LA DIVISIÓN DE LOS CRISTIANOS
José Barros Guede
A Coruña, 21 de enero del 2016.
El concilio Vaticano II manifiesta: La división de los discípulos de Cristo abiertamente repugna a la voluntad de Cristo y es piedra de escándalo y obstáculo para la causa de la difusión del Evangelio por todo el mundo. Ciertamente, va contra su voluntad al querer:
Que todos los cristianaos sean uno, como tú, Padre, está en mí y yo en
ti, para que también ellos sean uno en nosotros, y el mundo crea que tú
me has enviado (Jn. 17, 21), y es piedra de escándalo y obstáculo para la difusión del Evangelio por todo el mundo al no tener la misma fe.
Los cristianos nos hallamos divididos por determinadas creencias
dogmáticas, disciplinarias y litúrgicas en las distintas Iglesias:
católica, copta, armenia, melquita siria, ortodoxa, luterana, anglicana,
calvinista, evangelista, y en otras comunidades, tales como, los
testigos de Jehová, los mormones, metodistas.
Las creencias de la Iglesia copta, armenia y melquita siria,
establecidas en los siglos IV y V, con las de la Iglesia católica, son
distintas en el misterio de Dios Uno y Trino, en la filiación divina de
Jesús de Nazaret y en la maternidad divina de Virgen María. La
creencias de la Iglesia ortodoxa griega y rusa, establecidas en el
1054, niegan el primado del obispo de Roma de la Iglesia católica y
sólo le aceptan como primus inter pares.
Las creencias de las Iglesias luterana, anglicana y calvinista,
originadas en siglo XVI, son distintas a las de la Iglesia católica en
que, dichas iglesias creen que la única fuente de Revelación divina es
la Biblia, la justificación de la persona humana es sólo por fe en
Jesucristo y los sacramentos son sólo el bautismo y la eucaristía.
Niegan las indulgencias, el purgatorio, el primado del obispo de Roma y
su infalibilidad y el culto a las imágines de los santos.
Estas creencias cristianas diferentes, base y fundamento de las
citadas Iglesias, nos separan y dividen. Es necesario buscar una
solución evangélica que nos una, al menos, en lo esencial de la fe
evangélica cristiana que es la que nos salva y justifica. En este
sentido, leemos en el Evangelio: Jesús de Nazaret, Hijo y Palabra de
Dios Padre, Mesias o Cristo, durante su vida en este mundo, predicó el
Reino de Dios, curó a los enfermos, resucitó muertos, criticó a los
hipócritas y murió crucificado en la cruz por mandato del gobernador
romano Poncio Pilato a petición de los sumos sacerdotes judíos, Anás y
Caifás.
Las predicaciones y creencias de Jesucristo sobre el Reino de Dios
básicamente son: Dios es nuestro Padre que nos quiere y nos ama, al que
debemos amarle con amor filial y amar a las personas humanas con amor
fraternal por ser nuestros hermanos e hijos de Dios Padre, y que
creyéndole, esperándole y amándole nos justificamos y nos salvamos
obteniendo la vida eterna. Estas creencias se hayan expresadas en sus
grandes discursos, el Sermón de la Montaña (Mt, caps. 5,6 y 7) y en el
Discurso de Pan de Vida (Jn. c. 8).
Sobre estas citadas creencias evangélicas, que unen a todos los
cristianos, tenemos que encontrar la Unidad de la Iglesia cristiana, cuerpo de Cristo,
simplificando y disminuyendo las diferentes creencias eclesiales que
nos separan, fruto, en muchos caos, del poder político. Pidamos a Dios
Padre para que envíe el Espíritu Santo a los jefes responsables de las
distintas iglesias cristianas para encuentran la solución satisfactoria
para todas ellas.
DIOS CONTIGO
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