(Doctrina Social de la Iglesia)
Mt. 23,23-26
La crisis nos obliga a revisar nuestro camino, porque el desarrollo
sufre desviaciones dramáticas. El hombre no puede prescindir de su
naturaleza "trascendente": no es autor de sí mismo; debe vivir abierto a
Dios y a los demás. Está creado para el "don", para amar. Pero
frecuentemente priorizamos ante todo la productividad y la utilidad.
Cristo nos dice: la fe hace posible la misericordia y ésta perfecciona
la justicia.
La "ciudad del hombre" no se promueve sólo con relaciones de derechos y deberes, sino con relaciones de gratuidad, de misericordia y de comunión. El binomio exclusivo "mercado-Estado" corroe la sociabilidad, mientras que las formas de economía solidaria crean sociabilidad. El mercado de la gratuidad no existe y las actitudes gratuitas no se pueden prescribir por ley. Sin embargo, tanto el mercado como la política tienen necesidad de personas abiertas al "don recíproco": esto es fruto sólo de la caridad.
—Señor, sin la gratuidad, típica de tu Amor, no puede haber justicia. ¡Ábrenos el corazón!
La "ciudad del hombre" no se promueve sólo con relaciones de derechos y deberes, sino con relaciones de gratuidad, de misericordia y de comunión. El binomio exclusivo "mercado-Estado" corroe la sociabilidad, mientras que las formas de economía solidaria crean sociabilidad. El mercado de la gratuidad no existe y las actitudes gratuitas no se pueden prescribir por ley. Sin embargo, tanto el mercado como la política tienen necesidad de personas abiertas al "don recíproco": esto es fruto sólo de la caridad.
—Señor, sin la gratuidad, típica de tu Amor, no puede haber justicia. ¡Ábrenos el corazón!
Textos de Benedicto XVI
(Città del Vaticano, Vaticano)
«De
nada debe huir el hombre prudente tanto como de vivir
según la opinión de los demás.»
San Basilio, Discurso a los jóvenes
San Basilio, Discurso a los jóvenes
DIOS CONTIGO
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