martes, 23 de noviembre de 2010

ADVIENTO - AÑO 2010-

Lectio Divina. Domingo 1o. de Adviento
Adviento. Oración con el Evangelio. Ciclo A.
Autor: P. Martín Irure


Mt 24, 37 - 44

1. INVOCA


  • Prepara tu conciencia para la escucha de la Palabra. Es el Señor quien te va a dar su mensaje. Prepara también la Biblia, los papeles que vas a necesitar. Haz silencio exterior e interior.

  • Ábrete al Espíritu, que es el auténtico intérprete de la Palabra, que Él inspiró a los escritores sagrados.

  • Cantamos suavemente invocando al Espíritu: Veni, Sancte Spiritus.

    Ven, Espíritu Santo,
    te abro la puerta,
    entra en la celda pequeña
    de mi propio corazón,
    llena de luz y de fuego mis entrañas,
    como un rayo láser opérame
    de cataratas,
    quema la escoria de mis ojos
    que no me deja ver tu luz.
    Ven. Jesús prometió
    que no nos dejaría huérfanos.
    No me dejes solo en esta aventura,
    por este sendero. 
    Quiero que tú seas mi guía y mi aliento,
    mi fuego y mi viento, mi fuerza y mi luz.
    Te necesito en mi noche
    como una gran tea luminosa y ardiente
    que me ayude a escudriñar las Escrituras.

    Tú que eres viento,
    sopla el rescoldo y enciende el fuego.
    Que arda la lumbre sin llamas ni calor.
    Tengo la vida acostumbrada y aburrida.
    Tengo las respuestas rutinarias,
    mecánicas, aprendidas. 
    Tú que eres viento,
    enciende la llama que engendra la luz.
    Tú que eres viento, empuja mi barquilla
    en esta aventura apasionante
    de leer tu Palabra,
    de encontrar a Dios en la Palabra,
    de encontrarme a mí mismo
    en la lectura.

    Oxigena mi sangre
    al ritmo de la Palabra
    para que no me muera de aburrimiento.
    Sopla fuerte, limpia el polvo,
    llévate lejos todas las hojas secas
    y todas las flores marchitas
    de mi propio corazón.

    Ven, Espíritu Santo,
    acompáñame en esta aventura
    y que se renueve la cara de mi vida
    ante el espejo de tu Palabra.
    Agua, fuego, viento, luz.
    Ven, Espíritu Santo. Amén. (A. Somoza)
    2. LEE LA PALABRA DE DIOS Mt 24, 36-44 (Qué dice la Palabra de Dios)

    Contexto litúrgico


  • Comenzamos el Adviento, tiempo de esperanza y preparación al misterio de la Palabra encarnada en la Navidad.

  • Iniciamos el ciclo litúrgico A, en el que leeremos, sobre todo, el Evangelio de san Mateo. Es el evangelista que resalta la plenitud de la revelación del AT en Jesús.

  • No es una espera ilusoria, sin fundamento. Esperamos al Salvador, que nos libra y nos promete y nos da la plenitud de la felicidad.

  • Jesús vino, viene y vendrá. Como Resucitado y Salvador. Como compañero de viaje y como premio en la meta. Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!

    Contexto bíblico

  • El texto de hoy está comprendido en los capítulos 24 y 25 de Mateo. Constituyen el último discurso de Jesús, recogido por Mateo. Se suele llamar discurso escatológico (esjatón = último). Habla de los últimos tiempos de la historia.

  • Este discurso escatológico tiene tres partes:
    - 1. Cómo y cuándo será la venida definitiva del Señor y del fin del mundo (24, 3-44).
    - 2. Tres parábolas para indicar las actitudes de la espera ante el fin (24, 45-25, 30).
    - 3. Descripción plástica del juicio final (25, 31-46).

  • Este discurso escatológico tiene como finalidad orientar a los discípulos: vigilancia para estar preparados, en el momento actual. El futuro ilumina el presente.

