sábado, 2 de enero de 2016

CÓMO ACCEDER AL MAYOR PODER UNIVERSAL

EL NOMBRE DE JESÚS
Al invocar el nombre de Jesús con confianza obtenemos 10 beneficios.
El nombre de Jesús tiene poder sobrenatural, porque representa a su Persona y es una forma de vivir su presencia en nosotros.
Fuentes: ewtn | wikipedia | ermitavirtual | oracioncatolica


El nombre Jesús viene del griego Iesous que se deriva del arameo, Yeshu. Significa “Yaweh es la salvación.”

El Santo Nombre de Jesús es, ante todo, una oración todopoderosa. Nuestro Señor mismo solemnemente promete que todo lo que pidamos al Padre en su nombre lo recibiremos. Por tanto, cuando decimos: “Jesús,” pidamos a Dios por todo lo que necesitamos con absoluta confianza de ser escuchados.

Y por esta razón, la Iglesia termina su oración con las palabras, “por Nuestro Señor Jesucristo”, que da a la oración una eficacia nueva y Divina.

Cada vez que decimos: “Jesús”, le damos a Dios alegría infinita y gloria, porque le ofrecemos todos los méritos infinitos de la Pasión y Muerte de Jesucristo.

Cada vez que decimos “Jesús”, dejamos claramente saber que deseamos ofrecer a Dios todas las Misas que se dijeron de todo el mundo para todas nuestras intenciones.

Cada vez que decimos “Jesús,” es un acto de amor perfecto, porque nosotros ofrecemos a Dios el amor infinito de Jesús.

El Santo Nombre de Jesús llena poco a poco nuestras almas con una paz y alegría que nunca tuvimos antes.

El Santo Nombre de Jesús nos da fuerza para que nuestros sufrimientos se conviertan en luz y sean fáciles de llevar. jsesus sagrado corazon


10 BENEFICIOS DE LA INVOCACIÓN DEL NOMBRE DE JESÚS


BRINDA AYUDA A LAS NECESIDADES CORPORALES

Según la promesa de Cristo: “En mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas nuevas, agarrarán serpientes en sus manos y aunque beban veneno no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien” (Mc. 16,17-18).

 En el Nombre de Jesús los Apóstoles dieron fuerza a los lisiados (Hch. 3;6;9;34) y vida a los muertos (Hch. 9;40).

DA CONSUELO EN LAS AFLICCIONES ESPIRITUALES

Somos rescatados de la angustia, la tribulación, la tristeza y el dolor (Sal. 118,5; 50,15; 116,3-4).

El Nombre de Jesús le recuerda al padre del Hijo Pródigo (Lc. 15, 11-32) y al Buen Samaritano (Lucas 10: 25-37) y le recuerda al justo el sufrimiento y la muerte del inocente Cordero de Dios.

NOS PROTEGE DE SATANÁS Y SUS ENGAÑOS

Porque el demonio teme el Nombre de Jesús, quien lo ha vencido en la Cruz.

Ante un peligro, invocar el nombre de Jesús ayuda a superar el trance y a obtener seguridad emocional.

OBTENEMOS TODA BENDICIÓN Y GRACIA EN EL TIEMPO Y LA ETERNIDAD

Cristo dijo: “lo que pidáis al Padre os lo dará en mi nombre.” (Jn. 16,23).

Es refugio seguro durante la vida y en la hora de la muerte.

Por eso la Iglesia concluye todas sus plegarias con las palabras: “Por Jesucristo Nuestro Señor…”.

DISFRUTAMOS LAS RIQUEZAS DE CRISTO

Rm. 10,12 dice que el Señor de todos es “rico para con todos los que le invocan”. Prestemos atención a la palabra “rico”.

Invocar no solamente nos salva de muchas cosas negativas, sino también es la manera de que disfrutemos en nuestra experiencia de cuán rico es Cristo.

SOMOS SALVADOS

Como creyentes, al invocar el nombre del Señor reforzamos nuestra conversión para que no caigamos y podamos ser salvos en el final para vivir la vida que hay después de la muerte física en la Tierra.

Rm. 10,9 dice: “si confiesas con tu boca a Jesús como Señor, y crees en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo”.

¡Invocar el nombre del Señor nos trae salvación para la vida eterna!

El Nuevo Testamento nos muestra varios ocasiones de los creyentes que invocaron el nombre del Señor Jesús en diferentes situaciones (Hch. 2,21).

PARTICIPAMOS DE SU MISERICORDIA

Quienes repitan el nombre de Jesús tendrán el exceso de su misericordia, su amor, la gracia de la perseverancia final, y no morir sin su gracia.

Y son llenos del Espíritu (Sal. 86,5; Hch. 2,17; 21).

Con la repetición las almas tibias se vuelven fervorosas y las almas fervorosas se elevan a niveles de gran perfección

SOMOS ILUMINADOS

Cuando invocamos a Jesús, Dios no da la luz para ver nuestra verdadera condición.

Y cada vez que le invocamos él inyecta luz en nuestra vida y en la resolución de nuestros problemas.

“El pueblo asentado en tinieblas vio gran luz; y a los asentados en región de sombra de muerte, luz les resplandeció” (Mt. 4,16).

“Os escribo un mandamiento nuevo, que es verdadero en él y en vosotros, porque las tinieblas van pasando, y la luz verdadera ya alumbra” (1Jn. 2,8).

OBTENEMOS UN ESPÍRITU DE ARREPENTIMIENTO

Todos cargamos con pecados y culpas, de algunos tenemos conciencia y de otros aún no.

Al ser expuesta nuestra verdadera condición por la fuerte iluminación del Señor, a través de invocar su nombre, experimentamos un cambio de manera de pensar.

Descubrimos lo que hacemos mal y podemos obtener la gracia y la fuerza para rectificar nuestro comportamiento.

CONFESAMOS LOS PECADOS, SOMOS PERDONADOS, GANAMOS INDULGENCIAS

Tantas veces como invoquemos el Nombre de Jesús y de María  podremos ganar una indulgencia de 300 días, por decreto de Pío X, el 10 de octubre de 1904.

Es también necesario, para ganar la indulgencia papal al momento de la muerte, pronunciar aunque sea mentalmente el Nombre de Jesús.

Al ser iluminados por el Señor nos arrepentimos y somos llevados a confesar nuestros pecados. De esta manera, disfrutamos del beneficio del perdón de Dios.

“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1Jn. 1,9).

El Señor Jesús, además de perdonarnos, elimina y anula el registro de la deuda que teníamos con Dios en la cruz. Es decir que tenemos un “registro limpio” delante de Él.



DIOS CONTIGO



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