“DIFUSIÓN DE LOS ERRORES QUE LLEVAN A LA PÉRDIDA DE LA FE Y LA APOSTASÍA”
Del Libro: “A los Sacerdotes hijos predilectos de la Santísima Virgen” Locuciones interiores del Inmaculado Corazón de María al P. Stefano Gobbi
“Dejaos instruir dócilmente por Mí, hijos predilectos.
En esta noche del año, recogeos en la oración y en la escucha de
la palabra de vuestra Madre Celestial, Profetisa de estos últimos
tiempos.
No paséis estas horas en el estrépito y en la disipación, sino en el silencio, en el recogimiento, en la contemplación.
Os he anunciado varias veces que
se aproxima el fin de los tiempos y la venida de Jesús en gloria. Ahora
quiero ayudaros a comprender los signos descritos en la Divina
Escritura, que indican que ya está próximo Su retorno glorioso.
Estos signos están claramente
indicados por los Evangelios, y las Epístolas de San Pedro y San Pablo, y
se están realizando en estos años.
—El primer signo es la difusión de los errores que llevan a la pérdida de la fe y a la apostasía.
Estos errores son propagados por
falsos maestros, y por célebres teólogos que ya no enseñan la Verdad
del Evangelio, sino perniciosas herejías, basadas en errados y humanos
razonamientos.
Y es a causa de la enseñanza del error, que se pierde la verdadera fe y se difunde por todas partes la gran apostasía.
“Estad atentos y no os dejéis engañar.
Porque muchos tratarán de engañar a una multitud. Vendrán falsos
profetas y engañarán a muchísimos”. (Mt. 25,5-9)
“El día del Señor no vendrá antes de que se haya producido la gran apostasía”. (“Ts. 2,3)
“Habrá entre vosotros falsos
maestros. Intentarán difundir herejías desastrosas y se pondrán,
incluso, en contra del Señor que les ha salvado.
Muchos los escucharán y vivirán como
ellos una vida inmoral. Por su culpa, la fe cristiana será despreciada.
Por el deseo de riqueza os engañarán con razonamientos equivocados”.
(Pt. 2,1-3)
—El segundo signo
es el estallido de guerras y luchas fratricidas que llevan al predominio
de la violencia y del odio y a un general enfriamiento de la caridad,
mientras se hacen cada vez más frecuentes las catástrofes naturales como
epidemias, carestías, inundaciones y terremotos.
“Cuando oigáis hablar de guerras, próximas o lejanas, no tengáis miedo; es necesario que esto ocurra.
Los pueblos combatirán los unos contra
los otros, un reino contra otro reino. Habrá carestías y terremotos en
muchas regiones. Todo esto será sólo el inicio de sufrimientos mayores.
El mal estará tan difundido que el amor de muchos se enfriará. Pero Dios salvará al que persevere hasta el fin”. (Mt. 24,6-12).
—El tercer signo es
la persecución sangrienta de aquellos que se mantengan fieles a Jesús y
a su Evangelio y permanezcan firmes en la verdadera fe.
Entretanto, el Evangelio será predicado en todas partes del mundo.
Pensad, hijos predilectos, en
las grandes persecuciones a que viene sometida la Iglesia y en el celo
apostólico de los últimos Papas, sobre todo, de Mi Papa Juan Pablo II
llevando a todas las naciones de la tierra el anuncio del Evangelio.
“Seréis encarcelados, perseguidos y
matados. Seréis odiados por todos por Mi causa. Entonces muchos
abandonarán la fe; se odiarán y se traicionarán el uno al otro.
Entretanto será predicado el Evangelio del Reino de Dios en todo el
mundo; todos los pueblos lo escucharán.
Y entonces vendrá el fin”. (Mt. 24,9-10).
—El cuarto signo es el horrible sacrilegio, realizado por aquél que se opone a Cristo, esto es por el Anticristo.
Entrará en el templo santo de Dios y se sentará sobre Su trono haciéndose adorar a sí mismo como Dios.
