MARIAMCONTIGO.-
Por la señal...
Señor mío Jesucristo...
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Dios te salve, María, llena de gracia y bendita más que todas las mujeres, Virgen singular, Virgen soberana y perfecta, elegida por Madre de Dios y preservada por ello de toda culpa desde el primer instante de tu Concepción: así como por Eva nos vino la muerte, así nos viene la vida por ti, que por la gracia de Dios has sido elegida para ser Madre del nuevo pueblo que Jesucristo ha formado con su sangre.
A ti, purísima Madre, restauradora del caído linaje de Adán y Eva, venimos confiados y suplicantes en esta novena, para rogarte que nos concedas la gracia de ser verdaderos hijos tuyos y de tu Hijo Jesucristo, libres de toda mancha de pecado.
Acordaos, Virgen Santísima, que habéis sido hecha Madre de Dios, no sólo para vuestra dignidad y gloría, sino también para salvación nuestra y provecho de todo el género humano. Acordaos que jamás se ha oído decir que uno solo de cuantos han acudido a vuestra protección e implorado vuestro socorro, haya sido desamparado. No me dejéis, pues, a mi tampoco, porque si me dejáis me perderé; que yo tampoco quiero dejaros a vos, antes bien, cada día quiero crecer más en vuestra verdadera devoción.
Y alcanzadme principalmente estas tres gracias: la primera, no cometer jamás pecado mortal; la segunda, un grande aprecio de la virtud cristiana, y la tercera, una buena muerte. Además, dadme la gracia particular que os pido en esta novena (hacer aquí la petición que se desea obtener).
Rezar la oración del día correspondiente: ORACIONES FINALES
Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza. A ti, celestial Princesa, Virgen sagrada María, te ofrezco en este día alma, vida y corazón. Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía. Rezar tres Avemarías.
Tu Inmaculada Concepción, oh Virgen Madre de Dios, anunció alegría al universo mundo.
ORACIÓN. Oh Dios mío, que por la Inmaculada Concepción de la Virgen, preparaste digna habitación a tu Hijo: te rogamos que, así como por la previsión de la muerte de tu Hijo libraste a ella de toda mancha, así a nosotros nos concedas por su intercesión llegar a ti limpios de pecado. Por el mismo Señor nuestro Jesucristo. Amén.
Por la señal... Señor mío Jesucristo... ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS Dios te salve, María, llena de gracia y bendita más que todas las mujeres, Virgen singular, Virgen soberana y perfecta, elegida por Madre de Dios y preservada por ello de toda culpa desde el primer instante de tu Concepción: así como por Eva nos vino la muerte, así nos viene la vida por ti, que por la gracia de Dios has sido elegida para ser Madre del nuevo pueblo que Jesucristo ha formado con su sangre. A ti, purísima Madre, restauradora del caído linaje de Adán y Eva, venimos confiados y suplicantes en esta novena, para rogarte que nos concedas la gracia de ser verdaderos hijos tuyos y de tu Hijo Jesucristo, libres de toda mancha de pecado. Acordaos, Virgen Santísima, que habéis sido hecha Madre de Dios, no sólo para vuestra dignidad y gloría, sino también para salvación nuestra y provecho de todo el género humano. Acordaos que jamás se ha oído decir que uno solo de cuantos han acudido a vuestra protección e implorado vuestro socorro, haya sido desamparado. No me dejéis, pues, a mi tampoco, porque si me dejáis me perderé; que yo tampoco quiero dejaros a vos, antes bien, cada día quiero crecer más en vuestra verdadera devoción. Y alcanzadme principalmente estas tres gracias: la primera, no cometer jamás pecado mortal; la segunda, un grande aprecio de la virtud cristiana, y la tercera, una buena muerte. Además, dadme la gracia particular que os pido en esta novena (hacer aquí la petición que se desea obtener).
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DÍA PRIMERO
Comenzar con el ofrecimiento y la oración preparatoria.
ORACIÓN DE ESTE DÍA. Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro: así como preservaste a María del pecado, original en su Inmaculada Concepción, y a nosotros nos hiciste el gran beneficio de libramos de él por medio de tu santo bautismo, así te rogamos humildemente nos concedas la gracia de portarnos siempre como buenos cristianos, regenerados en ti, Padre nuestro Santísimo.
Meditar y rezar la oración final.
DÍA SEGUNDO
Comenzar con el ofrecimiento y la oración preparatoria.
