ESTRUCTURAS DE PECADO
Fuente: Juan Carreras
Yo no sé desde cuando se habla en Teología moral de las estructuras de pecado.
Probablemente siempre han existido. Formas organizadas del mal, que
viven parasitariamente de la sociedad porque se alimentan de la savia
vital de la gente.
De modo parecido al Geraseno, es decir, el endemoniado de Gerasa (Lc 8,
26-39), que estuvo poseído por una legión de espíritus inmundos hasta
que fue liberado de ellos por Jesucristo, que les permitió entrar en la
piara de cerdos, así también en la actualidad hay personas que andan por
la vida como zombis. Ayer me encontré con un curioso parásito de las
cucarachas: la avispa ampulex compressa. Es
terrible.
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El demonio no es como el hombre del saco. No se habla de él, pero es el
peor enemigo del hombre. El padre de la mentira disfruta engañándonos.
Al igual que hace la avispa con las cucarachas, el demonio no lleva
hacia su guarida para ejercer allí un absoluto dominio sobre su víctima.
Siempre habrán existido las estructuras de pecado, pero parece que en la
actualidad el demonio campa a sus anchas y establece sus telarañas por
doquier esperando que los insectos caigan y queden atrapados en ellas.
El cristiano sabe que ha sido liberado del demonio. Sin embargo,
conviene seguir teniéndole respeto. San Pedro advertía a los lectores de
su carta: "estad alerta. Vuestro adversario, el diablo, anda al acecho
como león rugiente, buscando a quien devorar" (1 Pe 5, 8).
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