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Una noticia inesperada… una noticia que deja atónitos a cualquier padre y
madre…y claro con el corazon que les salta y quiere salir del pecho.
Que el Dios del Amor, el Dios
accesible que habita en el Sagrario le diga a uno de sus hijos… con derroche de
amor y con tanta alegría y ternura: “Vendré pronto a buscarte.”
Que ese hijo sea un niño de corta edad… mayor el temor y la angustia en sus
padres. No es para menos. Humanamente es comprendido… pero también es
entendible y aceptado que el Amor Divino que desee de regreso a este pequeño
que tanto le ama, le busca y en alguna forma le pide que lo lleve con Él.
¿Temerle a Dios? Pensarlo es inconcebible. Dios es Dios… dueño de la vida…
la da cuando quiere y la puede quitar cuando desee. No nos pertenecemos… somos
regalo de Dios… y a Dios debemos regresar…
Guido de Fontgalland es un hermoso niño que nace el 30 de noviembre de
1913. Este pequeño posee un corazón inmenso e irresistible para todo lo que es
Dios…Dios le atrae. Dios le impresiona. Dios se le hace fácil su cercanía, su
amistad. Disfruta en la presencia de Dios desde la oración…
Una pequeña alma exquisita, de esas que roban el corazon de la familia.
Sumamente humilde, exquisitamente puro, una tierna dulzura y delicada caridad.
Su mayor anhelo era comulgar… recibir a Jesús en su corazón… A la edad de
siete Dios le concede el regalo de
recibirlo.
Para Guido es un regalo… y se prepara celosamente para recibir al Dios del
Sagrario de una forma digna y agradable a Dios.
Oraciones y pequeñas mortificaciones vienen a hacer las herramientas
espirituales en preparación a esa fiesta espiritual que tanto ansia.
Acostumbrado a las pequeñas penitencias por amor a Dios, entre ellas se
destaca la siguiente: Guido deseaba ser como Jesús, por eso se quitaba el
calorífero de agua caliente que le ponía su madre a las noches por el rio que
sufría en los pies… Guido le mostraba su amor al Niño Dios de esta forma…
¿incomprensible para el mundo?... pero para las almas enamoradas de Dios… algo
normal en el amor.
El amor de Guido por la eucaristía se recoge en sus propias palabras… “El buen Dios nos ha dado la prueba más
grande de su amor al instituir la Eucaristía y querer habitar con nosotros. No
hay que tener miedo en ir a visitarle a la Iglesia y hablarle como a nuestro
mayor amigo; es necesario recibirle con frecuencia en nuestro corazón
preparándonos a su visita.”
Guido acostumbraba a prepararse para
recibir la santa comunión. Solía decir: “Cuando se quiere comulgar es preciso
pensar en ello desde la víspera y prepararse, “echando flores al Nino Jesús,
como decía sor Teresita”, es decir, ofreciendo pequeños sacrificios por su
amor.”
Desde que hizo la primera comunión Guido no escatimaba momento ni tiempo en
propaganda para la Comunión. Quería que todos participaran de esta fiesta, de
este manjar divino… que nadie se quedara sin recibir al Dios vivo como alimento.
¡Qué alma para amar a Dios Eucaristía!! ¡Y es un niño… tan solo un niño y
habla como las almas místicas que tienen tanta intimidad con Dios… ¡Que asombro
para la familia! ¡Qué alegría para la familia! ¡Qué ilusión para todos en la
familia descubrir que el pequeño Guido camina seriamente por el camino de la
santidad!!
¿Se imaginan esta madre? ¿Se imaginan el amor de Dios en el corazon de esta
madre que ha sabido educar y guiar a su hijo hacia el cielo? Madre así… son envidiables en estos tiempos
tan difíciles… pero las hay… las hay y quizás con mayor grado de amistad con
Dios, gracias sobreabundantes por los
tiempos en que vividos.
Guido sentía un amor muy especial y tierno por la Santísima Virgen María.
Decía de ella…”y pensar que la Virgen es mas buena que todas las mamas juntas.”
No podemos dejar pasar un pequeño detalle en la vida de Guido. El amor de
su vida es Jesús Eucaristía y la Santa Madre Celestial. Guido deseaba
ardientemente comulgar, lo consigue… pero que sorprenda inesperada para toda la
familia en especial para la madre. El
día de su primera comunión, donde ese corazoncito ardía en puro amor… Jesús
tiernamente le dice que vendrá pronto a buscarle.
Su primera comunión la hace a la edad de 7 anos… Jesus le concede cuatro
anos mas de vida. Un buen día en la gruta de Lourdes, Guido siente que la Santísima
Virgen María le dice que ella personalmente vendrá a buscarlo. ¿Te imaginas que
la Virgen te haga una confesión asi? ¿Te imaginas la haga con unos de tus
hijos?
El dolor de la madre de Guido es comprensible… nos volvemos solidarias en
su dolor… Guido para consolarla le decía repetidas veces…que Dios lo quiere
así… que la Virgen le había dicho que de los brazos maternos pasaría a los
brazos de la Mater…
¡Cuántas lágrimas derramadas por bendita madre!! ¡Cuánto estrujado y
agonizante su corazón de madre!! ¿Acaso no podemos pensar que de alguna forma
sintió un poquito el dolor de la Virgen de los Dolores con su Hijo Jesús cuando
fue preso y sentenciado a morir en la cruz?
Solo el amor puede comprenderla.
Guido le pedía a su madre que no llorara… algo muy difícil de complacer. Y
estoy segura que no eran sus lágrimas objeto de rechazo a la Voluntad Divina…
sino el dolor de la partida… tan pequeño… tan pronto… se queda con los brazos
vacios… su hijo parte de regreso a “casa” antes que ella… es comprensible su
dolor…
Guido entra a la vida a los once años de edad… ¡Bendito niño que tomo muy
en serio a Jesús!! ¡Bendito niño que se dejo guiar por madre tan virtuosa!!
¡Bendito niño que rechazo todos los halagos, honores, riquezas pasajeras de
este mundo para codiciar la corona eterna de incalculable e inimaginable valor
eterno!
Guido tomo muy en serio el camino de la santidad… Tu y yo… ¿también?
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