ORACIÓN DE ESTE DÍA. Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro: así como preservaste a María de todo pecado mortal en toda su vida y a nosotros nos das gracia para evitarlo y el sacramento de la confesión para remediarlo, así te rogamos humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas la gracia de no cometer nunca pecado mortal, y si incurrimos en tan terrible desgracia, la de salir de él cuanto antes por medio de una buena confesión.
Meditar y rezar la oración final.
DÍA TERCERO
Comenzar con el ofrecimiento y la oración preparatoria.
ORACIÓN DE ESTE DÍA. Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro: así como preservaste a María de todo pecado venial en toda su vida, y a nosotros nos pides que purifiquemos más y más nuestras almas para ser dignos de ti, así te rogamos humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas la gracia de evitar los pecados veniales y la de procurar y obtener cada día más pureza y delicadeza de conciencia.
Meditar y rezar la oración final.
DÍA CUARTO
Comenzar con el ofrecimiento y la oración preparatoria.
ORACIÓN DE ESTE DÍA. Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro: así como libraste a María de la inclinación al pecado y le diste dominio perfecto sobre todas sus pasiones, así te rogamos humildemente, por intercesión de María Inmaculada, nos concedas la gracia de ir domando nuestras pasiones y destruyendo nuestras malas inclinaciones, para que te podamos servir, con verdadera libertad de espíritu, sin imperfección ninguna.
Meditar y rezar la oración final.
DÍA QUINTO
Comenzar con el ofrecimiento y la oración preparatoria.
ORACIÓN DE ESTE DÍA. Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro: así como, desde el primer instante de su Concepción, diste a María más gracia que a todos los santos y ángeles del cielo, así te rogamos humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos inspires un aprecio singular de la divina gracia que tú nos adquiriste con tu sangre, y nos concedas el aumentarla más y más con nuestras buenas obras y con la recepción de tus Santos Sacramentos, especialmente el de la Comunión.
Meditar y rezar la oración final.
DÍA SEXTO
Comenzar con el ofrecimiento y la oración preparatoria.
ORACIÓN DE ESTE DÍA. Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro: así como, desde el primer momento, infundiste en María, con toda plenitud, las virtudes sobrenaturales y los dones del Espíritu Santo, así te suplicamos humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas a nosotros la abundancia de estos mismos dones y virtudes, para que podamos vencer todas las tentaciones y hagamos muchos actos de virtud dignos de nuestra profesión de cristianos.
Meditar y rezar la oración final.
DÍA SÉPTIMO
Comenzar con el ofrecimiento y la oración preparatoria.
ORACIÓN DE ESTE DÍA. Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro: así como diste a María, entre las demás virtudes, una pureza y castidad eximía, por la cual es llamada Virgen de las vírgenes, así te suplicamos, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas la dificilísima virtud de la castidad, que tantos han conservado mediante la devoción de la Virgen y tu protección.
Meditar y rezar la oración final.
DÍA OCTAVO
Comenzar con el ofrecimiento y la oración preparatoria.
ORACIÓN DE ESTE DÍA. Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro: así como diste a María la gracia de una ardentísima caridad y amor de Dios sobre todas las cosas, así te rogamos humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas un amor sincero de ti, ¡oh Dios Señor nuestro!, nuestro verdadero bien, nuestro bienhechor, nuestro padre, y que antes queramos perder todas las cosas que ofenderte con un solo pecado.
Meditar y rezar la oración final.
DÍA NOVENO
Comenzar con el ofrecimiento y la oración preparatoria.
ORACIÓN DE ESTE DÍA. Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro: así como has concedido a María la gracia de ir al cielo y de ser en él colocada en el primer lugar después de Ti, te suplicamos humildemente, por intercesión de María Inmaculada, nos concedas una buena muerte, que recibamos bien los últimos Sacramentos, que expiremos sin mancha ninguna de pecado en la conciencia y vayamos al cielo, para siempre gozar, en tu compañía y la de nuestra Madre, con todos los que se han salvado por ella.
Meditar y rezar la oración final.
