jueves, 7 de marzo de 2013

INSINCERA HONESTIDAD


En el reino chino de Tsu vivía un hombre llamado Honesto. Su padre robo una oveja, así que el joven fue y lo informó a un magistrado, quien ordeno que el culpable fuera arrestado. Cuando lo detuvieron lo trajeron a su presencia para ser castigado.El joven Honesto preguntó entonces al magistrado si le permitía recibir el castigo en lugar de su padre.

Edición MariamContigo
Justo cuando le iban a infligir el castigo, el joven dijo al oficial: "Cuando mi padre robó la oveja y yo reporté el robo, ¿No fui honesto? Cuando mi padre estaba a punto de ser castigado por su delito y yo me ofrecí en su lugar para recibir la pena, ¿No estaba honrando a mi padre? Si usted castiga al que es honesto y honra a su padre, ¿Quien quedara en el reino que no deba ser castigado?"

Cuando el magistrado escucho esto liberó al joven. Cuando el sabio Confucio, quien había sido magistrado en el área criminal escuchó la historia dijo: "¡Extraño! Que un hombre pueda vender el buen nombre de su padre para hacerse una reputación por su propia honestidad. Si eso es honestidad, mejor sería ser deshonesto".

REFLEXION

Cuando era solo un adolescente recuerdo haber leído en el diario un anuncio de empleo que decía "Se necesita joven con bicicleta para trabajar en este periódico". No se pedía ningún otro requisito. Fuera que el empleo implicara llevar mensajes, distribuir ejemplares del periódico, hacer cobranzas o ser tinterillo en el medio impreso, la verdad es que los requisitos para el empleo difieren muchísimo de los actuales. 

En los sesentas y aun setentas se suponía que una persona era honesta por lo que no se requería que trajera con su aplicación un hoja de delincuencia limpia y dos o tres cartas de referencia adecuadas. Hoy la honestidad es un requisito de muchos empleos. Esto no quiere decir que antes no era importante como valor, solo que abundaba mas como parte del carácter de la mayoría.

Pero, la honestidad debe ser además sincera. No algo que se pregona o adjunta como un requisito sino que forma parte integral de nuestro carácter, que nos permitir vivir y actuar consistentemente. Confucio advirtió el problema de fondo, hay personas que pregonan ser honestas, pero tienen corazones perversos, que solo conocen la hipocresía y el egoísmo. 

Parafraseando a Plutarco en su obra "Vidas paralelas" hablando de Pompeya la mujer de Julio Cesar, "la mujer del Cesar no debe solo parecer, sino ser".

Deberíamos amar la verdad por si misma, pero no por nuestra propia conveniencia. Glorificar nuestra propia devoción a una verdad abstracta es una búsqueda carente de nobleza como ilustra la historia china que abre este devocional.

La persona honesta vive y habla la verdad

En un mundo donde los atajos son la tentación diaria, la honestidad puede parecerle pasada de moda. Pero una persona que no vive honestamente, vivirá enredada en sus mentiras cada vez mayores que le harán tropezar inevitablemente con una vida emocionalmente vacía y espiritualmente seca.

Oro para que al iniciar esta nueva semana calles para no mentir, y le pidele a Dios gracias para hablar la verdad con amor.   





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