“Éste vendrá a oponerse contra todo lo
que los hombres adoran y llaman Dios. El malvado vendrá con la potencia
de Satanás, con toda la fuerza de falsos milagros y de falsos prodigios.
Hará uso de todo género de engaño maligno para hacer el mal”. (2Ts.
2,4-9)
“Un día veréis en el lugar santo a aquél
que comete el horrible sacrilegio. El profeta Daniel ha hablado de él.
El que lee, que entienda”. (Mt. 24,15).
Hijos predilectos, para comprender en qué consiste este horrible sacrilegio, leed cuanto está predicho por el profeta Daniel.
“Anda Daniel, estas palabras deben
permanecer ocultas y selladas hasta el tiempo del fin. Muchos serán
purificados, blanqueados y acrisolados; pero los impíos continuarán
obrando impíamente. Ninguno de los impíos entenderá estas cosas, pero
los sabios comprenderán.
Ahora bien, desde el tiempo en
que será abolido el sacrificio perpetuo y será erigida la abominación de
la desolación, pasarán mil doscientos noventa días. Dichoso el que espere con paciencia y llegue a mil trescientos treinta y cinco días”. (Dn. 12,9-12).
La Santa Misa es el sacrificio
perpetuo, la oblación pura que es ofrecida al Señor en todas partes
desde la salida del sol hasta el ocaso.
El sacrificio de la Misa renueva el llevado a cabo por Jesús en el Calvario.
Acogiendo la doctrina
protestante, se dirá que la Misa no es un sacrificio, sino tan sólo la
santa cena, esto es, el recuerdo de lo que Jesús hizo en su última cena.
Y así será suprimida la
celebración de la Santa Misa. En esta abolición del sacrificio perpetuo
consiste el horrible sacrilegio, llevado a cabo por el Anticristo, el
cual durará tres años y medio, es decir, mil doscientos noventa días.
—El quinto signo está constituido por los fenómenos extraordinarios, que se suceden en el firmamento del cielo.
“El sol se oscurecerá, la luna perderá
su resplandor, las estrellas caerán del cielo y las fuerzas del cielo se
conmoverán”. (Mt. 24,29)
El milagro del sol, acaecido en
Fátima durante Mi última aparición, quiere indicaros que ya habéis
entrado en los tiempos en los que se cumplirán estos acontecimientos,
que os preparan al retorno de Jesús en gloria.
“Entonces se verá en el cielo la señal
del Hijo del Hombre. Todos los pueblos de la tierra se lamentarán, y los
hombres verán al Hijo del Hombre venir sobre las nubes del cielo con
gran poder y majestad”. (Mt. 24,30-31)
Mis predilectos e hijos
consagrados a Mi Corazón Inmaculado, os he querido instruir sobre estos
signos, que Jesús en Su Evangelio os ha indicado, para prepararos al fin
de los tiempos, porque éstos se están realizando en vuestros días.
El año que acaba y el que
empieza, forman parte del tiempo de la gran tribulación, durante la
cual, se difunde la apostasía, se multiplican las guerras, suceden en
muchos lugares catástrofes naturales, se intensifican las persecuciones,
el anuncio del Evangelio es llevado a todos los pueblos, ocurren
fenómenos extraordinarios en el cielo y se hace cada vez más próximo el
momento de la plena manifestación del Anticristo.
Ahora os invito a permanecer fuertes en la fe, seguros en la esperanza y ardientes en la caridad.
Dejaos llevar por Mí y recogeos
todos en el seguro refugio de Mi Corazón Inmaculado que Yo os he
preparado precisamente para estos últimos tiempos.
Leed Conmigo los signos de vuestro tiempo y vivid en la paz del corazón y en la confianza.
Yo estoy siempre con vosotros,
para deciros que la realización de estos signos os indica con seguridad
que está próximo el fin de los tiempos, con el retorno de Jesús en
gloria.
“De la higuera aprended esta parábola:
Cuando ya sus ramas se ponen tiernas y brotan las primeras hojas
conocéis que está cerca el verano.
Del mismo modo cuando veáis suceder estas cosas sabed que vuestra liberación está cerca”. (Mt. 24,32-33).”
DIOS CONTIGO
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