ORACIÓN DEL PAPA A MARÍA INMACULADA A ti, Virgen Inmaculada, predestinada por Dios por encima de toda otra criatura como abogada de gracia y modelo de santidad para su pueblo, renuevo hoy de especial manera la confiada entrega de toda la Iglesia. Sé tú quien guíe a sus hijos en la peregrinación de la fe, haciéndolos cada vez más obedientes y fieles a la Palabra de Dios. Sé tú quien acompañe a cada cristiano en el camino de la conversión y de la santidad, en la lucha contra el pecado y en la búsqueda de la belleza auténtica, que es siempre impronta y reflejo de la Belleza divina. Sé tú también quien alcance paz y salvación para todas las gentes. Que el eterno Padre, que te quiso Madre Inmaculada del Redentor, renueve también en nuestro tiempo, por mediación tuya, los prodigios de su amor misericordioso.Amén. MARÍA INMACULADA, MUJER EUCARÍSTICA Oración de Juan Pablo II ante la Imagen de la Inmaculada en la Plaza de España de Roma (8-12-2004)
HIMNO LITÚRGICO "Ninguno del ser humano como vos se pudo ver; que a otros los dejan caer y después les dan la mano. Mas vos, Virgen, no caíste como los otros cayeron, que siempre la mano os dieron con que preservada fuiste. Yo, mil veces caído, os suplico que me déis la vuestra y me levantéis por que no quede caído. Y por vuestra concepción, que fue de tan gran pureza, conserva en mi la limpieza del alma y del corazón, para que de esta manera suba con vos a gozar del que sólo puede dar vida y gloria verdadera. Amén" VIRGEN... QUE EL SOL MÁS PURA
(Leopoldo Panero) AVE MARÍA Dios te salve María, Por la luz de la luz transfigurada. Dios te llena y te guía Y el fruto de tu vientre en tu mirada. Dios te salvó, María. Te llenó de su fuerza complaciente, como el fuego del sol llena la aurora, como el agua la fuente. Maduró con su luz y su ternura El fruto de tu amor y de tu vientre. Santa María, hija del pueblo, madre paciente, fiel, generosa, pobre y rebelde... Miranos peregrinos, vacilantes, cultivando este viejo paraíso, caminando hacia tu cielo lentamente. No queremos cansarnos de este mundo, ni buscamos un refugio celeste. Pero tú no te canses de mostrarnos la meta, los caminos, ahora y siempre. (V.M. Arbeola) MARÍA
Anidaba en sus ojos Era ella. Me desmayé en sus manos
(Gerardo Diego) VIRGEN MARÍA, MADRE... “... Virgen María, Madre... No, yo no sé quién eres, pero eres una gran ternura... No, yo no sé quién eres, pero tú eres luna grande de enero que sin rumor nos besa, primavera surgente como el amor en junio, dulce sueño en el que nos hundimos, agua tersa que bebe con trémula avidez la vegetal cécula joven... ¡Qué dulce sueño en tu regazo, madre! soto seguro y verde entre corrientes rugidoras... Nieve en quien Dios se posa... Oh tú, primavera y extrañísima cretaura de su amor...” (Dámaso Alonso) MARIA | ||||||||||||||||||
INMACULADA “Inmaculada, flor alzada en entusiasmo bíblico, emocionado, donde mi amor se posa. Mi verso para ti, para ti mi deseo, Mi fe para ti tiene seguridad de alas que surcan el espacio que entre Dios y yo abre la distancia infinita. Lejana como el cielo y tan cercana como la arcilla con que amaso el quehacer nazarita por donde anda la vida tereseando pucheros”. (Astor Brime) MARÍA MADRE un niño receloso, amedrentado, un niño estremecido y aterrado: fugitivo de los sueños fantasmales, de las torvas visiones, de los siniestros mensajeros; acaso fugitivo de sí mismo, de su propio corazón despilfarrado, de su amor excesivo. Te pintaron para tener siempre un niño entre tus manos. ¿Qué niño tienes ahora? Por tus manos van pasando -vamos pasando- todos los niños desvalidos de la tierra: rostros negros, cobrizos, amarillos; rostros negros, mulatos y mestizos; tatuados, torturados, navajeados; el rostro del mendigo, del que arrastra los cartones, del borracho y drogadicto, del pobre maloliente y del que tuvo la desgracio de ser rico. Hacía tí vamos viniendo -van viniendo- fugitivos de atropellos e injusticias, fugitivos de apatías y desdenes, de amistades abortadas, de abrazos malogrados, de frustradas esperanzas, de proyectos derrumbados, de la propia cobardía, del fastidio y la desgana, y de todos los pecados capitales. ¿Qué niño es el que tienes ahora entre tus manos? Pero tú sigues mirando, porque siempre hay alguien que no ha llegado todavía, alguien a quien estás esperando... (Tirso Cepedal). | |
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