  • Es la venida del Hijo del hombre (Mt 24, 37). En el libro de Daniel (7, 13) esta expresión se refiere a los que han resistido las persecuciones y que aparecerán gloriosos al final de los tiempos. Los primeros cristianos se lo aplicaron a Jesús.

    Texto

    1. Vivir atentos


  • Relativizar y orientar todas las actividades humanas a la luz de lo que es verdaderamente importante. No dejarnos ahogar por el activismo, las preocupaciones, la tensión... Estar despiertos, con la fe y esperanza puestas en el Señor.

  • En cuanto al día aquel y a la hora, nadie sabe nada, ni los ángeles del cielo ni el Hijo, sino sólo el Padre (v. 36).

  • Ejemplos: la gente estaba descuidada: en tiempos de Noé y en cualquier tiempo, y también el ladrón sorprende el amo de la casa.

  • Estén atentos (v. 42); vigilantes (v. 43); preparados (v. 44).

  • Ya es hora que despierten del sueño, pues nuestra salvación está más cerca de nosotros que cuando empezamos a creer (Rom 13, 11; 2ª lectura de este domingo).

    2. Vivir en esperanza

  • La advertencia de Jesús no es para meter miedo en el corazón, ni para desilusionarnos. Jesús quiere que vivamos el presente con cautela, con la luz que el futuro nos envía, aceptándole a Él en el presente con todas las consecuencias. La esperanza en la venida final nos debe mantener en pie, aun en medio de nuestras debilidades y las situaciones dolorosas de injusticia de la sociedad, que nos hacen sufrir.

  • La esperanza es la virtud que nos hace enfrentar la vida en el tiempo presente, porque nuestra espera está basada en la Palabra y en el gesto de Jesús. Él es nuestra esperanza.

  • La esperanza cristiana nos hace mirar el presente con ojos de fe. Es tiempo de salvación. En la medida en que trabajemos el tiempo presente estaremos preparando el final de nuestra vida y de la historia.

  • El Señor viene constantemente, para que vivamos su misma vida. No es cuestión de prepararse a bien morir. Es cuestión de vivir bien, de acuerdo al Evangelio de Jesús.

  • ¡Ven, Señor Jesús! Es la oración típica del creyente, esperanzado en que todo lo perfeccionará el Señor al final de los tiempos, porque ya está Él en esta tarea desde su resurrección.

  • Nosotros, según la promesa del Señor, esperamos unos cielos nuevos y una tierra nueva, en los que habita la justicia ( 2 Pe 3, 13).

    3. MEDITA (Qué me/nos dice la Palabra de Dios)

  • ¿Cómo ando de esperanza y de optimismo? ¿Cómo me veo: como persona de optimismo o pesimismo? ¿En qué fundamento mi esperanza o mis esperanzas?

  • El final de mis días ¿lo espero con temor o con serenidad? Me pregunto ¿cuáles son mis miedos?

  • ¿Qué debe cambiar en mi vida para que la esperanza brille en mis actitudes y en mi conducta?

  • ¿Estoy siempre dispuesto a dar razón de mi esperanza a todo el que me pida explicaciones? Así nos recomienda la 1ª carta de Pedro 3, 15. Es la virtud típica del Adviento.

    4. ORA (Qué le respondo al Señor)

    Padre, quita de mi corazón todo temor por el final de mi vida, cuando me llegue la muerte. Desde niño estoy en tus manos. Ahora, nuevamente me abandono en Ti. Como tu Hijo Jesús. Como María, la Madre. Que no me ahoguen los temores ni ante el dolor ni ante mis pecados. Que viva con serenidad el tiempo de salvación que Tú me regalas.

    5. CONTEMPLA

    Al mismo Jesús que ahora camina contigo y que, al final, te dará el abrazo total.

    6. ACTÚA

    Con paz y serenidad, sabiendo que el Señor te acompaña en todos tus momentos.


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