LA ASIGNATURA DE RELIGIÓN NO ES CATEQUESIS
(Delegados de Enseñanza de las Diócesis de Vitoria, Bilbao y San Sebastián)
-Ecclesia-
El fin de semana pasado leímos un artículo
de la exconsejera de Educación del Gobierno Vasco, Dª Isabel Celaá, con
el título “Religión entre pupitres”. Es de justicia hacer las
siguientes precisiones:
En primer lugar, se ofrece una cifra real: el 3% de los alumnos de
bachillerato han elegido clase de religión; pero se silencian los
motivos, de los que no está exenta de responsabilidad la Consejería. A
partir de la nueva normativa del Gobierno Vasco de 2008, la asignatura
de Religión quedó fuera del horario escolar ordinario sin ninguna
alternativa, contrariando la ley vigente como ha sentenciado el Tribunal
Supremo. Además de esta situación ilegal, los incumplimientos,
manipulaciones y presiones constantes contra la asignatura de religión
durante estos años provocaron la caída de alumnado del 24% al 3%. Es
decir, “hirieron de muerte” la asignatura, y ahora alegan que está
“muerta”. El Tribunal Supremo se encargó de señalar el error y la mala
dirección tomada por la Consejería de Educación, con su sentencia de 20
de julio de 2012 que avalaba plenamente la reclamación de los Obispados
del País Vasco.
No es verdad que la asignatura de religión sea lo mismo que la
catequesis, como afirma la exconsejera. Por lo demás, si así fuese,
¿cómo se explica que su misma Consejería aprobase y publicase en el
Boletín Oficial del País Vasco el curriculum de la asignatura de
Religión, y que paradójicamente ahora afirme que sus contenidos no son
académicos, sino mera catequesis? Y es que, no se puede utilizar la
educación religiosa como rehén al servicio de estrategias políticas;
como tampoco es aceptable que cada vez que un partido político llega al
gobierno, se cambie el plan educativo según su ideología, sin el
necesario consenso social (y de esto son testigos la LOGSE, la LOCE y
ahora la LOMCE).
Es evidente que la Asignatura de Religión reflexiona sobre el hecho
religioso cristiano desde una perspectiva confesional, pero eso no
quiere decir que sea catequesis. Mientras que la catequesis tiene como
finalidad el encuentro con Dios en la fe (es principalmente
experiencial), la clase de religión profundizar en el conocimiento y los
contenidos del hecho religioso, así como su influjo social. No en vano
la asignatura de religión católica puede ser elegida por alumnos no
creyentes o miembros de otras religiones (y de hecho, se dan no pocos
casos).
El artículo habla de un estado laico incluyente, respetuoso con todas
las religiones, capaz de valorar su aportación, pero sin asumir ninguna
como propia. Es precisamente esto lo que defendemos. Que cada uno pueda
ser educado según sus propias convicciones y creencias, sin que el
Estado se extralimite en su obligado servicio a la sociedad civil y
subordinado a ella, haciendo pasar a todos por el prisma ideológico,
monocolor y no exento de ideologización, cuando precisamente la sociedad
es plural. Es precisamente la libertad de conciencia y religiosa lo que
otorga a los padres y familias el derecho de educar a sus hijos según
el sistema de creencias que les parece oportuno y bajo esa perspectiva.
Con respecto a los Acuerdos del Estado con la Santa Sede, conviene
recordar que “pacta sunt servanda”: los acuerdos están para cumplirse. Y
la sentencia dictada por el Supremo desautoriza el modo en el que ha
sido tratada la asignatura de Religión por parte de la Consejería de
Educación en los cuatro últimos años en el Bachillerato de la Comunidad
Autónoma Vasca. No haría falta apelar al acuerdo Iglesia Estado si la
administración fuera escrupulosamente respetuosa con la libertad de
conciencia y religiosa, recogida en el texto constitucional. La
Constitución protege de modo explícito la educación plena de la persona,
derechos y libertades, y la educación religiosa y moral, de acuerdo con
las propias convicciones (Art. 27.2 y 27.3). Pero la experiencia e
historia reciente nos van mostrando que en muchas ocasiones se toma la
educación, de modo particular en los aspectos antropológicos, morales y
religiosos, como elemento ideológico.
¿Por qué no abrir una mirada a la realidad de Europa en cuanto a la
presencia de la asignatura de religión en la casi totalidad de sus
diferentes sistemas educativos, como materia curricular, desde la
elección libre y voluntaria de alumnos y familias, con variadas
alternativas? La clase de religión ofrece verdades y valores que
dignifican a la persona y educan ciudadanos capaces de convivir y
comprometerse con la sociedad de su tiempo. Podríamos comentar
posicionamientos claramente favorables de la Asamblea Parlamentaria del
Consejo de Europa (Recomendación 1720-2005): “Educación y Religión”, así
como otros varios documentos y ponencias. Precisamente esta asignatura
que se pretende expulsar del sistema educativo, contribuye de modo
eficaz a que la educación sea eso, educación; a que ayude a las personas
a crecer, a comprender la realidad, a integrarse en la sociedad como
servidoras del bien común.
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