sábado, 20 de noviembre de 2010

NUESTRA SEÑORA DE LA PAZ...

MARIAMCONTIGO.-

Nuestra Señora de la Paz
El Salvador
Fiesta: 21 de Noviembre, Presentación de la Virgen María


Nuestra Señora de la PazEn el año de 1682 unos mercaderes encontraron en la orilla del Mar del Sur salvadoreño una caja abandonada; Estaba tan bien sellada que no pudieron abrirla con sus herramientas.   Seguros de que contenía algún objeto valioso, ataron la caja sobre el lomo de su burra y la llevaron a la ciudad de San Miguel.  Esperaban poder allí encontrar como poder abrirla. Llegaron a la ciudad el 21 de noviembre.  Con la intención de asegurar la propiedad del posible tesoro, se dirigieron primero a las autoridades del lugar para dar cuenta del hallazgo; cuando al pasar por delante de la iglesia parroquial, hoy Catedral, la burra se echó en tierra sin que nadie pudiese moverla de ahí.   Entonces, sin esfuerzo alguno lograron abrir la caja y descubrieron que el tesoro que contenía era una hermosa imagen de Nuestra Señora con el Niño en brazos.

El origen de la imagen permanece en el misterio, pues nunca se pudo conocer qué destino tenía aquella caja, ni cómo llegó a las playas del Salvador. Se cuenta que al arribar la imagen había una cruenta lucha entre los habitantes de la región y al correr la voz del maravilloso hallazgo, todos depusieron las armas e inmediatamente cesaron las hostilidades; también se refiere que en las luchas fratricidas del 1833, el bando triunfador, en vez de tomar represalias, como se esperaba, hizo colocar la bendita imagen en el atrio de la parroquia y a los pies de María se juró solemnemente no guardar rencores y borrar el odio de los corazones para que la paz germinara en fraternidad y reconciliación.  Ciertamente un milagro maravilloso. Por esto dieron a la imagen el hermoso título de Nuestra Señora de la Paz, cuya fiesta litúrgica se celebra el 21 de noviembre, en recuerdo de  su llegada a la ciudad de San Miguel.

La imagen de Nuestra Señora de la Paz es tallada en madera vestida. Lleva bordado al frente de la falda de su  blanco traje, el escudo nacional de la República del Salvador. La imagen lleva en su mano derecha una palma de oro en recuerdo de la erupción del volcán Chaparrastique, que amenazó con hundir a la ciudad en un mar de lava ardiente.  Los atemorizados habitantes de San Miguel colocaron la imagen de Nuestra Señora de la Paz en la puerta principal de la Catedral y en ese mismo momento la fuerte corriente de lava cambió de dirección, apartándose de la ciudad.  En el punto exacto donde la lava torció el rumbo hay un pueblo que se llama "Milagro de la Paz".  Esto sucedió el 21 de septiembre de 1787 y ese día todos vieron en el azul del cielo que el humo que salía del del volcán formaba una palma.  Viendo en esto una señal del amparo de la Virgen, el pueblo decidió colocarle en la mano una palma de oro, semejante a la que habían contemplado en el cielo.

Benedicto XV concedió la coronación canónica de la imagen, que se efectuó el 21 de noviembre de 1921. El nuevo templo dedicado a Nuestra Señora de la Paz fue terminado en 1953.

ORACION

Oh María, puerta del cielo y señora de nuestras almas,
no permitas que nos apartemos del camino
que nos lleva hacia Dios; acompáñanos en el día
de nuestra muerte para que podamos contemplar
belleza y contigo gozar en el cielo de la posesión eterna
de tu Hijo, en compañía de todos los santos.
V. Virgen Santa y Señora de la Paz,
R. ruega por nosotros.
V. María, camino de salvación,
R, ruega por nosotros.
V. María, Madre de los que sufren,
R. Ruega por nosotros.
V. Te consagramos, Madre, a los hombres,
R. haz que sobre ellos no prevalezcan las tinieblas, sino la luz.
V. Te consagramos, madre, a la Iglesia,
R. hazla en el mundo sacramento eficaz de redención.
V. Te consagramos, Madre, nuestras vidas,
R. llénalas de Cristo, luz del mundo y Salvador.
V. Que vivirá con el Padre y el Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos,
R. Amén.

ORACION DE INTERCESIÓN A LA VIRGEN DE LA PAZ

Señor Jesucristo que dijiste a tus Apóstoles mi paz os dejo,
mi paz os doy, no atiendas a nuestros pecados,
sino a la fe de tu Iglesia y a la poderosa intercesión
de nuestra Madre la Santísima Virgen de la Paz.
Por ella te pedimos, Señor, la paz de nuestras almas
perdonando nuestras culpas y dándonos la gracia
de no volver a cometerlas. Para que, puestas en paz con Dios
nuestras conciencias merezcamos obtener los favores que pedimos
en este triduo por la valiosa intercesión de tu Santísima Madre de la Paz.
Amén.

ORACIÓN POR LA PAZ EN EL SALVADOR I

María, Reina y Señora de la Paz , que al cumplirse los tiempos,
nos diste a Cristo, nuestra Paz,
ayúdanos a realizar la urgente tarea de la reconciliación,
para construir cada día una comunidad más justa y fraterna,
que la podamos extender más allá de nuestras fronteras.
sí sea.

