DEBO ORAR MÁS PERO NO LO LOGRO
La oración no es opcional y es el soporte de la gracia.
Los tres pilares de la Cuaresma son el Ayuno, la Limosna y la Oración.
Sinceramente, la única vez en que
muchos cristianos oran es cuando están en peligro inminente o en
necesidad desesperada de algún tipo o cuando van a misa, aunque sientan
la necesidad de hacerlo. Y esto es una grave equivocación, porque las
oraciones son como los cimientos de una casa, si no son firmes y
abundantes el edificio comenzará a resquebrajarse y pronto se caerá.
Pero incluso quienes oran a menudo suelen sentir que su oración no es suficiente o no es todo lo devota que quisieran.
Por esto es que la Cuaresma es el momento ideal para pedir a Dios la gracia de mejorar en la oración.
Fuentes: Documentos Católicos, catholicgentleman.net, www.vatican.va
La oración es el aliento de la vida espiritual. Sin ella, tu alma se ahoga y muere.
Es por eso que Jesús y los grandes santos de la Iglesia hacían
llamados tan urgentes para que oremos siempre y en todas partes. San
Pablo nos mandó a “orar sin cesar”. Jesús nos enseñó a “orar siempre y no perder el corazón”.
De hecho, la oración es tan importante que San Alfonso Maria Liguori dice: “Quien ora se salva ciertamente. El que no lo hace está ciertamente condenado”.
La oración es tan importante porque, porque nos demos cuenta de ello o no, somos esencialmente mendigos ante Dios. Todo
lo que necesitamos para ser personas virtuosas nos tiene que ser
dado. Nunca vamos a ser santos sin la gracia, y no hay otra manera de
obtener la gracia que a través de la oración.
¿Necesitas coraje? Pide por él. ¿Necesitas humildad? Pide por
ella. ¿Necesitas ser puro en un mundo lleno de tentaciones? Pide por
ello. ¿Estás tratando de superar un temperamento explosivo? Pide por
paciencia. Si no pides, nunca vas a recibir, es así de simple.
Nuestra Cuaresma será completamente desperdiciada si no estamos orando. El ayuno y la limosna simplemente se convertirán en fuentes de orgullo si no estamos acercándonos a ello en oración. No importa lo que estás planeando hacer en la Cuaresma, la oración debe ser lo primero en la lista.
CÓMO ORAR
Tal vez quieres construir la oración en tu Cuaresma, así como en tu
vida diaria, pero no sabes cómo. ¡Parece tan difícil quedarse quieto,
incluso 15 minutos y orar! Incluso si te las arreglas, no siempre estás
seguro de qué decir.
Es entendible porque todos luchamos con los mismos problemas.
La oración, como todo lo que vale la pena hacer, es dura. Sin
embargo, he aquí 5 consejos basados ??en los escritos de los santos que
nos ayudarán a orar.
1 – LA ORACIÓN DEBE SER SENCILLA
La oración es paradójica porque cuanto más dices, más difícil es decir lo que dices. Mantén tu oración sencilla, y la significación de cada palabra.
El Padre Nuestro, la oración perfecta, tiene siete peticiones
sencillas. Muchos de los primeros monjes incluso rezaban repitiendo una
palabra o frase, como el nombre de Jesús. La “Oración del Corazón”, que
es la más practicada en oriente dice simplemente
“Jesús, hijo de Dios, ten piedad de mí, pecador”.
Incluso esto se puede simplificar diciendo solamente e”Jesús”.
Si pasas 5 minutos diciendo “Jesús” una y otra vez con amor, sería mucho más rentable que una interminable lectura de oraciones de un libro de oraciones dichas con frialdad y sin sentir demasiado su significado.
2 – JUST DO IT; HAZLO YA, COMIENZA A ORAR AHORA
Los santos nos dicen que la mejor manera de aprender a orar es orando.
Un corredor de fondo no comienza correr maratones de fondo de la
mañana a la noche. Comienza con distancias más cortas que va alargando
con el tiempo. Lo mismo sucede con la oración.
