miércoles, 1 de febrero de 2017

ENTENDIENDO

LA NATURALEZA HUMILDE DE JESÚS
Entregando nuestro poder y llegando a ser más como Jesús.
Dan Lee

El poder, como el control, puede convertirse en un ídolo en nuestras vidas. El mundo nos dice que seamos poderosos, rápidos, fuertes y que tengamos el control. Aún recientemente, en los Juegos Olímpicos, observamos cómo las personas más físicamente fuertes del mundo, se reúnen para competir unos contra otros, y admiramos y envidiamos el poder que tenían. Aunque hay un tiempo y un lugar para estos actos de fortaleza como los son las competencias deportivas, muchas veces deseamos este poder.

Y para alcanzarlo, dependemos de nuestro propio poder lo cual nos quita el enfoque en Dios.

Una de las mejores formas de resistir el deseo malsano de poder en nuestras vidas, es moldear nuestras vidas conforme a la naturaleza humilde de Jesús. Su renuncia al poder, descrito por el Apóstol Pablo en Filipenses, ¡fue una de las cosas más asombrosas que Él hizo!

¿Cómo permanecemos humildes como Jesús? Primero tenemos que entender de qué maneras Jesús fue humilde...

1. Recuerde que Él era Dios, sin embargo, era humilde.

Jesús no era simplemente un hombre bueno ni siquiera un gran hombre. En Mt. 28,18: "Jesús se acercó a ellos y les habló así: «Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra.". Él era Dios en la carne - El que había existido por toda la eternidad, el gran «YO SOY» (Jn. 8,58). Él creó el mundo y lo sostiene. (Heb. 1,2-3)

2. Él se humilló a sí mismo para hacerse humano.

Toda Su grandeza, la inmortal y la eterna, de alguna manera, fueron comprimidas en un cuerpo humano.

Durante Su tiempo en la tierra, Jesús optó por limitar Su poder. Él sanó a algunos enfermos y realizó muchos milagros. Él tenía todo el poder, sin embargo, vivió Su vida bajo sumisión al Padre. Entonces Jesús explicó: "Jesús, pues, tomando la palabra, les decía: «En verdad, en verdad os digo: el Hijo no puede hacer nada por su cuenta, sino lo que ve hacer al Padre: lo que hace él, eso también lo hace igualmente el Hijo.". (Jn. 5,19)

3. Sepa que Jesús entregó Su vida.

"Sino que se despojó de sí mismo tomando condición de siervo haciéndose semejante a los hombres y apareciendo en su porte como hombre; y se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz.". (Fil. 2,7-8) Los captores de Jesús le golpearon, se burlaron de Él, le azotaron brutalmente y después clavaron sus manos y sus pies en una cruz. Él resistió la tentación de revelarse como el Dios Todopoderoso. Su plan desde el principio fue el dar Su vida por nosotros, porque "Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos." (Jn, 15,13).

4. Él fue exaltado.

"Por lo cual Dios le exaltó y le otorgó el Nombre, que está sobre todo nombre. Para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos, y toda lengua confiese que Cristo Jesús es SENOR para gloria de Dios Padre." (Fil. 2,9-11). ¡Qué gran día será, cuando cada ser humano rinda honor a Jesús como Señor! En la medida que nosotros imitemos la humildad de Jesús, también seremos exaltados: "Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios para que, llegada la ocasión, os ensalce...". (1Pe. 5,6)

Ore esta semana:

Padre, el deseo de poder es tan fuerte. Ayúdame a admirar cómo Jesús se humilló y a través del poder de Tu Espíritu Santo, poder humillarme tal como Él lo hizo. 
Amén

DIOS CONTIGO






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