EL OCASO DE LA IZQUIERDA MUNDIAL
El 2014 será recordado como el año en que la izquierda internacional se
reveló al mundo como un “ídolo con pies de barro”: auge de control de
los centros internacionales de poder, mientras que su base se descompone
y diluye inexorablemente.
© Alejandro Ezcurra Naón
El gigantesco ídolo bíblico que aterró en sueños al rey Nabucodonosor (Daniel II, 29-42) tenía “cabeza
de oro fino; su pecho y sus brazos, de plata; su vientre y sus muslos,
de bronce; sus piernas, de hierro; sus pies, en parte de hierro y en
parte de barro cocido”.
El oro de la cabeza y la plata del
pecho podrían hoy simbolizar el poderío financiero y económico universal
de las fuerzas opuestas al orden cristiano; el bronce y el hierro, su
dominio político y su poder militar; pero los pies de barro, símbolo de
fragilidad, expresan adecuadamente la pérdida de respaldo que esas
fuerzas sufren en su base, la opinión pública.
Esta gangrena se da
no sólo en el campo político, sino también en el de las costumbres,
donde la obstinación revolucionaria en legitimar aberraciones como el
crimen de aborto o las uniones homosexuales genera creciente descontento
y rechazo.
Francia: la izquierda en vías de “desaparecer”
François Hollande, presidente socialista francés. |
Buen
indicio de esto es la situación de las izquierdas a nivel mundial. En
Francia, las últimas elecciones municipales prácticamente barrieron al
Partido Socialista (PSF) del tablero político, y el presidente François
Hollande alcanzó una tasa de impopularidad histórica.
La crisis es
tan seria que el Secretario general del PSF y actual primer ministro,
Manuel Valls, advirtió en el congreso de su partido que “la izquierda puede desaparecer” en el país.
Este
fatal declive es atribuido en buena medida al rechazo de la población
francesa al “Matrimonio para todos”, lema con el cual Hollande quiso
imponer las seudo-bodas homosexuales y todo el paquete de la llamada Ideología de género. De ese rechazo germinó en 2012 el movimiento de raíz católica La Manif pour Tous - LMPT (“La Manifestación para Todos"), cuya vitalidad y persistencia están desconcertando a todos los analistas políticos.
Uno de estos, el socialista Gaël Brustier, en su reciente best-seller El mayo de 68 conservador , muestra que el éxito de los “cathos”
(católicos) de LMPT en la “batalla cultural” se debe a que ese
movimiento propone no sólo la defensa de familia, sino una visión
abarcativa del mundo, “a la vez antimoderna y postmoderna”, de fondo
religioso.
Obama: derrotas en serie, propensiones totalitarias
Cruzando
el Atlántico, la credibilidad del presidente de los Estados Unidos,
Barak Obama, está hoy por los suelos. Del aura de “Mesías” con que se le
adornó al ser elegido en noviembre de 2008, sólo resta un generalizado
desencanto.
- Barack Obama
Ya
a comienzos de 2014 Obama tenía un 62% de rechazo, debido a sus
iniciativas izquierdistas tanto en el campo interno como exterior. Pero
en las elecciones de noviembre pasado, fue la debacle: su partido perdió
la mayoría en el Senado, aumentó su desventaja en la Cámara de
Representantes ya controlada por los republicanos, y perdió la mayoría
de los gobernadores. Fue la mayor derrota de un presidente en casi 100
años, desde la posguerra de 1918.
El diario “Le Figaro” interpretó con razón este resultado como un verdadero plebiscito, que el socialista “El País” calificó de “destrozo” y “noche fatídica” para Obama y los demócratas.
El mandatario reveló entonces cuán sinceras son sus convicciones
democráticas: carente de mayoría en el Congreso, anunció que pasará a
gobernar por decreto. Y ya lo hizo en dos temas sensibles, la
inmigración y las relaciones con Cuba (en este último caso, contando con
la sorprendente ayuda del Vaticano). Con ese sesgo totalitario se
distancia más aún del norteamericano medio, y su eclipse político está
sellado.
Con Venezuela en ruinas, se agota el “socialismo bolivariano”
En
América Latina la situación de los secuaces de Marx no es menos dura.
El “socialismo bolivariano” de Chávez y Maduro ha llevado a Venezuela a
una situación que bordea el colapso social y económico, agravada por la
caída del precio del petróleo. La sufrida población venezolana padece
carencia de alimentos y bienes de consumo, una infraestructura obsoleta y
servicios básicos ineficientes; la inflación oficialmente reconocida
para 2014 se disparó al 64%; la economía está en recesión, con fuerte
contracción del PBI durante tres trimestres consecutivos (-4,8, -4,9 y
-2,3% respectivamente). Hasta la producción de crudo está cayendo por
falta de renovación de equipos.
