jueves, 26 de noviembre de 2009

TIEMPO DE ADVIENTO...


2º Domingo de Adviento
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Lecturas: Is 40,1-5.9-11; Salmo 84,9-14; 2 P 3,8-14
Evangelio: Mc 1, 1-8  

 "Comienza el Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. Está escrito en el profeta Isaías: -“Yo envío mi mensajero delante de ti para que te prepare el camino. Una voz grita en el desierto: ‘Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos’”. Juan bautizaba en el desierto; predicaba que se con­virtieran y se bautizaran, para que se les perdonasen los pecados. Acudía la gente de Judea y de Jerusalén, confe­saban sus pecados, y él los bautizaba en el Jordán. Juan iba vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y proclamaba: -“Detrás de mí viene el que puede más que yo, y yo no merezco agacharme para desatarle las sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo”.
 
Con Jesús siempre estás de estreno. Su novedad nunca se agota. Crees que lo conoces y de nuevo te sorprende. Le pasó a Marcos cuando escribió su evangelio; todo lo de Jesús le sabía a novedad. Pasa a todos los que se acercan a Jesús; no es de extrañar que vayan de comienzo en comienzo.
 
 También a Juan lo de Jesús le supo a nuevo, muy nuevo. Y eso que la gente acudía a él en masa al desierto, donde él vivía, a buscar unas respuestas que no hallaban ni en Judea ni en Jerusalén. En Jesús percibió la novedad y belleza del Espíritu. Y se dedicó a prepararle caminos como quien desata las sandalias del novio. Juan dejó paso al Amor. 

 Y tú, ¿qué? Quizás estés buscando respuestas, quizás necesites encontrarte con personas, que te ayuden en los caminos del Espíritu, quizás te encuentres cara a cara con Jesús. ¡Qué alegría! ¡Qué novedad! 

MOMENTO DE ORACIÓN
ORAR ES ASOMBRARSE ANTE JESUS
 
 Pon un desierto en tu vida. Busca espacios de soledad y tiempos de silencio. Prepárate para las sorpresas de Dios. 


Mi vida está llena de cosas,
llena de trabajos y tareas,
llena de citas y reuniones,
llena de llamadas telefónicas,
llena de tensión nerviosa,
pero ¿está abierta a Ti, Señor? 
 

Mira sin prisa a las personas que te rodean. Visualiza sus rostros y pregúntate qué caminos te están abriendo para que Jesús venga a tu vida. Quizás te recuerden a Juan
Señor, Jesús.
 
No son personas famosas,
pero me hablan de ti.
No se creen importantes,
pero cada día me acercan a ti.
¡Qué bonita su vocación de abrirte caminos!
Cuídalas, Jesús. Son un regalo.  
 
Centra tu mirada en Jesús. Los pregoneros han orientado todas las miradas hacia Él. Míralo tú también. Conviértete a El y a su Evangelio. El es el lugar donde puedes experimentar el perdón. Él te rodea por todas partes y te santifica. Él sabe como nadie hablarte al corazón. 


Vuelve mi vida hacia Ti.
Tú eres mi vida, eres mi todo. Eres mi Señor.
Empápame de tu verdad, Jesús.
Enséñame a vivir como Tú.
Tú eres mi camino.
Tú amor me hace feliz.
Dame tu Espíritu para abrir caminos a tu Evangelio.

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