ORACIÓN POR LA PAZ EN EL SALVADOR II

Divino Salvador del Mundo, tú que guías sabiamente
la historia de todas las naciones y la de nuestro país, escucha ahora
nuestra súplica: Somos hijos de un mismo Padre que tú nos revelaste
y no sabemos ser hermanos y el odio siembra más miedo
y más muerte en nuestra, tan sufrida sociedad salvadoreña.
Danos la paz que promete tu Evangelio, aquella que el mundo
no puede dar. Enséñanos a construirla como fruto de la Verdad
y de la Justicia. Escucha la imploración de nuestra Madre,
María Reina de la Paz y envíanos tu Espíritu Santo,
para reconciliar en una gran familia a toda nuestra nación.
Venga a nosotros el Reino del Amor, y confírmanos en la certeza
de que tú estás con nosotros y la paz que nos has dejado,
nos acompañe hasta el fin de los tiempos.
Padre Ignacio Larrañaga, adaptada.

NOVENA

PRIMER DÍA

¡ Oh , Dios! que con amor paternal
gobiernas el mundo, te rogamos que todos los hombres,
a quienes diste un idéntico origen, constituyan una sola familia
en la paz y vivan siempre unidos por el amor fraterno.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

ORACIÓN POR LA PAZ DE NUESTRO PAÍS

Divino Salvador del Mundo, tú que guías sabiamente
la historia de todas las naciones y la de nuestro país, escucha ahora
nuestra súplica: Somos hijos de un mismo Padre que tú nos revelaste
y no sabemos ser hermanos y el odio siembra más miedo
y más muerte en nuestra, tan sufrida sociedad salvadoreña.
Danos la paz que promete tu Evangelio, aquella que el mundo
no puede dar. Enséñanos a construirla como fruto de la Verdad
y de la Justicia. Escucha la imploración de nuestra Madre,
María Reina de la Paz y envíanos tu Espíritu Santo,
para reconciliar en una gran familia a toda nuestra nación.
Venga a nosotros el Reino del Amor, y confírmanos en la certeza
de que tú estás con nosotros y la paz que nos has dejado,
nos acompañe hasta el fin de los tiempos.

SEGUNDO DÍA

Oh, Dios, Creador del universo, que extiendes tu preocupación
paternal sobre cada criatura y que guías los eventos de la historia
a la meta de la salvación; reconocemos tu amor paternal
que a pesar de la resistencia de la humanidad y, en un mundo
dividido por la disputa y la discordia, tú nos haces preparar para
la reconciliación. Renueva en nosotros las maravillas
de tu misericordia; envía tu Espíritu sobre nosotros, para que él
pueda obrar en la intimidad de nuestros corazones; para que los
enemigos puedan empezar a dialogar; para que los adversarios
puedan estrecharse las manos; y para que las personas puedan
encontrar entre sí la armonía. Para que todos puedan comprometerse
en la búsqueda sincera por la verdadera paz; para que se eliminen
todas las disputas, para que la caridad supere el odio, para que
el perdón venza el deseo de venganza.
Juan Pablo II.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria y
Oración por la paz de nuestro país, como el primer día.

TERCER DÍA

Señor, Dios de la paz, Tú que creaste a los hombres para ser
herederos de tu gloria, te bendecimos y agradecemos porque
nos enviaste a Jesús, tu hijo muy amado. Tú hiciste de Él,
en el misterio de su Pascua, el realizador de nuestra salvación,
la fuente de toda paz, el lazo de toda fraternidad. Te agradecemos
por los deseos, esfuerzos y realizaciones que tu Espíritu de paz
suscitó en nuestros días, para sustituir el odio por el amor,
la desconfianza por la comprensión, la indiferencia por la solidaridad.
Abre todavía más nuestro espíritu y nuestro corazón para
las exigencias concretas del amor a todos nuestros hermanos, para
que seamos, cada vez mas, artífices de la PAZ.
Acuérdate, oh Padre, de todos los que luchan, sufren y mueren
para el nacimiento de un mundo mas fraterno. Que para los hombres
de todas las razas y lenguas venga tu Reino de justicia, paz y amor.
Amen.
Papa Pablo VI.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria y
Oración por la paz de nuestro país, como el primer día.

CUARTO DÍA

Señor Jesucristo, que eres llamado Príncipe de la Paz,
que eres tú mismo nuestra paz y reconciliación, que tan a menudo
dijiste: “La Paz contigo, la paz les doy.” Haz que todos hombres
y mujeres den testimonio de la verdad, de la justicia y del amor
fraternal. Destierra de nuestros corazones cualquier cosa
que podría poner en peligro la paz. Ilumina a nuestros gobernantes
para que ellos pueden garantizar y puedan defender el gran regalo
de la paz. Que todas las personas de la tierra se sientan hermanos
y hermanas. Que el anhelo por la paz se haga presente y perdure
por encima de cualquier situación.
Beato Juan XXIII.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria y
Oración por la paz de nuestro país como el primer día.

