sábado, 11 de octubre de 2014

LAS PROFECÍAS Y EL DESCUBRIMIENTO DE AMÉRICA

COLÓN SE SINTIÓ UN ELEGIDO 
DEL PLAN DE DIOS 
Más allá de la discusión de si Colón fue el primer extranjero en llegar a América –probablemente no lo haya sido -, es significativo que su descubrimiento haya llegado hasta nuestra épocas como el verdadero descubrimiento del nuevo continente, lo cual nos puede hablar de un plan de Dios guiando la epopeya.
Hay varios pasajes del Antiguo testamento, de los profetas, que profetizan el descubrimiento, a los cuales Colón citaba para legitimar su posición de elegido para hacerlo.
Fuentes: Infocatólica, Veghazi


Los profetas ya lo habían predicho, hasta el mismo Colón conocía los vaticinios divinos.

Abdías es el más breve de los profetas; está hablando del intercambio del pueblo elegido (el antiguo Esaú, que vendió su primogenitura) a un pueblo nuevo (Jacob, la Iglesia, España). Por las “ciudades del Mediodía”, se refiere a los pueblos que están hacia el Occidente, hacia lo que hoy es América.

España será el portaestandarte de la Iglesia que llevará, cual un nuevo Israel con sus Reyes Católicos, la Fe por doquier.

Más claro, puede advertirse la voluntad de Dios en el profeta Isaías, el “evangelista” de la Encarnación del Verbo:
“¡Ay, tierra (España) de susurro de alas, la de más allá de los ríos de Kus (Etiopía), la que envía por mar embajadores, y en barcos de papiros sobre las aguas! Id, mensajeros veloces, a la nación esbelta y de brillante piel, al pueblo temible desde siempre, nación vigorosa y dominadora, cuya tierra surcan ríos (… ) Pues antes de la siega, al acabar la floración (…). En aquel tiempo se presentará un obsequio a Yahveh Sabaoth (…) de parte de un pueblo esbelto y de brillante piel, y de parte de un pueblo temible desde siempre, nación  vigorosa y dominadora, cuya tierra surcan ríos” (Is 18,1-7).

Fue, según narra Zacarías de Vizcarra el obispo de Burgos, Pablo de Santa María (†1435) quien aplicó esta profecía de extraña interpretación al futuro descubrimiento de tierras por parte de España.

Y hay más en Isaías,
“¿Quiénes son éstos que como nube vuelan, como palomas a sus palomares? Los barcos se juntan para mí, los navíos de Tarsis en cabeza, para traer a tus hijos de lejos, junto con su plata y su oro, por el nombre de Yahvé tu Dios y por el Santo de Israel, que te hermosea”. (Is. 60, 8-9).

Observen ese “Tarsis” que en la exégesis bíblica acostumbra a identificarse con España, como de hecho hizo en su libro “La infancia de Jesús” el Papa Emérito Benedicto cuando hablando de los magos de Oriente afirmaba:
“La promesa contenida en estos textos extiende la proveniencia de estos hombres hasta el extremo occidente (Tarsis-Tartessos en España) pero…” (op. cit. pág. 102)

Pero además de que el descubrimiento parece haber sido profetizado en la Biblia, Colón se basó en ello para legitimar su acción.

El día 18 de Octubre de 1492 Colón envió una carta a los Reyes desde Santo Domingo, comenzándola así:
“La Santa Trinidad movió a Vuestras Altezas y por su infinita bondad me hizo a mi mensajero de ello”. En esta carta el Descubridor menciona la Biblia como fundamento para su acción que lo llevo al encuentro del Nuevo  Mundo.

Luego continuó así:
“Yo  bien que llevase fatiga, estaba bien seguro que esto no vendría a menos, porque es verdad, que todo pasara, pero no la Palabra de Dios, y se cumplirá todo lo dicho; el habló de estas tierras a través de la boca de Isaías en tantos lugares de su Escritura, afirmando que desde España les sería divulgado su Santo Nombre”.

Colón también tiene la idea que ha encontrado el Edén:
“la Sacra Escritura testifica que nuestro Señor hizo el paraíso terrenal y en él puso el árbol de la vida y de él sale una fuente de donde vienen los cuatro ríos principales: Ganges, Tigris, Eufrates y Nilo”.

Otro acercamiento escatológico a su trabajo, lo encontramos en una carta de fines del año 1500. En ella Colón  menciona que Dios le hizo oír una promesa que sin duda él la tomó de la Biblia. Es la frase sobre el nuevo cielo y la nueva tierra que encontramos en el libro de San Pedro, el cual a su vez cita al Profeta Daniel. Pero no sólo esto; en esa misma carta escribe  parafraseando al profeta Isaías “que me hiciera de ello  mensajero”.

En la misma carta escribe:
“¿Quién duda que este  alumbramiento no fuese del Espíritu? Así como a mí el cual con rayos de claridad maravillosa consoló con su Santa y Sacra Escritura,  44 libros del Viejo Testamento y 4 Evangelios, con 23 Epístolas, avivándome que yo prosiga y continúe sin cesar un momento y con gran prisa”. 

Colón consideró su hazaña como el inicio de la profecía de Jesucristo, que el Evangelio sería predicado por todo el mundo antes del fin de los tiempos.

Una de las convicciones de Colón era que su empresa no era un acto científico, según sus palabras:
“Yo dije que para la ejecución de la empresa de las Indias no aprovecho  razón,  matemática ni mapamundi (¡que no es verdad!); llanamente se cumple lo que dijo Isaías y esto es lo que deseo escribir y transmitir aquí.”

Prosigue nuestro Almirante citando al IV Libro de Esdras, versículos 42 y 47 del capitulo 7:
“El tercer día mandaste que las aguas se reuniesen en la séptima parte de la tierra; secaste sus partes y las dejasteis secas a fin de que plantadas por Dios y cultivadas por el hombre te sirviesen. El quinto día dejaste a la séptima parte, donde estaban reunidas las aguas que produjesen criaturas vivas, aves, peces y así fue”.

¿Hubo  una experiencia espiritual que lo persuadió a buscar apoyo en la palabra de Dios y luego compartirla con los demás?  Algunos críticos de Colón dicen que consideraba la Biblia como máxima autoridad con el  fin  de que nadie refutara su proyecto.  Es tanto, que aún no ha podido ser rebatida la irónica afirmación del investigador mexicano Ramón Iglesias: “Más que ser Colón el siervo de Dios, era Dios el siervo de Colón”.

Lo que Colón dice es que al evaluar su vida comprendió que ha sido guiado por el espíritu de Dios, ya que en él se han cumplido las profecías, de tal forma que aquellos hechos bíblicos que le parecían tan maravillosos, volvieron a ser realidad.  Se podría decir que era una presunción y un mesianismo excesivo.  Los enemigos del Descubridor notan que ese era el lado débil de Colón. No era el único en su época y tampoco durante la historia de la humanidad, cuya debilidad consistió en sentirse escogido.


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