes, 28 de agosto de 2015

SER LUZ

«EN VERDAD OS DIGO QUE NO OS CONOZCO»
Mt. 25,1-13


Jesucristo muestra cómo debe concretarse la "vigilancia" (ya mencionada en el capítulo anterior del "Discurso Escatológico"). Con la "Parábola de las vírgenes necias y prudentes" insiste en que al cristiano no le basta con esperar, debe "actuar"; no basta con "estar" en la Iglesia, sino que hay que mantener viva la fe y hacer buenas obras.
"Vigilancia" no significa salir del presente, olvidando el cometido actual, sino actuar —aquí y ahora— tal como se debería obrar ante los ojos de Dios. "Vigilancia" implica, sobre todo, apertura al bien, a la verdad, a Dios, en medio de un mundo a menudo inexplicable y acosado por el poder del mal. "Vigilancia" comporta que el hombre busque con todas las fuerzas y con gran sobriedad hacer lo que es justo, no viviendo según sus propios deseos, sino según la orientación de la fe.
—La verdad de tu palabra, Jesús, no es exigible teóricamente: su certeza sólo se prueba en el ensayo, adentrándome en tu voluntad.
Vigilar no significa vivir con miedo y angustia. Quiere decir vivir de manera responsable nuestra vida de hijos de Dios, nuestra vida de fe, esperanza y caridad. El Señor espera continuamente nuestra respuesta de fe y amor, constantes y pacientes, en medio de las ocupaciones y preocupaciones que van tejiendo nuestro vivir.
Y esta respuesta sólo la podemos dar nosotros, tú y yo. Nadie lo puede hacer en nuestro lugar. Esto es lo que significa la negativa de las vírgenes prudentes a ceder parte de su aceite para las lámparas apagadas de las vírgenes necias: «Es mejor que vayáis donde los vendedores y os lo compréis» (Mt 25,9). Así, nuestra respuesta a Dios es personal e intransferible.
No esperemos un “mañana” —que quizá no vendrá— para encender la lámpara de nuestro amor para el Esposo. Carpe diem! Hay que vivir en cada segundo de nuestra vida toda la pasión que un cristiano ha de sentir por su Señor. Es un dicho conocido, pero que no estará de más recordarlo de nuevo: «Vive cada día de tu vida como si fuese el primer día de tu existencia, como si fuese el único día de que disponemos, como si fuese el último día de nuestra vida». Una llamada realista a la necesaria y razonable conversión que hemos de llevar a término.
Que Dios nos conceda la gracia en su gran misericordia de que no tengamos que oír en la hora suprema: «En verdad os digo que no os conozco» (Mt 25,12), es decir, «no habéis tenido ninguna relación ni trato conmigo». Tratemos al Señor en esta vida de manera que lleguemos a ser conocidos y amigos suyos en el tiempo y en la eternidad.
Rev. D. Joan Ant. MATEO i García (La Fuliola, Lleida, España)

Señor, desde la eternidad has sembrado en mi corazón una vocación con amor eterno, como una semilla destinada a crecer y a dar frutos. Ayúdame a vivir con el constante deseo de trabajar por ti.

«La misión brota de una profunda experiencia personal: el encuentro vivo y transformante con Cristo» 
Cristo al centro, n. 1608


DIOS CONTIGO



No hay comentarios:

Publicar un comentario

GRACIAS POR TU COMENTARIO, PRONTO ESTAREMOS COMUNICANDONOS CONTIGO...

CON AMOR, MARIAM...

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...