¿CUÁL ES EL PELIGRO?
La industria de 13 billones de dólares que destruye las vidas de incontables hombre, mujeres y niños.
Fuente: Aleteia
Si no crees ver los efectos negativos causados por la pornografía, si
sólo piensas que es una costumbre personal que no afecta a nadie más,
deberías abrir los ojos y leer las noticias u observar en los que te
rodean la destrucción que la pornografía deja a su paso. Ya se trate de
la trata sexual anual de 100.000 niños en EEUU, la altísima tasa de divorcios o la sorprendente popularidad de la novela erótica Cincuenta sombras de Grey, el uso de la pornografía daña a los individuos y los matrimonios así como explota a los más vulnerables.
Daña a las personas
Los Diez Mandamientos no son arbitrarios; hay una razón por la que se
nos dice no desearás a la mujer del vecino. El uso de la pornografía es
peligroso porque es contrario al plan de Dios para nuestra sexualidad y
nuestra felicidad. El Catecismo dice
que la pornografía “ofende a la castidad porque pervierte el acto
conyugal, la donación íntima de los esposos entre sí”. Debido a que la
pornografía tiene como fin la satisfacción de la lujuria a través de la
cosificación de los demás, es una actividad que aísla a la persona,
cortando de raíz la posibilidad de convertirse en un “don de sí mismo” a
los demás.
Las primeras víctimas de la pornografía es la gente que la practica. La
media de edad en la que un varón se ve expuesto a la pornografía por
primera vez es a los once años (Internet Filter Review). El 53% de los
chicos y el 28% de las chicas (12 a 15) admiten el consumo de contenido
sexual explícito, incluyendo representaciones de genitales y el contacto
genital (Brown, J. & L'Engle, K. 2009, Communications Research; 967
youth from 14 public schools in SE USA). En otras palabras, el consumo
de pornografía no es una “decisión madura”, hecha por adultos, sino una
práctica que atrapa a personas de corta edad, infiltrándose en la
comprensión de los hombres y las mujeres sobre la intimidad sexual y
casi siempre conduce a una masturbación regular, a veces diaria.
Nuestros cerebros no están preparados para recibir imágenes como esas
(incluso durante varias horas a la semana) y no verse afectados. The Journal of Adolescent Health realizó
un estudio hace varios años que demostraba que el consumo continuo de
pornografía hace que los adolescentes tengan un sentido exagerado de la
sexualidad en la sociedad, que acepten la idea de que la promiscuidad es
normal, que devalúen la abstinencia, les crea escepticismo sobre el
papel del amor en la intimidad sexual y les hace creer que el matrimonio
es limitante (2008). Dicho estudio destacó que en los consumidores de
pornografía en edades comprendidas entre los 18 y los 26, existía un
destacado aumento de las parejas sexuales, el sexo casual y las
infidelidades matrimoniales.
La adicción al sexo es una dura realidad para muchos hombres y mujeres que puede venir por el consumo de pornografía. La adicción a la pornografía es
tan seria como la adicción a las drogas o el alcohol y puede conducir a
la visualización obsesiva, insaciable, llevando al consumidor a
adentrarse en un material cada vez más explícito y perverso. La adicción
a la pornografía puede producir falta de sueño y productividad,
disminución de la satisfacción en la relación y una pérdida en la
productividad laboral, incluso a la actividad criminal (como la
pornografía infantil, abusos.. etc)
Sexaholics Anonymous, un programa de 12
pasos para aquellos que sufren la adicción sexual, afirma: Muchos de
los que vienen a Sexaholics Anonymous (SA) se ven conducidos a la
desesperación por sus pensamientos y conductas sexuales. En las
reuniones de SA descubrimos que, para nuestra sorpresa, la lujuria es la
fuerza que impulsa nuestra manera de actuar. La lujuria es un
pensamiento o sentimiento desordenado que nos conduce a usarnos a
nosotros mismos, a las cosas, o a los demás para fines egoístas y
destructivos.
Para muchos hombres y mujeres, lo que comenzó como un placer culpable se
ha transformado en un vicio que ha destruido su vida personal, su
matrimonio y su vida profesional.
Socava los matrimonios
El Beato Juan Pablo II define la intimidad compartida por el matrimonio
como “un don mutuo de los esposos”, una confirmación del pacto hecho en
los votos matrimoniales (Carta a las Familias
1994). Cuando uno de los esposos consume pornografía, él/ella elige la
satisfacción sexual propia sobre el amor conyugal. Mientras que algunos
creen que la pornografía “puede darle vida” al matrimonio, está claro
que la pornografía degrada la misma unión que no es solo de la carne,
sino de dos personas, cuerpo y alma.
El doctor Patrick Fagan, realizó un estudio
publicado por el Family Research Council que señala que los hombres que
consumen pornografía están mucho menos satisfechos de sus relaciones
sexuales con sus mujeres, y que las mujeres se dan cuenta de esta
diferencia en el comportamiento. La mayoría de los cónyuges consumen
pornografía como un tipo de infidelidad. Es más, Fagan descubrió que el
consumo de pornografía es una puerta hacia la infidelidad y el divorcio.