No importa si no sientes que estás
logrando algo, o cuántas veces intentas orar y fallas. No importa con
cuántas distracciones tienes que luchar. Tienes que seguir, día tras día
o nunca vas a aprender a orar.
Simplemente pedir como los discípulos: “Enséñanos a orar”, es una gran oración para empezar.
3 – HAZTE UN TIEMPO INTENCIONAL PARA ORAR
Los monjes a través de los siglos han tenido horas específicas
reservadas para la oración, los conventos las tienen y muchos de
nosotros también, por ejemplo leyendo a sus horas la “Liturgia de las Horas”.
Mientras que la mayoría de nosotros probablemente no podamos rezar siete veces al día como los monjes lo hacen, debemos construir la oración en nuestra rutina diaria. Si no lo hacemos, nunca va a suceder.
Recomiendo orar 3 veces al día: de mañana, de tarde y de noche.
Por la mañana, ofrece tu día a Dios y pide las gracias que necesitas.
Al mediodía, renueva esta ofrenda de tu día y pide ayuda para perseverar en la virtud.
Por la noche, revisa tu día y confiesa tus pecados. Pide perdón y da gracias por las bendiciones que has recibido.
De nuevo, si no eres intencional acerca de la oración, nunca va a suceder.
4 – RECONOCE TU NECESIDAD DE LA GRACIA DE DIOS
Una cantidad de nosotros no oramos porque estamos satisfechos con nosotros mismos. Como
los fariseos del tiempo de Jesús, creemos que tenemos todo lo que
necesitamos, y vemos la oración como un favor que prestamos a Dios. Es
por eso que no queremos hacerlo.
En realidad, sin embargo, somos como el mendigo ciego Bartimeo de los Evangelios, completamente indefenso y necesitado.
Al igual que él, debemos reconocer nuestra impotencia, y en voz alta decir: “¡Jesús, hijo de David, ten piedad de mí!”.
Debemos examinarnos a nosotros mismos y pasar algún tiempo reconociendo nuestras propias debilidades.
Esto no sólo nos hace más humildes, también nos va a inspirar a pedir por ayuda, que es una de las mejores maneras de comenzar a orar.
5 – LOS FRUTOS DE LA ORACIÓN REQUIEREN PACIENCIA
Si estás esperando convertirte en un gran místico como San Juan de la Cruz durante la noche, eres un delirante.
Incluso si estás orando por algo específico, como una virtud o una necesidad temporal, debes tener presente que Dios casi nunca nos responde inmediatamente.
Si Él lo hiciera, pensaríamos en Él como en una máquina expendedora celestial, dispensando cada deseo nuestros cuando pulsamos los botones correctos.
No, Dios quiere que seamos pacientes y perseverantes en la oración. Como
la viuda en la Escritura que acosó al juez hasta que le concedió su
deseo, así hay que acosar a Dios en el buen sentido, pedir lo que
necesitas hasta que lo consigas.
Claro que Dios tampoco dispensa siempre lo que crees que necesitas;
Él te lo podrá entregar en algún momento, dejarlo para más adelante
cuando realmente lo necesites y dé fruto para tu alma, o sencillamente
no dártelo porque no te conviene.
EN CONCLUSIÓN
Se han escrito volúmenes acerca de la oración, y esto sólo es algo mínimo que se puede decir de ella.
El punto es que debes comprender que la oración no es opcional.
Te vas a perder la Cuaresma y tu vida si no estás orando.
Toma en serio y hazla parte de tu vida cotidiana a partir de esta Cuaresma.
Es la manera de desarrollar la virtud, la santidad y la comunión con nuestro Padre Celestial.
¿Cuáles son tus mayores luchas para orar?
¿Cómo piensas orar más en esta Cuaresma?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
GRACIAS POR TU COMENTARIO, PRONTO ESTAREMOS COMUNICANDONOS CONTIGO...
CON AMOR, MARIAM...