*
Para que como afirman los Obispos, la oración inspirada y movida por el
Espíritu permita a todos confesar con el entendimiento y el corazón que
«Vale Toda Vida».
*
Por la crisis que atraviesa Venezuela para que encontremos la salida a
una situación económica que nos invita al camino de la solidaridad para
crear vínculos fraternos.
* Por los nuevos desafíos que afrontan los niños y adolescentes.
* Por todas las necesidades de cada uno de vosotros.
* Por la paz del mundo entero.
María,
Mujer del Si, Mujer valiente que no temes llevar en tu seno el Misterio
del Verbo encarnado; Madre de los vivientes, ve de prisa por los
caminos de nuestra patria y sin demora anuncia que toda vida es valiosa.
Recurre a tu Hijo para que el milagro del amor se manifieste en los
cientos de hombres y mujeres que están cegados a favor de la muerte de
los niños por nacer. “Madre Santísima a ti y a tu esposo San José
confiamos la causa de la Vida” y ya que poniendo en riesgo sus vidas
huyeron para salvar al Hijo de Dios, manifiesten sobre este pueblo la
protección segura y no
permitan el holocausto de vidas inocentes.
Recrudece
alrededor los augurios de muerte; el espíritu de iniquidad parece
enseñorearse entre el pueblo. Se agitan los espíritus y el corazón
comienza a rebelarse. La injusticia, la corrupción, las divisiones, la
pobreza, las componendas dañinas, unido a las afrentas e infamias a la
fe del pueblo, parece indicar que el mal está ganando. La Palabra de
Dios viene en nuestro auxilio: “Queridos míos, no se extrañen de la
violencia que se ha desatado contra ustedes… Alégrense en la medida en
que pueden compartir los sufrimientos de Cristo” (1Pe 4,12) “Digan entre las naciones: <¡El Señor reina! El mundo está
firme y no vacilará… Griten de gozo delante del Señor, porque Él viene a
gobernar la tierra. Él gobernará al mundo con justicia, y a los pueblos
con su verdad.> (Sal 95,10,25)
Fortalecidos
por la Palabra que es “para ayer, para hoy y para siempre”, redoblemos
nuestra oración que es poderosa cuando brota de un corazón sincero y
quebrantado. Imploremos postrados ante el Dios Vivo y Real, presente en
la Santa Eucaristía que derrame su Misericordia, su poder y su Gloria
sobre nuestro Pueblo. Como miembros de Su Cuerpo Místico supliquemos
cada día para que la voz de nuestros Sacerdotes sea la alerta de los corazones
sencillos, sea faro de los que ante el avance de las tinieblas no
distinguen la verdadera luz. Roguemos para que el Espíritu de Vida que
brotó del Corazón abierto de Cristo, ilumine a los profetas de este mundo y lleve la verdad, el consuelo y la esperanza al pueblo peregrino.
¡Señor
Jesucristo! Tu presencia viva supera infinitamente nuestro pobre
pensamiento. Se sobrecoge nuestra alma y todo nuestro ser se postra ante
tu Sacratísimo Cuerpo para adorarte. Estas, siempre estás y estarás. A
pesar de nuestra incredulidad, de nuestro desamor, indiferencia y
olvido, Tú siempre estás. Nos esperas, día y noche en el Sagrario, y
nunca reprochas nuestra ingratitud. ¡Dios vivo, te adoramos!. Pan
Eucarístico, Pan de vida, te glorificamos. Bendito seas eternamente!
Grande y victorioso Dios! Seas bendito y alabado en el Santísimo
Sacramento del
Altar!
Unidos
en oración, adorando al Señor, Dueño de nuestras vidas, junto con María
Nuestra Madre, nos acogemos a las gracias y bendiciones que emanan del
Corazón Sacratísimo de Jesús. Bendita Llaga de donde manó la Vida!
Guarda allí, Oh Señor, las súplicas del pueblo Venezolano, el clamor de
los que sufren, la voz inaudible de los niños por
nacer, y todo lo que Tú conoces está en nuestro corazón. Sagrado Corazón
de Jesús, en Vos confiamos!
¡AMÉN!.
DIOS CONTIGO
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