miércoles, 10 de agosto de 2016

DE BRUJO A DIÁCONO PERMANENTE

UNA LLAMADA DE CONVERSIÓN EN VENEZUELA
El Diácono permanente Henry Tovar Mendoza, quien sirve en la Diócesis de Guarenas, Venezuela, llegó a este ministerio a través de un sinuoso camino de conversión que lo sacó de la práctica de la brujería y la adivinación y le concedió el milagro que nunca pudo obtener por *medios preternaturales*: tener un hijo.
Fuente: GP


Precisamente el anhelo de Henry y su esposa Bárbara por concebir un hijo los motivó a buscar ayuda en el lugar equivocado: "Bárbara y yo nos refugiamos en la brujería", narró Mendoza, según informó Religión en Libertad. El recurso al espiritismo llevó al hombre a convertirse en médium de un espíritu que se identificaba como "el indio Guaicaipuro" y a su esposa en médium de una entidad que se presentaba como la "india Rosa".
 
A pesar de que su casa se convirtió en un centro de brujería en el cual realizaban varios tipos de prácticas de adivinación, la pareja nunca logró tener hijos durante nueve años de superstición y ocultismo. En 1982, un hombre invitó al espiritista a realizar un Cursillo de Cristiandad. "Fui en contra de mi voluntad ya que tenía programado un viaje a Sorte", explicó, al tiempo que comentó que su esposa asistió una semana después "a regañadientes". El Cursillo de Cristiandad obtuvo en ellos un efecto notable: renunciaron a las prácticas de brujería. En la parroquia de Nuestra Señora de Coromoto, ofrecieron al sacerdote trabajar para Dios.

"Al mes de haber salido del cursillo de cristiandad, el Señor Dios nos premió con la bendición del embarazo de nuestro primer hijo, José de Jesús", recordó Mendoza. Tras trabajar con los sacerdotes en las parroquias, el P. Fernando Moreta lo motivó a formarse y en 1990 fue ordenado Diácono permanente. "Me ha llenado de mucho entusiasmo haber casado a mis hijos, sacramentos que igualmente he conferido a mis sobrinos", afirmó, "además de bautizar y darles la primera comunión a mis nietos".

 
DIOS CONTIGO


NOTA
* Son los que están por encima de la naturaleza humana, pero no por encima de otras naturalezas creadas.
Un ejemplo nos explicará esto. El don de la inmortalidad, está por encima de la naturaleza humana, pues todo ser material naturalmente debe morir, pues la materia es de suyo corruptible.  Pero no está por encima de la naturaleza angélica, porque los espíritus no tienen germen de corrupción o muerte.
La inmortalidad, pues, que es un don natural para el ángel, es don preternatural para el hombre


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