El Kérux de Dios
† Lectura del Santo Evangelio según San Lucas
3,10-18
La gente le preguntaba: «¿Qué debemos hacer?» El les contestaba: «El que tenga dos capas, que dé una al que no
tiene, y el que tenga de comer, haga lo mismo.»
Vinieron también
cobradores de impuestos para que Juan los bautizara. Le dijeron: «Maestro, ¿qué
tenemos que hacer?»
Respondió Juan: «No cobren más de lo
establecido.»
A su vez, unos soldados le preguntaron: «Y nosotros,
¿qué debemos hacer?» Juan les contestó: «No abusen de la gente, no hagan
denuncias falsas y conténtense con su sueldo.»
El pueblo estaba en la duda, y todos se
preguntaban interiormente si Juan no sería el Mesías, por lo que Juan
hizo a todos esta declaración: «Yo les bautizo con agua, pero está para llegar
uno con más poder que yo, y yo no soy digno de desatar las correas de su
sandalia. El los bautizará con el Espíritu Santo y el fuego.
Tiene la
pala en sus manos para separar el trigo de la paja.
Guardará el
trigo en sus graneros, mientras que la paja la quemará en el fuego que no se
apa-ga.»
Con estas instrucciones y muchas otras, Juan anunciaba la
Buena Nueva al pueblo.
Lecturas Bíblicas: Sof 3,14-18;
Sal (Is 12); Filp 4,4-7; Lc 3,10-18
LECTIO DIVINA
III DOMINGO DE ADVIENTO (CICLO C)
Elaborado y
diseñado por el Licdo. Orlando Carmona. Ministro de la Palabra.
Publicación Bíblica
Semana del 16 de Diciembre del 2012
Año 3 N° 145
La condición necesaria para poder ser
discípulo de Jesús es la de renunciar a todo lo que se tie-ne. Esta renuncia significó
para los apóstoles abandonar todos sus bienes para ir detrás de Jesús.
Para los
primeros cristianos, esta renuncia los llevó a compartir todo lo que tenían,
poniendo to-das sus cosas en común.
Para
nosotros hoy, esta renuncia es estar disponibles ante las necesidades de los
demás. Ésta de-be ser la actitud que caracterice a los discípulos de Cristo.
Cristo mismo lo exige en el Evange-lio, pero ya Juan Bautista lo proclamaba
antes de que Jesús comenzara su vida pública.
ORACIÓN:
¿Qué le digo?
Elaborado y
diseñado por el Licdo. Orlando Carmona. Ministro de la Palabra
Señor, el llamado a la conversión de Juan Bautista, no exige palabras,
sino obras. Hoy te pido para que nuestra fe se solidifique en las obras para tu
Reino. Que mi familia, mis amigos, la co-munidad perciba la conversión de mi
alma para que sea motivo de alegría para todos.
Amén
CONTEMPLACIÓN:
¿Cómo interiorizo el mensaje
MEDITACIÓN
¿Qué me dice el texto?
San Lucas
escribe para una comunidad en la que había muchos cristianos que no eran de
origen jud-ío y que no estaban familiarizados con la penitencia, por eso en el
Evangelio San Lucas pone en bo-ca de ellos las preguntas a Juan Bautista
respecto de qué significaba hacer penitencia, qué significa-ba la conversión
Las respuestas de Juan el Bautista a esas preguntas son el núcleo del evangelio
de este domingo.
Y esas
respuestas nos sirven de orientación a nosotros, que también recibimos de la
Iglesia, en este tiempo de adviento la invitación a prepararnos para recibir a
Jesús.
LECTURA ¿Qué
dice el texto?
Contemplemos a Juan Bautista pidiendo una verdadera conversión. Hoy
también nos la pide a cada uno de nosotros.
ACCIÓN: ¿A
que me comprometo?
A tener un estilo de vida acorde con el
mensaje de Jesús.
Elaborado y diseñado por el Lic. Orlando
Carmona. Ministro de la Palabra
LA COLUMNA DE SAN AGUSTÍN
Cristo
es tanto nuestro como de ellos
«¡Pero
este soldado me ha hecho tanto mal!». Qui-siera saber si no harías tú lo mismo
si fueses solda-do como él. Tampoco yo quiero que los solda-dos hagan cosas
tales como afligir a los pobres. No lo quiero; quiero que también ellos
escuchen el evangelio. El hacer el bien no lo prohíbe la milicia, sino la
malicia. Llegando unos soldados al bautismo de Juan, le preguntaron: -Y
noso-tros, ¿qué hemos de hacer? Juan les responde: -No hagáis extorsión a nadie
ni denunciéis falsa-mente; basta vuestro salario (Lc 3,14). Así ha de ser,
hermanos; si los soldados fuesen así, sería dichoso hasta el Estado, pero a
condición de que también el recaudador de impuestos se acomo-dase a lo que
indica el evangelio. Le pregunta-ron los publicanos, es decir, los recaudadores
de impuestos: -Y nosotros ¿qué hemos de hacer? Se les respondió: No cobréis más
de lo que ten-éis establecido (Lc 3,13). Fue aleccionado el soldado, fue
aleccionado el recaudador; séanlo
también
los tributarios. Tienes una exhortación dirigida a todos: ¿Qué haremos todos?
(ib., 10). Quien tenga dos túnicas, dé una a quien no la tie-ne; haga lo mismo
quien tiene alimentos (ib., 11). Quiero que oigan los soldados lo que ordenó
Cristo; oigámoslo también nosotros, pues Cristo es tanto nuestro como de ellos,
y Dios lo es de ellos y nuestro al mismo tiempo. Escuchémoslo todos y vivamos
concordes en la paz.
Sermón
302,15
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