jueves, 26 de noviembre de 2009

1º Domingo de Adviento
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Lecturas: Is 63, 16b-17.19b; 64,2b-7; Salmo 79, 2-19; 1 Co 1,3-9
Evangelio: Mc 13, 33-37

"En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Mirad, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento. Es igual que un hombre que se fue de viaje y dejó su casa, y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargan­do al portero que velara. Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el due­ño de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer; no sea que venga inesperada­mente y os encuentre dormidos. Lo que os digo a vosotros lo digo a todos: ¡Velad!» 

Tienes ante ti un texto breve pero intenso, lleno de vida. Jesús habla a los discípulos y te habla también a ti. Quiere que vivas, que te enteres de la fiesta. Desea consolar a los que viven la fidelidad al proyecto fascinante del Padre sobre la humanidad. 

¿Qué es lo que te puede pasar? Que no vivas, que juegues a vivir. Puedes quedar atrapado en la modorra, sin enterarte de esa semilla de esperanza que recorre la historia. Puedes dormirte sin experimentar la pasión de Dios por cada ser humano. 

Jesús te invita a mirar con atención, a velar. Velar no tiene que ver con la angustia y el miedo a la hora de vivir porque no sabemos el momento de la muerte. No. Velar significa aprender a vivir. Vivir, amar la vida, ayudar a vivir a los demás, esperar en el Dios de la vida. La vida tiene sentido, el que le ha dado Jesús. Entra con alegría en esta aventura apasionante.  

Velar es saber mirar la vida con ojos de niño para descubrir la fecundidad escondida más allá de todos los fracasos. Es ver las señales del Dios que viene, para abrirle la puerta apenas llame, como hace el portero que está despierto, como hace la novia que espera la llegada del Amado y le abre el corazón. La vida tiene sentido, el que le ha dado Jesús.  

MOMENTO DE ORACIÓN
ORAR ES MIRAR LA VIDA COMO JESUS
 
Mira con calma la vida, tu vida. ¿Qué es lo que ves? ¿Percibes solo episodios superficiales, desconectados? ¿Sientes que han fracasado las grandes esperanzas y que solo queda vivir al día? 
Señor Jesús. 
 
No quiero que la vida me resbale.
Que el misterio solo me roce.
Quiero entrar en tu amor, en tu vida. 
 

Acércate al misterio de la vida descalzo/a; el terreno que pisas es santo. Descubre las huellas de Dios, ésas que no ven los distraídos, y sí los contemplativos. Dios es futuro y, por futuro, inagotable. La vida es para ilusionados, para los que no se contentan con poco.   


Señor Jesús.
Abro mi corazón
para que todo lo humano tenga eco dentro de mí.
Abro mi corazón a ti, el Dios sorprendente.
Tu presencia me hace solidario/a


Entra sin miedo en la fiesta de la vida. Abre la puerta de tu vida a los demás; no vivas solo/a. Mira el mundo con la novedad siempre creadora de Dios. Colócate en medio de los demás como quien sirve. Trabaja con tus dones por un mundo nuevo, donde cambie la suerte de los pobres.

Hazme pasar, Señor, del recelo a la confianza.
Del poder al servicio.
Del lamento a la canción.
Del cruzarme de brazos, a unir mis manos a los que trabajan por sanar, por levantar, por compartir.
De la desilusión a la esperanza.
Del fracaso a las posibilidades.
Del desprecio al cuidado de la vida.


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