QUINTO DÍA

Oh, Señor, Tú ves como por todas partes los vientos han estallado
y el mar se convulsiona con la gran violencia de las olas crecientes.
Ordena, te lo pedimos, que calmes los vientos y los mares.
Restaura la paz entre nosotros, esa paz que sólo tú nos puedes ofrecer
y restaura la armonía social.
Bajo tu mirada protectora y tu inspiración puedan los hombres
y mujeres volver al orden, venciendo la codicia, convirtiéndonos
en lo que debemos ser, reflejo del amor de Dios, de la justicia,
de la caridad con el prójimo, haciendo uso ordenado de todas las cosas.
Haz que tu reino llegue. Que todos puedan reconocer
que están sujetos a ti, y que deben servirte, porque eres la verdad
y la salvación; que sin ti, todo lo que se hace es en vano.
Tu ley, Señor, es justa y paternalmente bondadosa. Tú estás siempre
a nuestro lado con tu fuerza y tu poder abundante para ayudarnos.
La vida en la tierra es una guerra, pero tú ayudas al ser humano
a conquistar lo que necesita. Tú sostienes al débil y lo coronas
con la victoria.
Papa León XIII.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria y
Oración por la paz de nuestro país, como el primer día.

SEXTO DÍA

Señor,
hazme un instrumento de tu paz:
donde haya odio, ponga yo amor,
donde haya ofensa, ponga yo perdón,
donde haya discordia, ponga yo armonía,
donde hay error, ponga yo verdad,
donde haya duda, ponga yo la fe,
donde haya desesperación, ponga yo esperanza,
donde haya tinieblas, ponga yo la luz,
donde haya tristeza, ponga yo alegría.
Oh, Señor, que no me empeñe tanto
en ser consolado como en consolar,
en ser comprendido, como en comprender,
en ser amado, como en amar;
porque dando se recibe, olvidando se encuentra,
perdonando se es perdonado,
muriendo se resucita a la vida .
Amén.
San Francisco de Asís.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria y
Oración por la paz de nuestro país, como el primer día.

SÉPTIMO DÍA

Te suplicamos Oh Señor, Dios Nuestro; que pongas la Paz
del Cielo en los corazones de los hombres, para que puedas unir
a las naciones en una alianza inquebrantable, en el honor
de tu Santo Nombre. Purifícanos con la limpieza de tu Verdad
y guía nuestros pasos en santidad interior. Danos concordia y paz
a nosotros y a todos los seres vivos de la tierra,
como la distes a nuestros padres cuando te suplicaron,
con fe verdadera, dispuestos a obedecer al Santísimo
y Todopoderoso. Concede a los que nos gobiernan y nos conducen
en la tierra, un recto uso de la soberanía que les has otorgado.
Señor, haz sus criterios conformes a lo que es bueno
y agradable a ti, para que, utilizando con reverencia, paz y bondad
el poder que les has concedido, puedan encontrar favor
ante tus ojos. Sólo tú puedes hacerlo, esto y mucho más que esto.
Gloria a ti! Ahora y Siempre.
San Clemente de Roma.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria y
Oración por la paz de nuestro país, como el primer día.

OCTAVO DÍA

Señor, Dios nuestro, tú nos has elegido paras ser tus santos
y tus predilectos. Revístenos de sentimientos de misericordia
de bondad, de humildad, de dulzura, de paciencia. Ayúdanos
a comprendernos mutuamente cuando tenemos algún motivo
de queja. lo mismo que tú Señor, nos has perdonado.
Sobre todo, danos esa caridad, que es vínculo de perfección.
Que la paz de Cristo brille en nuestros corazones. Esa paz
que debe reinar en la unidad de tu cuerpo místico. Que todo
cuando hagamos en palabras o en obras sea en nombre
del Señor Jesús por quien sean dadas las gracias a ti Dios Padre
y Señor Nuestro Amén.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria y
Oración por la paz de nuestro país, como el primer día.

NOVENO DÍA

Señor Jesús, ten piedad de nosotros y concédenos la paz
y la unidad, no permitas que nos soltemos de tus manos y danos
un corazón capaz de amar como tú nos amas. María Madre
auxílianos en estas difíciles horas de la tribulación, sé nuestra fuerza
y consuelo. Cúbrenos con tu manto y que la sangre
de tu bendito Hijo nos proteja de todo mal, Ten piedad, Señor,
de nosotros, los que a ti nos encomendamos, te lo rogamos
por tus méritos y los de tu amorosa Madre. Ten piedad y sé nuestra
roca y baluarte. Señor, no mires nuestras miserias y pecados,
sino la fe de tu Iglesia que clama tu socorro. Madre Santa tú eres
nuestro comandante dirígenos por el camino que al Señor le agrada,
danos, Señora, las armas necesarias para hacer de este mundo
un espacio de amor misericordioso, donde ningún hermano sufra.
Te lo rogamos Señor por la intercesión de María Santísima,
por sus méritos te lo pedimos, a ti que vives y reinas por los siglos
de los siglos. Amén
Padre Nuestro, Ave María y Gloria y
Oración por la paz de nuestro país, como el primer día.


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