Este dato ha sido confirmado por la American Academy of Matrimonial
Lawyers, que destacan que en el 56% de los casos de divorcios uno de los
cónyuges tiene un interés obsesivo por las webs pornográficas.
Explota a las víctimas
Es imposible hablar sobre los efectos de la pornografía sin hablar de
las miles y miles de víctimas sexuales explotadas por esta industria.
Incluso cuando mujeres adultas son “actrices” dispuestas, los
consumidores están apoyando la cosificación y la degradación de la mujer
para un beneficio. Por supuesto, las mujeres jóvenes que no eligen esta
carrera libremente (¿quién sueña en convertirse en una estrella
porno?), lo normal es que las exploten sexualmente a cambio de drogas, protección o dinero.
El estudio del Dr. Fagan revela que los hombres que consumen pornografía
se van aburriendo cada vez más y van buscando cada vez formas más
perversas, y también se hacen más tolerantes con las agresiones sexuales
e incluso con la violación. Demasiado a menudo, esto conduce a la
pornografía infantil y, por tanto, la explotación de menores. En 2011 el
fiscal general Eric Holder jr. destacó ha existido “un crecimiento
histórico en la distribución de la pornografía infantil, en el número de
imágenes compartidas on-line, y el nivel de violencia asociado con la
explotación sexual infantil y los crímenes de abusos sexuales” (National Strategy Conference on Combating Child Exploitation).
Hay esperanza para la pureza
La amplia disponibilidad de la pornografía provoca que se pierda la
esperanza en que alguien pueda superar esa tentación permanente. Sin
embargo, con la ayuda de la gracia de Dios y unas claves es posible
llevar una vida de pureza.
Primero y antes que nada, la confesión frecuente para aquellos que
luchan contra la lujuria es esencial. Además de abordar nuestra
constante necesidad de la misericordia y del perdón de Dios, también es
una oportunidad para romper con un pecado cíclico (aquellos que caen en
la pornografía sienten culpa y, a menudo, calman esa culpa cayendo otra
vez). Una vida de oración regular, también
es importante para vivir una vida virtuosa. Demasiado a menudo los
hombres y las mujeres dependen de sus propias fuerzas para superar la
lujuria y caen. Se debería depender de la oración sobre todo en los
momentos de tentación y de debilidad.
Junto a una activa vida de oración, hay muchas formas sencillas de
evitar la tentación de la pornografía. La herramienta más importante es
un filtro de Internet, que hace que las webs pornográficas sean
inaccesibles (los sistemas de filtros buenos son Safe Eyes, Covenant Eyes, y K9 Web Protection).
También ayuda el poner el ordenador en un lugar público y poner una
hora tope al uso de internet por las noches facilitan el evitar los
momentos de tentación. Se debería considerar el poner una estampa con
una oración al lado del ordenador, alojarse en hoteles que no muestren
porno en sus televisiones, y hacer un esfuerzo consciente para evitar
las películas y las revistas que contengan imágenes sugerentes.
Si para una persona es imposible dejar de ver pornografía por su cuenta,
es que está luchando contra una adicción sexual. Si el consumo de
pornografía ya está afectando a tu vida personal y profesional, es
importante plantearse el buscar ayuda. Estas adicciones a menudo tienen
sus raíces en el pasado y sería conveniente buscar ayuda psicológica de
un profesional que estuviera de acuerdo con el pensamiento de la Iglesia
sobre sexualidad. Si esta ayuda no es posible o no está disponible,
grupos como Sexaholics Anonymous colaboran para ayudar a hombres y mujeres que desean ser “sobrios sexualmente”.
Es fácil pensar que la pornografía es un hábito que puedes dejar en
cualquier momento. Como hemos visto antes, es una conducta adictiva que
puede tener serias consecuencias en el consumidor, en los matrimonios,
en las familias y en nuestra cultura. Es importante pedir ayuda cuando
se necesita. Con un sistema de filtrado, un amigo en el que confías, un
grupo de apoyo o un psicólogo. Aunque es embarazoso admitir que se
tienen este tipo de luchas, es mucho más peligroso permitir que la
situación continúe.
La pornografía no se opone solo a la doctrina católica, es un gran mal
que afecta a los que se ven implicados en ella y a los que les rodean.
Es fácil pensar que unas imágenes en una pantalla no hacen daño a nadie,
es el argumento de gran parte de nuestra sociedad.
Pero la verdad es que las víctimas son incontables: los adolescentes que
se ven expuestos y se convierten en adictos desde una edad muy
temprana; la joven madre que pierde a su marido por la fascinación
infinita de la pornografía; los hijos de padres divorciados; las
jovencitas explotadas por dinero y para satisfacer las perversiones
sexuales de otros. La pornografía es la distorsión malvada de algo que
debería ser la unión unitiva y fructífera, la intimidad sexual diseñada
por Dios como la expresión del amor entre los esposos.
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