En lo social, la empobrecida Venezuela parece un país en guerra civil. En 2014 hubo 25 mil asesinatos
en el país, cifra récord que significa una tasa 82 homicidios por cada
100 mil habitantes —la 2a más alta del mundo—, a pesar de los alardeados
planes para contener la criminalidad, anunciados el año anterior por el
presidente Nicolás Maduro.
Teniendo solamente fracasos y ruinas
para exhibir al mundo, la posición política del chavismo pierde piso; y
con ella se evapora su pretensión de propagar su dantesco “socialismo
del siglo XXI” por América Latina.
Por ejemplo la “Alianza
Bolivariana para los pueblos de América” - ALBA, creada por el dúo Hugo
Chávez-Fidel Castro hace exactamente 10 años con bombos, platillos y
petrodólares a discreción —muchos de los cuales cayeron en oportunistas
bolsillos de peruanos bien conocidos— agoniza ahora sin pena ni gloria, a
la par de sus creadores: uno de estos, Chávez, ya fue inesperadamente
llamado al tremendo juicio de Dios: el otro, Fidel, está a un paso de
hacerlo...
En Argentina, el gobierno de Cristina Fernández de
Kirchner, aliado de Venezuela, también enfrenta una situación de crisis
debida a su mal disimulado extremismo izquierdista: una economía ahogada
por infinidad de controles –de precios, cambiales, laborales, etc.– y
exorbitantes impuestos; inflación descontrolada (40%, la mayor después
de Venezuela), la producción industrial cayendo mes a mes, y la
corrupción campeando en las esferas de gobierno. La pobreza crece sin
parar, mientras el gobierno maniobra desesperadamente para apoderarse de
la justicia y evitar así la catarata de procesos por enriquecimiento
ilícito que lo tienen acorralado.
De izq. a der.: Raúl Castro, Cristina Kirchner y Nicolás Maduro |
Perú: una izquierda sin referentes, sin llama y sin rumbo
¿Y
nuestra izquierda criolla? El caso de la ex alcaldesa de Lima Susana
Villarán refleja bien su situación actual. Ocultando su extremismo
ideológico, ella logró ser elegida hace 4 años, por muy estrecho margen.
Pero sobrestimó sus posibilidades, imaginando que podría aplicar sin
más su radicalismo revolucionario. Ni bien asumió el cargo aumentó
considerablemente el personal municipal, dando guarida a cientos de
elementos LGBT y pro aborto, y buscó imponer a como dé lugar las
reivindicaciones de éstos, tales como la infame “ordenanza Sodoma”, que no resistió al incontenible rechazo popular.
En
lo administrativo su gestión fue desastrosa, cometiendo errores de una
ridiculez tragicómica (las ideologías no sirven para administrar...).
Obstinada, postuló a la reelección y sufrió una estrepitosa derrota. Su
carrera política –para alivio de los sufridos limeños— está concluida.
Toda
la izquierda peruana parece estar en el mismo camino. Los elementos más
en foco de esa corriente envejecen sin que aparezca un relevo
generacional. Por ejemplo la ex-PUCP, que desde los años 60 fuera el
foco irradiador de la Teología de la Liberación y la cantera exclusiva
del marxismo caviar (y más tarde, también un vivero de revolución cultural), actualmente enfrenta un problema insoluble, que es el de toda la izquierda universal: la llama revolucionaria se está apagando.
¿Hay salida para la izquierda?
Es
que hoy, los vientos de la Historia soplan en sentido opuesto. Uno tras
otro, todos los vaticinios “científicos” de Karl Marx sobre la marcha
irreversible del mundo hacia el comunismo son desmentidos por la
realidad. El infalible “profeta” de la Revolución, como Marx era
presentado, va quedando así reducido a su verdadera estatura, la de un
charlatán.
¿Y quién podrá remediar esta situación? La izquierda internacional ensaya la única salida posible: valerse de elementos eclesiásticos alineados con la Teología de la Liberación y congéneres, para poder arrastrar a los católicos hacia posiciones revolucionarias.
¿Lo
logrará? Por ahora no hay señales de ello. El ejemplo de nuestro vecino
gigante, el Brasil, parece sugerir que esta estrategia camina también
hacia el fracaso.
El ídolo con pies de barro queda expuesto, así, a desplomarse a breve plazo. |
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